Por Roberto Domenech* .
Buenos Aires, 14 junio (Especial para NA) — La producción de pollos en la Argentina alcanzará los 2.330.000 toneladas en 2020, un nuevo récord, como viene ocurriendo año tras año y ha llevado el consumo por habitante a 47 kilos.
Las exportaciones avícolas están en 275.000 toneladas, por un valor aproximado de 470 millones de dólares.
En la actualidad, el consumo interno de proteína animal se divide casi en partes iguales entre la carne bovina y la de aves, con un interesante crecimiento de la carne de cerdo.
¡Esta realidad es muy buena! Ya no somos competidores, somos productos complementarios en el marco de un mundo que genera demandas y oportunidades en alimentos.
Argentina, si por algo se caracteriza es por la producción de alimentos. Hoy podemos pensar en exportar cualquiera de estas carnes sin temores por el abastecimiento del mercado interno ni por la reacción de nuestra gente que ya generó el hábito de diversificar el consumo.
No obstante más allá de las proyecciones quinquenales con las que trabajamos, aparecen imprevistos, algunos de relativa cuantía otros graves.
Hoy estamos en uno de extrema dificultad, el coronavirus en nivel de pandemia nos ha puesto en un terreno desconocido; nuestro producto (considerado esencial) atravesó en apenas 90 días aspectos contradictorios: demandas extraordinarias, caídas de consumo impresionantes hasta retornar a una aparente normalidad todavía difícil de leer con claridad en el comportamiento del consumidor.
El comercio mundial tuvo un comportamiento similar dejando en claro que tendrá una disminución importante que los analistas sitúan entre un 12 a un 30 %.
Los alimentos se ubicarán en la franja más cercana al 12%, lo cual implicará una muy importante competencia por mantener los mercados cuya primera consecuencia natural es la caída de los precios.
Seguramente revivirá una actitud por parte de los países que comenzó en 1998 y se profundizó en 2008 que tiene que ver con asegurar la seguridad y la soberanía alimentaria y en este contexto, cerrar las fronteras ante emergencias como éstas, demandan contar con calidad y cantidades suficiente (propias) de alimentos.
¿Cómo vemos el futuro próximo en nuestro sector? ¡Como un gran desafío! Los antiguos sabios acostumbrados a aconsejar a reyes en momentos críticos y decían: “…Esto también pasará”.
Y nosotros estamos seguros que así ocurrirá. Pero no todo será igual y debemos trabajar desde ahora para tratar de visualizar cuáles serán los cambios que se avecinan, los nuevos hábitos, las nuevas demandas de los consumidores, qué servicios deberemos proveerles.
Saber cómo se comportará el comercio internacional y dentro suyo, el comercio electrónico, qué tipos de packaging nos serán demandados…, todos estos cambios demandarán inversiones y rápidos reflejos para responder a las demandas de todos los que nos rodean y nos observan.
Mientras tanto nuestra industria está ingresando a crianza desde el mes de mayo y de allí en adelante la pollitas bb (aproximadamente seis millones en el año) reproducirán los 900 millones de pollos que se producen por año en Argentina.
La pregunta es sobre qué escenario tomamos las decisiones.
En momentos como éste es donde toma dimensión el verdadero empresario que va más allá de su empresa, adonde está su gente y el futuro de los próximos años del sector.
Momentos difíciles, momentos para decidir desde fuera de la coyuntura.
(*) Presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas.
@robertodomenec6.