En Estados Unidos, hay un proyecto para elevar considerablemente el corte obligatorio del gasoil con biodiésel. Si se concreta la iniciativa, podría sacudir el mercado de Chicago, con el consiguiente impacto en las cotizaciones de la oleaginosa en el resto del mundo.
Buenos Aires, lunes 30 junio (PR/25) — El negocio internacional de la soja está incubando una bomba de alcances todavía no definibles, pero que podría tener fuertes repercusiones en las cotizaciones de la oleaginosa a nivel mundial.
Concretamente, en Estados Unidos se analiza una propuesta para incrementar considerablemente en corte de gasoil con biodiésel.
De concretarse, la iniciativa tendría un fuerte impacto en la demanda de la oleaginosa, lo que a su vez tendría su correlato en los precios de los granos, aceite y harina de soja en el mercado de Chicago.
Propuesta
La propuesta es impulsada por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) y contempla un aumento considerable de los volúmenes de biodiésel y diésel renovable que se utilizarán para mezclar con los combustibles fósiles a partir de 2026.
Concretamente, la entidad sugiere incrementar en 67% el volumen de biocombustibles mezclados en el diésel, pasando de 12,7 millones de metros cúbicos litros previstos para 2025 a 21,2 millones de metros cúbicos proyectados para 2026.
De confirmarse, sería el mayor aumento jamás registrado en la mezcla obligatoria de diésel en Estados Unidos, lo que marcaría una nueva era en el uso de combustibles alternativos en ese país.
Mercados
“En los últimos días, los mercados del complejo de la soja se han visto afectados por la nueva propuesta de mezcla obligatoria de biocombustibles en Estados Unidos”, destaca la consultora Hedgepoint Global Markets.
“Aunque la propuesta se encuentra todavía en las primeras fases del proceso de aprobación, el mercado ya ha comenzado a especular sobre los posibles impactos”, agrega.
Los potenciales impactos se han notado en los marcos de oferta y demanda del complejo de la soja estadounidense (soja, harina de soja y aceite de soja).
Tal situación se “ha traducido en importantes movimientos en los contratos de futuros en Chicago, que deberían continuar al menos hasta agosto, cuando entrará en juego una nueva fase del proceso”, destaca la consultora.
«La EPA recibirá opiniones y comentarios sobre el tema hasta el 8 de agosto. Después, deberíamos tener noticias sobre el progreso de la propuesta», afirma la consultora.
Volúmenes
La capacidad de trituración de soja en Estados Unidos asciende actualmente a 69,4 millones de toneladas, según datos de la Asociación Americana de la Soja (ASA).
Ya hay proyectos en marcha (y otros que se sumarían en los próximos meses) para aumentar la capacidad, que incluyen ampliaciones en plantas existentes y la construcción de nuevas plantas en Dakota del Sur, Kansas, Illinois, Ohio y Luisiana.
Estos proyectos, si se completan antes de 2026, deberían aumentar en 5,1 millones de toneladas/año la capacidad de trituración Estados Unidos, pasando de los 69,4 millones actuales a 74,5 millones de toneladas en 2026.
Buenos Aires, viernes 27 junio (PR/25) — El Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que luego de una semana prácticamente sin lluvias, la siembra de trigo alcanzó un progreso intersemanal de 12,4 p.p.cubriendo a la fecha el 72,7 % del área proyectada en 6,7 millones de hectáreas (MHa).
Las buenas condiciones climáticas permitieron acelerar las labores en regiones particularmente demoradas por excesos hídricos, como el Núcleo Sur y el Centro de Buenos Aires, que han logrado reducir estos retrasos respecto al promedio del último quinquenio de 18 y 22 p.p. a 3 y 12 p.p. respectivamente.
No obstante, el ritmo de siembra en otras zonas de mayor relevancia para la producción del cereal refleja un adelanto en la siembra nacional de 4,1 p.p. respecto a igual período.
En cuanto a la fenología, ya se observan los primeros lotes del norte del país transitando macollaje bajo una buena condición de cultivo, ligada a una reserva hídrica comparativamente más adecuada.
Por su parte, con un progreso interquincenal de 26,1 p.p., la siembra de cebada ya cubre el 50,8 % de las 1,3 MHa
proyectadas para la campaña 2025/26.
Las labores presentan una demora interanual de -12 p.p. a nivel nacional. Esto se debe principalmente a las demoras ocasionadas por la falta de piso sobre el Norte de La Pampa – Oeste de Buenos Aires, Núcleo Sur y Centro de Buenos Aires que representan el 27 % del área proyectada. Asimismo, el avance en el sur del área agrícola se mantiene fluido, evitando una mayor caída interanual en el ritmo de implantación nacional.
En los principales núcleos cebaderos del sur, ya se ha sembrado más del 50 % de la superficie prevista, en un contexto
de buenas condiciones hídricas que favorecen el desarrollo de las tareas.
Luego de un progreso intersemanal de 1,8 p.p., la cosecha de soja a nivel nacional cubre el 98,3 % de la superficie
apta.
Se continúa registrando una demora interanual de -1.3 p.p. El rinde promedio nacional se ubica en 29,8 qq/Ha,
un 15 % superior al promedio de las últimas cinco campañas, pero de tan sólo un 4 % si no se considera la 2022/23.
Por su parte, se ha avanzado sobre el 99,4 % de la soja de primera, resta avanzar principalmente sobre el NEA, Norte
de La Pampa-Oeste de Buenos Aires y Centro de Buenos Aires.
El rinde medio para la soja de primera se ubica en 31,5 qq/Ha. Por su parte, luego de un progreso intersemanal de 4,1 p.p., la cosecha de soja de segunda cubre el 95,2 % de la superficie apta.
Próximo a finalizar las labores sobre el Centro-Este de Entre Ríos y finalizadas en el Núcleo Sur, se continúan registrando buenos rendimientos para la soja de segunda. Bajo este contexto sostenemos nuestra producción en 50,3 millones de toneladas (MTn).
Por último, la cosecha de maíz con destino grano registró un avance intersemanal de 5,7 p.p., alcanzando el 55,3 %
del área apta a nivel nacional. El rendimiento promedio relevado se ubica en torno a los 77,1 qq/Ha.
En la provincia de Córdoba, las labores comienzan a generalizarse sobre los planteos tardíos, con un avance semanal de 11 p.p. que eleva el progreso total al 44,3 % del área estimada. El rinde medio alcanzado es de 79,9 qq/Ha, lo que implica una
mejora del 21 % respecto al ciclo 2023/24.
No obstante, la significativa reducción en el área sembrada en la región limita el impacto sobre el volumen de producción, estimándose un aporte similar al del ciclo anterior. Por el contrario, en el centro y oeste de Buenos Aires, la cosecha de lotes tardíos continúa demorada debido a los excesos hídricos persistentes.
Esta situación genera un retraso interanual de 16,5 p.p. En este contexto, se mantiene la proyección de producción nacional en 49 MTn, lo que representa una caída del 5 % en comparación con el ciclo anterior (producción campaña 2023/24: 51,6 MTn).
Entre Ríos, viernes 27 junio (PR/25) — Durante la campaña 2024/25, la superficie destinada al cultivo de soja registró un incremento interanual del 18 % en la provincia de Entre Ríos.
Por lo tanto, el ciclo 2024/25 se posicionó como el de mayor superficie sembrada en relación a los últimos nueve años, con 1.285.100 hectáreas (ha).
Así reportó el Sistema de Información de Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER), quien además consideró que la expansión de la superficie cultivada con la oleaginosa se vinculó directamente con la retracción en el área destinada al cultivo de maíz, la cual estuvo motivada principalmente, por el temor a la propagación de la chicharrita del maíz y las enfermedades asociadas a su presencia.
El escenario climático del verano se presentó bajo un Pacífico Ecuatorial en estado de neutralidad, con un marcado déficit hídrico en enero, pero con abundantes precipitaciones en febrero y valores normales para marzo. Por lo tanto, la oleaginosa recorrió su periodo crítico con reservas hídricas de adecuas a óptimas en la mayor parte del territorio, lo cual quedó plasmado en rendimientos calificados de buenos a muy buenos.
El rendimiento promedio provincial experimentó una variación interanual del 15 % (355 kg/ha) y en relación al promedio del último lustro el incremento fue del 45 % (831 kg/ha) y se ubicó como el cuarto más elevado de los últimos 25 años. El rinde promedio fue de 2.681 kg/ha.
La producción de soja del ciclo 2024/25 fue de 3.444.725 toneladas (t), la tercera más importante desde el ciclo 2000/01, con un crecimiento interanual del 36 %, lo cual representó un plus de 915.315 t.
PRODUCCIÓN DE SOJA A NIVEL DEPARTAMENTAL
En esta campaña, según reporta el SIBER, los mayores rendimientos promedio se concentraron en los departamentos de Victoria, Gualeguay, Gualeguaychú y Diamante. Por otra parte, los más bajos se registraron en Concordia, San Salvador y Federal.
Desde el punto de vista de la producción total, Gualeguaychú se posicionó como el principal departamento productor, ya que concentró el 15 % del total provincial, seguido por Paraná con el 12 % y Uruguay con el 11 %.
Primicias Rurales
Fuente: Sistema de Información de Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER)
Córdoba, jueves 26 junio (PR/25) — En los últimos 25 años, los rindes del maní en Córdoba se duplicaron. Pasaron de 2000 kilos por hectárea en caja a superar los 4000. Este avance fue resultado del trabajo conjunto entre el INTA y empresas como AGD, que lograron llevar el conocimiento técnico desde los laboratorios al lote. Detalles de un modelo que busca potenciar al sector productivo.
Con un enfoque territorial y colaborativo, el INTA impulsa un modelo de innovación basado en redes entre actores públicos y privados. Este esquema de articulación permite responder a las necesidades del sector productivo, orientar la investigación hacia demandas reales y acelerar la transferencia tecnológica al campo. En los últimos 25 años, los rindes del maní en Córdoba se duplicaron y pasaron de 2000 a más de 4000 kilos por hectárea. Este avance es el resultado del trabajo conjunto entre el INTA y empresas como AGD.
“Trabajamos con un modelo interactivo de innovación que nos permite vincularnos con empresas chicas, medianas y grandes. El INTA es una institución de servicio, y ese servicio se canaliza a través de convenios de colaboración técnica”, explicó Juan Cruz Molina Hafford, director del Centro Regional Córdoba del INTA.
En ese entramado de relaciones, el INTA también puede pensarse en términos empresariales, en el sentido de que emprende junto a otros. “Como empresa del Estado, contribuimos con esta energía del conocimiento que se transforma en soluciones”, definió.
En los últimos 25 años, los rindes del maní en Córdoba se duplicaron gracias al trabajo conjunto entre el INTA y empresas como AGD. “Eso no fue casualidad, es producto de una actividad público-privada bien gestionada”, aseguró Carlos Alberto Marescalchi, gerente de Producción Agropecuaria de AGD.
El vínculo entre AGD y la Agencia de Extensión Rural INTA General Cabrera comenzó a fines de los años 80 a través del especialista Ricardo Pedelini, cuando el cultivo se enfrentaba las enfermedades del suelo —Sclerotium rolfsii, Sclerotinia spp. y Fusarium spp.— que prácticamente lo habían hecho desaparecer. En ese contexto, AGD y el INTA Cabrera iniciaron un trabajo exploratorio con el objetivo de recuperar la productividad.
Mientras desde el INTA se estudiaban las enfermedades, AGD y el INTA General Cabrera demostraron que con rotaciones largas y labranza mínima se podía convivir con las enfermedades. El enfoque permitió desarrollar tecnologías de procesos de costo cero, que se fueron consolidando con el tiempo. Este fue el inicio de un camino más amplio. A partir de los convenios de vinculación tecnológica, AGD participó activamente en el desarrollo de nuevas variedades.
El trabajo conjunto se fortaleció con un lote demostrativo en el INTA Manfredi, donde los equipos científicos realizan cruzamientos y multiplicaciones y evalúan diferentes tecnologías. “Sumamos unas 40 hectáreas donde se pueden desarrollar los ensayos. Ya llevamos cuatro años de trabajo con resultados muy interesantes”, señaló Marescalchi.
La articulación público-privada también abarcó la mecanización agrícola. En conjunto se modificaron los sistemas de siembra, arrancado y trilla. “El maní tiene los frutos bajo tierra. Primero se arranca la planta y se la deja orear entre 7 y 15 días. Después se hace la trilla con la cosechadora”, explicó.
Además, a partir de investigaciones, se compararon los factores abióticos, como temperatura y radiación, y se determinó que nuestra región recibe más energía por el largo de los ciclos. “A partir de este trabajo el equipo de AGD adoptó un sistema de arrancado profesional, midiendo la madurez de las cajas, lo que permitió atrasar la cosecha de 150 a 170-180 días. Con un buen control sanitario y de malezas, y una siembra adecuada, logramos rinde de 8000 kilos por hectárea”, afirmó.
Finalmente, subrayó la importancia del maní como motor económico regional. “Desde la producción hasta la exportación, el maní genera valor y empleo”, concluyó.
Buenos Aires, miércoles 25 junio (PR/25) — Tras una primera publicación orientada a comparar precios de bienes y servicios de consumo final entre países, el IERAL amplía ahora su análisis hacia un eje clave de la competitividad: el costo de producir granos. Este nuevo estudio compara precios de insumos y equipos agropecuarios en Argentina frente a los de otros países relevantes de la región y del hemisferio norte, bajo una metodología similar.
Se trata de una dimensión poco explorada en los análisis habituales sobre competitividad agropecuaria. Mientras que es frecuente medir la competitividad del sector desde el lado de los ingresos (comparar precios internos de los granos, tipos de cambio efectivos), son pocos los estudios que exploran los costos de producción (insumos, servicios, bienes de capital). Se sabe que el sector agropecuario argentino presenta serias desventajas en la comparación internacional por el lado de los ingresos, puesto que ninguno de sus competidores castiga la exportación de granos y derivados con impuestos a la exportación (“retenciones”), pero poco se conoce acerca de cómo se posiciona en materia de costos.
La información sobre este frente es escasa, en parte por los desafíos que implica su relevamiento:
En primer lugar, porque no existen bases de datos secundarias estandarizadas que permitan acceder de forma directa y sistemática a los precios de similares productos en distintos países, lo que obliga a recurrir a fuentes de información primarias y estrategias de relevamiento específicas, de tipo caso por caso.
En segundo lugar, porque a diferencia de los bienes de consumo masivo —para los cuales es relativamente más sencillo identificar productos similares en distintos países— los insumos agrícolas dependen de una cantidad diversa de factores (calidad y composición de los suelos, clima y tipos de cultivos predominantes, tecnología aplicada en los establecimientos, presencia de plagas específicas, regulaciones sobre el uso de determinados productos -ej. agroquímicos-, infraestructura y logística disponible para la distribución, etc.), que pueden ser significativamente distintos en cada país, lo que dificulta la elección de productos homogéneos para incluir en la comparación.
En tercer lugar, por ciertas limitaciones en las conclusiones a las que se puede arribar a partir de los resultados obtenidos. En efecto, aun cuando se logren salvar los dos puntos anteriormente mencionados, es decir, se pueda recolectar información confiable sobre precios de insumos comparables en distintos países, a menos que se conozcan las tecnologías específicas de cada país (dosis de cada insumo por unidad de medida, eficiencia con que se utilizan, etc.), la información obtenida puede ser insuficiente como para inferir linealmente el nivel de los costos a los que producen cada uno de ellos. Para que se entienda este punto, un fertilizante puede ser utilizado y costar lo mismo en dos mercados (Brasil y Argentina), pero ello no implica necesariamente que costará lo mismo fertilizar los cultivos en estos dos países, dado que factores como la composición de los suelos y el clima de cada país influirán en las dosis efectivas de fertilizante (cantidad de litros o de kilos por hectárea) que son necesarias para lograr rendimientos similares en un determinado cultivo (toneladas de grano por hectárea). Estas diferencias y distintos parámetros de eficiencia determinarán en definitiva el costo final de fertilizar en cada país, aun cuando el insumo cueste lo mismo.
Para ver la comparación completa por productos ingresar acá.
A pesar de estas complejidades, IERAL logró relevar precios en mayo para cinco países: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. El estudio abarca un total de trece bienes y servicios, clasificados en seis grupos: fertilizantes, herbicidas, fungicidas, transporte de carga, combustible y maquinaria (ver Tabla 1, precios expresados en dólares).
En términos generales, los resultados muestran que Argentina es más cara en dólares que los otros países en la mayoría de los 13 productos relevados, en concreto: es más cara en el 85% de los casos con respecto a Brasil (en 11 de los 13 productos); en el 69% de los casos con respecto a Paraguay (9 productos); en el 77% de los casos con respecto a Uruguay (10 productos); y en el 62% de los casos con respecto a Estados Unidos (8 productos).
Sin embargo, salvo excepciones, no se observan grandes brechas entre los precios que se pagan en Argentina con relación al promedio de los otros cuatro países: los fertilizantes resultan entre 3,3% promedio más caros en Argentina; herbicidas un 7,8%; fungicidas un 1,4% y los combustibles (gasoil grado 2) un 11% más caros. Las excepciones que se encontraron fueron: 1) transporte de cargas (flete granario por camión de 400 kilómetros), donde Argentina resulta un 23% en promedio más cara que el resto de los países, con una tarifa de USD 35,7 por tonelada kilometro (un nivel muy similar, levemente inferior al de Uruguay USD 37,1 tonelada kilometro); y 2) maquinaria agrícola, particularmente en tractores, donde Argentina se ubica 27% más cara que el promedio de los otros países, y en menor medida en cosechadoras, donde la brecha no llega al 10%.
En suma, Argentina exhibe precios un poco más altos en dólares para la mayoría de los insumos relevados, incluso tratándose de bienes comercializables internacionalmente. Esto revela la existencia de distorsiones que encarecen la producción agropecuaria. Entre los factores explicativos pueden encontrarse: los resabios de las restricciones cambiarias, cargas impositivas acumulativas, regulaciones laborales muy rígidas, elevados costos logísticos internos, menor escala operativa y un contexto de mayor incertidumbre y volatilidad. Estos elementos, en conjunto, limitan el funcionamiento pleno de los mecanismos de arbitraje de precios y restan competitividad.
Teniendo en cuenta que el gobierno ha logrado avances importantes en materia de estabilización macroeconómica y cambiaria, los desafíos de mediano plazo en términos de competitividad se trasladan al terreno microeconómico. Allí, el foco debe estar en mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y factores, reduciendo las distorsiones generadas por una trama de regulaciones, impuestos y regímenes laborales centralizados, diseñada en su momento para un tipo de organización económica —colectivista, burocrática e intervencionista— que no arrojó buenos resultados en términos de crecimiento y desarrollo. Ese esquema debe dar paso a otro, que otorgue mayor libertad a los agentes privados para adaptar sus decisiones y organizar sus actividades productivas, de cualquier tamaño, en cualquier sector y región del país, en función de los recursos disponibles y las demandas locales e internacionales.
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Por caso, no hay dudas que los costos de insumos y equipos agropecuarios locales están exacerbados por impuestos sobre ventas como Ingresos Brutos o tasas municipales sobre facturación de empresas, que otros países no aplican, y que al no reconocer como crédito el impuesto que las empresas pagan en sus compras, van generando el pago de impuesto sobre impuesto, y un sobrecosto que se traslada a los precios de los bienes a medida que estos recorren la cadena de valor. Avanzar en la sustitución de este tipo de tributación por impuestos más neutrales (caso del IVA) y en reformas en las otras áreas antes mencionadas, puede ser muy importante para acortar brechas de precios con los países con los que compite la producción local.
Dicho esto, no debe perderse de vista que el principal problema de la competitividad del sector agropecuario se encuentra por el lado de los ingresos y no de los costos, debido a que en Argentina los productores enfrentan derechos de exportación que reducen de forma directa el precio efectivo que reciben por sus productos, lo que tampoco ocurre en los demás países analizados.
Así, el agro argentino compite en el mercado internacional con una ecuación que está desequilibrada: insumos más caros y precios de venta más bajos. Superar este “doble castigo” resulta fundamental para recuperar competitividad y aprovechar plenamente el potencial productivo del sector.
¹ Lamentablemente no se ha logrado conseguir información comparable para el caso de los insecticidas, productos cuya composición química se encuentra en general sujeta a diversas regulaciones locales que dificultan la armonización de los precios.
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Buenos Aires, miércoles 25 junio (PR/25) — Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet, en colaboración con la Universidad de Trento (Italia), presentó la primera herramienta de inteligencia artificial que identifica de forma automática los estadios fenológicos del girasol a partir de imágenes tomadas con teléfonos celulares.
Se trata de SunPheno una plataforma, de acceso libre y gratuito, que representa un avance sin precedentes para la mejora genética y la gestión agronómica de este cultivo.
El desarrollo de una plataforma con inteligencia artificial está orientada a mejorar la precisión en la identificación de los momentos críticos del desarrollo del cultivo, especialmente la senescencia foliar, una etapa determinante para el llenado de grano y, en consecuencia, para el rendimiento final. Especialistas del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (Iabimo) del INTA y del Conicet, en colaboración con la Universidad de Trento —Italia—, presentaron SunPheno, un modelo que utiliza imágenes tomadas en el campo con teléfonos celulares. El desarrollo contó con el apoyo del programa AgTech del INTA.
“La senescencia es un proceso complejo, regulado por factores internos y externos, que implica una caída en la fotosíntesis. Si logramos sincronizar correctamente este proceso con los estadios fenológicos, podemos maximizar el rendimiento”, explicó Melanie Corzo, becaria doctoral del Iabimo, Unidad Ejecutora de Doble Dependencia INTA-Conicet.
El equipo construyó una base de datos con 25.000 imágenes obtenidas con celulares en el campo. Las fotos corresponden a dos líneas endocriadas del programa de mejoramiento genético del INTA que fueron clasificadas manualmente para entrenar un modelo de machine learning, que hoy puede distinguir entre estadios vegetativos y reproductivos de manera automática.
“Este sistema permite eliminar la subjetividad en la evaluación de la fenología del girasol, algo fundamental tanto para la investigación como para la producción”, detalló Corzo, quien anticipó que el próximo paso será escalar el modelo para trabajar con imágenes tomadas por drones y satélites.
Para Paula Fernández, investigadora y coordinadora de una línea de investigación en genómica y ecofisiología de girasol del Iabimo, Unidad Ejecutora de Doble Dependencia INTA-Conicet, SunPheno también aporta información clave para comprender cuándo se activa la senescencia en distintos genotipos. Esto permitiría afinar estrategias de selección genética para obtener híbridos más eficientes en el uso de recursos. “Para ello se toman fotos con teléfonos celulares en una primera instancia para luego evaluar en condiciones de campo en qué estado fenológico están estos genotipos de girasol”, indicó.
“El celular se convirtió en una herramienta de fenotipado masivo: generamos más de 5.000 imágenes por campaña y el modelo permite clasificarlas automáticamente”, señaló Fernández, y agregó que el desarrollo “es de gran relevancia porque es la primera plataforma del cultivo de girasol, que permite identificar los estadios de los cultivos, que son clave para identificar los componentes que determinan su rendimiento”.
El sistema no solo acelera y estandariza la toma de decisiones en el campo, sino que sienta las bases para una nueva era de agricultura digital en cultivos extensivos como el girasol, donde la fenología y la productividad están profundamente interrelacionadas.
La plataforma está especialmente dirigida a mejoradores, productores y académicos, quienes ya pueden acceder mediante un enlace público. En su desarrollo, además del equipo argentino, participaron Sofía Bengoa Luoni, investigadora en la Universidad de Wageningen —Países Bajos— y Farid Melgani, de la Universidad de Trento —Italia—.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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