Buenos Aires, 10 septiembre (PR/19) — La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto a los Ministerios de Relaciones Exteriores y Culto y de Agricultura Ganadería y Pesca de la Argentina trabajan juntos en cultivos alimentarios.

Llevaron a cabo una jornada para introducir a los actores nacionales en el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación (TIRFAA) y discutir la forma en la que se puede aplicar en el país.

El tratado de semillas, como se lo conoce popularmente,  tiene por objetivo la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación.  

Agrupa a 146 países que colaboran para salvaguardar y compartir de forma más fácil y justa semillas de cultivos tan importantes como el trigo, el maíz, el arroz y la papa, entre otros. 

 Argentina ya es beneficiaria de un proyecto de conservación financiado por el Fondo de distribución de beneficios, a cargo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

La jornada contó con la apertura a cargo del jefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, Santiago del Solar y  Álvaro Toledo, oficial técnico de la Secretaría del tratado en Roma. 

En tanto, la actividad  consiguió generar un espacio de intercambio entre más de 60 actores nacionales e internacionales involucrados en la temática. 

 No hay países que sean autosuficiente en materia de semillas para la agricultura. Los integrantes del Grupo Regional de América Latina y el Caribe (GRULAC) presentan altos niveles de dependencia sobre cultivos que tienen su origen en otras partes del mundo.

De acuerdo con los estudios realizados por la FAO:  Argentina tiene un nivel de dependencia de entre el  89%-95%, Chile 86%-94%, Colombia 84%-94%, México 45%-59%. 

Para cooperar en este sector establecieron en 2001 el Tratado Internacional gracias al cual, desde 2007 Argentina ha recibido 117.351 materiales de cultivos como trigo, arroz, garbanzos, maíz y lentejas de otras partes del mundo.

El Tratado  hace hincapié en la contribución que los agricultores han realizado al desarrollo de la riqueza mundial de los recursos filogenéticos. Además, remarca la importancia de proteger los conocimientos tradicionales del sector, aumentar la participación en los procesos de adopción de decisiones nacionales y garantizar que compartan los beneficios procedentes del uso de dichos recursos.

La mayor parte de los alimentos del mundo provienen de cuatro cultivos principales: arroz, trigo, maíz y papa. Sin embargo, otros cultivos tradicionales de cada país o región, configuran una fuente de alimentos y nutrición para cientos de millones de personas. El Tratado contribuye a maximizar la utilización y mejoramiento de todos los cultivos y promueve tanto el desarrollo como la conservación de diversos sistemas agrícolas y alimentarios.

Participaron de la jornada, los presidentes del INASE, Raimundo Lavignolle y del INTA, Juan Balbín; el oficial a Cargo de la Representación de FAO Argentina, Francisco Yofre,  el subsecretario de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Pablo Beltramino; el subsecretario de Agricultura de la cartera agropecuaria nacional, Luis Urriza; el director Nacional de Producciones Sostenibles Nicolás Lucas y Manrique Altavista, de la Dirección de Asuntos Ambientales de Cancillería, entre otros representantes de las provincias y el sector privado.

El encuentro continúa de hasta el jueves con un taller regional orientado a la temática con más de 25 representantes de países de la región involucrados y que compartirán sus experiencias hasta la fecha.

 Se trata de un encuentro regional preparatorio para la octava reunión del Órgano Rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación, que se realiza en noviembre en Roma, donde celebrará sus primeros 15 años de operaciones. 

 Hasta la fecha ha facilitado la transferencia de 5,4 millones de materiales de cultivos a nivel mundial y entrenado directamente a 52.900 agricultores en 45 países en colaboración con 270 instituciones asociadas.

 Fuente: FAO
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