Buenos Aires, 13 septiembre (PR/19) — Las lluvias, moderadas pero claves, ponen en marcha la campaña gruesa 2019-2020 en la zona núcleo, ya que así comienza la carrera por aprovechar los milímetros caídos y sembrar 1,43 millones de hectáreas con maíz.
Además, las precipitaciones, vitales para el trigo, llegaron justo para reponer al cultivo tras las heladas, que ya está en encañazón (armar caña) y los más adelantados desplegaron la hoja bandera.
Así lo consignó la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en un informe sobre cultivos en la región núcleo productiva.
Asimismo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio por iniciada la siembra de maíz con destino grano comercial correspondiente a la campaña 2019-2020 en todo el país.
“A la fecha, se lograron implantar el 2,2 % de las 6,2 millones de hectáreas estimadas para el presente ciclo. Gran parte de estos avances se dieron en las provincias de Entre Ríos y Santa Fe”, indicó el Panorama Agrícola Semanal de la entidad.
Por otra parte, Santa Fe fue la provincia de la región núcleo que recibió los mayores acumulados y Córdoba la que menos; las primeras lluvias de septiembre dejaron, entre el 8 y el 12 setiembre, un promedio de 15 mm en la zona.
“La actividad de siembra de maíz se desplegará con una febril actividad en los próximos días. Pero las lluvias no llegaron para todos con la misma magnitud. El sur y el oeste fueron las zonas menos favorecidas. En el norte bonaerense se podrá sembrar, pero las lluvias apenas para alcanzan para germinar”, sostuvo GEA.
En el este cordobés, la humedad superficial del suelo no es suficiente: “Si bien los perfiles están recargados, hace falta una nueva lluvia para humedecer los primeros centímetros del suelo”, se dijo.
En el centro-sur de Santa Fe, los lotes que se llegaron a sembrar con maíz quedaron comprometidos por la falta de humedad y las bajas temperaturas.
En tanto, las lluvias fueron claves para el trigo: aliviaron daños de heladas que llegaron hasta los 6°C bajo cero en Córdoba y se ensañaron con los lotes de zonas bajas más aún si tenían signos de deficiencia nutricional, o peor para los más castigados por la sequía.
El otro problema que atravesaban los lotes con trigo era que estaban fertilizados, pero sin agua por lo que los nutrientes no se incorporaban al suelo, con la lluvia todo cambió para mejor.

NA
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