Agónica crónica de una tambera federada… O una historia de supervivencia en un país de locos

Agónica crónica de una tambera federada… O una historia de supervivencia en un país de locos

Por Marisa Boschetti (*)

Buenos Aires, 6 de marzo (PR/23).- Septiembre 2022. El gobierno instauró el “dólar soja 1”. Desde las entidades les advertimos a los funcionarios que era un error. Efectivamente, desestabilizó a la producción tambera. Días después, el gobierno dijo que “no había previsto el desequilibrio que iba a ocasionar en nuestra actividad”. Nosotros seguimos peleándola en el tambo para salir adelante.

Noviembre de 2022. Anuncian una nueva edición del dólar soja. Nuevamente reclamamos al gobierno (tanto al ministerio de Economía como a la Secretaría de Agricultura y Ganadería). Finalmente, el 25 de noviembre informaron que iban a implementar una ayuda para aminorar el impacto en el sector y dar una ayuda al productor de hasta 5.000 litros diarios. Así comenzó la dulce espera… y como siempre decimos, el tambo hay que hacerlo igual.

Diciembre de 2022. Se ven claros los efectos nocivos que trajo para los productores reales la implementación del dólar soja 2: subieron los precios de los alimentos y los arrendamientos, mientras seguimos padeciendo los efectos de una sequía que nos consume y sigue sin darnos tregua.

Enero de 2023. Los funcionarios anuncian con bombos y platillos en Villa María el tan popular Programa Impulso Tambero. Por supuesto, había que inscribirse, ¡¡¡como si no supieran cuantos y quienes somos!!! Nos preguntamos, ¿no pensaron en sacar los datos de la liquidación única? Por supuesto que no. Pero después sí se acordaron que existía ¡¡¡y lo usaron para cruzar los datos de los inscriptos!!!

Más tarde se abrió la inscripción… ¡Llegó el día! ¿Qué pasó? La página no funcionaba. O, mejor dicho… funcionaba selectivamente, porque no nos permitía anotarnos en el Programa; pero sí para obligarnos a inscribirnos en el Ruca para poder comprar alimento para nuestros rodeos.

Y llegamos a ¡¡¡marzo!!! Los tamberos seguimos esperando que se realicen los depósitos. Por supuesto, y desgraciadamente, la inflación ya nos achicó en un 20% el aporte, lo que significa poder comprar mucho menos alimento, menos insumos, menos medicamentos, menos…. menos… menos….

Tanto tiempo para generar el pago para los productores es inentendible. Como tambera cordobesa, me pregunto si también tendrán estas demoras en cobrar los sueldos de los funcionarios ¿O a ellos les llegará el dinero en tiempo y forma? Seguramente sí, porque ellos están en el sistema de cobros, mientras que los productores estamos en el sistema de “siempre ponen”, somos los eternos aportantes. Ahí sí figuramos, para que nos envíen demandas, nos intimen, nos inicien juicio o nos embarguen las cuentas.

Y me sigo preguntando, ¿quién es el responsable de ejecutar este Programa? Tenemos que contar con nombres y apellidos para saber a quién tenemos que reclamar. Porque si no, pasa lo que sucede ahora. Se tiran la pelota de uno a otro y en el medio queriendo atajar alguna estamos los tamberos desesperados, sin ninguna contención y mucho menos acompañamiento…. en la misma soledad que produjimos en los últimos años, vamos desapareciendo lenta y silenciosamente. Por desgracia, nuestra voz no es escuchada ni nuestra producción valorada. Si no, no estaríamos atravesando esta situación; seríamos un sector con herramientas para hacerle frente a la crisis que se está viviendo.

¡¡¡Llegó marzo con intervención del gobierno en el precio al productor y con rumores de un posible dólar soja 3!!! Pero este mes también tiene al día 13, fecha que puso nuestra querida Federación Agraria Argentina como fecha límite para que los anuncios y las promesas se efectivicen, o se avanzará en alguna protesta. Y en ese caso, todos los productores nos tenemos que manifestar. Hay que participar y expresarle a toda la sociedad lo que nos pasa, porque de nada sirve quedarnos en la queja, tranqueras adentro, echando culpas a los demás y dejando solos a los únicos que hoy le ponen el hombro a nuestro reclamo, que son las entidades del campo. Ojalá esta vez sea distinto y realmente cumplan. Si no, tendremos que hacernos oír.

(*) Productora tambera de Alicia, provincia de Córdoba. Secretaria de Finanzas de FAA y referente de lechería de la entidad.

Contacto: Marisa Boschetti (15) 3533 45-9349

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Fuente: Federación Agraria Argentina

 

Artana: “En Argentina, el tipo que quiere vender al exterior gana mucha plata si contrabandea”

Artana: “En Argentina, el tipo que quiere vender al exterior gana mucha plata si contrabandea”

El economista Daniel Artana, partidario de políticas de shock.

El economista Daniel Artana, partidario de políticas de shock.Foto: NA/Juan Vargas.

Buenos Aires, 27 febrero (PR/23) — El economista jefe de la fundación FIEL Daniel Artana está convencido de que la Argentina podría “tener un período de alto crecimiento por varios años”, aunque como punto de partida de ese proceso es indispensable que se lleven adelante “reformas estructurales” que permitan apuntalar una expansión de la actividad económica, la productividad y la generación de empleo formal formal. En este sentido, recomienda lisa y llanamente políticas de shock.

En esos términos se expresó durante una entrevista concedida a NA en su oficina del sexto piso de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) en la avenida Córdoba al 600, en la ciudad de Buenos Aires. Allí, Artana remarcó que la actual situación es “insostenible” y agregó: “Hoy tenemos una economía de bajo crecimiento y alta inflación y esa es una economía horrible, con niveles de informalidad y pobreza que son altísimos”.

También sostuvo que para maniatar el persistente aumento del costo de vida que soporta el país se requiere una “política monetaria dura” y si bien valoró la gestión del ministro Sergio Massa al frente al Palacio de Hacienda, consideró que “no tiene hoy un plan o un programa económico con suficiente apoyo político de la coalición de Gobierno como para lograr una meta tan ambiciosa como la que él dijo en material de inflación”.

Durante su charla con Noticias Argentinas, Artana pronosticó que “no va a ser un año fácil” 2023, lamentó la “adicción al populismo” que, según su opinión, suele demostrar “una parte importante de nuestra dirigencia política”, lo que redunda en un “déficit fiscal crónico”, e insistió especialmente en la necesidad de implementar grandes reformas y desarmar el cepo cambiario: “Vos no podés tener un país en donde el tipo que quiere vender al exterior gane mucha plata si contrabandea. Hay algo que está mal”. Además, estimó que es poco probable que la Argentina pueda cumplir con la meta referida a las reservas del Banco Central prevista para este año en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

A continuación, un resumen de la entrevista:

NA – ¿Cómo evaluaría la situación económica actual y con qué perspectivas el país afronta este año electoral 2023?
DA – Hoy tenemos una economía que recuperó todo lo que había perdido en la pandemia, pero que desde mediados del año pasado empieza a mostrar una leve caída en la actividad económica, más marcada en construcción y más suave en industria y en el PBI general. En un contexto en donde el año pasado la inflación se aceleró y alcanzó el 95%. Hoy eso está todavía más complicado porque el Gobierno tiene una posición de reservas en el Banco Central muy frágil.
Tenemos una coyuntura complicada y además tenemos la transición electoral. La impresión que tenemos nosotros es que el cóctel de bajas reservas, sequía y transición electoral hacen que la economía este año seguramente tenga una recesión moderada –nosotros proyectamos un 1% de caída– y que la inflación se mantenga en niveles tan altos como los del año pasado o que incluso puedan subir un poco.
Lo que ocurre es que existen distintos desafíos, el Gobierno si bien ha mejorado un poco los números fiscales el año pasado, enero le volvió a dar mal, eso genera alguna presión sobre la renovación de la deuda. Ahí el Gobierno tiene problemas para renovar, monetiza y esa monetización genera problemas en la brecha, en la tasa de inflación. Así que no va a ser un año fácil este año.

NA – ¿Es posible vislumbrar una luz al final del túnel en este contexto?
DA – Argentina tiene hoy una oportunidad única, lo que pasa es que en parte la hemos malgastado. Cuando uno mira la relación entre precios de exportación y precios de importación, Argentina ha tenido el año pasado el mejor año de las últimas cuatro décadas en términos de intercambio. Y eso a pesar del shock energético. Entonces, si no fuera por las trabas autoinfligidas del control de cambios y otras decisiones de política económica que desalientan la inversión privada, Argentina tiene hoy ventajas comparativas en la producción de cosas que el mundo está demandando con desesperación: tiene un potencial en energía fenomenal, un potencial en el litio fenomenal, el potencial que históricamente ha tenido el campo en un mundo que demanda alimentos y después tiene un potencial que lo ha venido desarrollando en los últimos 10, 15 años que es la economía del conocimiento, que es otro sector con un crecimiento fenomenal del empleo, y otra cosa que viene creciendo muy por arriba del promedio mundial es la actividad del turismo, con la excepción de la pandemia.
Entonces teniendo tantas oportunidades, se necesita mucha mala praxis para que a la economía no le vaya bien. Ahora eso estaba disponible en otros momentos de la historia argentina y lo hemos desperdiciado, ya sea por populismo o por poner el foco en el cortísimo plazo. No le hemos podido dar a la inversión señales de respecto a las reglas de juego básicas.

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NA – ¿Qué se necesita para que el país pueda aprovechar ahora estas oportunidades que se le presentan? Básicamente, para que la economía empiece a crecer de manera sostenida.
DA – Si la Argentina hace las reformas estructurales, la economía puede crecer. Más cuando ahora tenés estas oportunidades que te da el mundo. Con reformas estructurales, Argentina tiene la posibilidad de tener un período de alto crecimiento por varios años. Ahora, ¿cuál es el gran problema de la Argentina? ¿Por qué no consolida sus procesos de crecimiento? Por la gran volatilidad macroeconómica. Porque tenemos una fragilidad que nos lleva cada tanto a grandes devaluaciones, a grandes defaults de deuda y eso está asociado a un Estado que ha sido crónicamente insolvente, desde hace muchos años.

NA – ¿En qué deberían consistir esas grandes reformas?
DA – Yo creo que existen dos tipos de reformas estructurales, las que son necesarias para lograr que el fisco sea solvente, y ahí tenés reforma del Estado, reforma previsional, reforma tributaria -porque yo creo que el sistema tributario que tiene Argentina es muy nocivo-, reforma de las empresas públicas, reforma de la relación Nación-provincias. Es decir, tenés una cantidad de cuestiones que son necesarias para que el Estado nacional sea solvente. Porque hoy tenés a las provincias relativamente bien fiscalmente, los municipios casi por definición también y al Estado nacional, con agujero importante. Y después reformas estructurales en todo lo que tiene que ver con la asistencia social, que se maneja con criterio político y no profesional.
Y después tenés reformas estructurales que hacen al crecimiento de largo plazo y al crecimiento del empleo de largo plazo. Y ahí que aggiornar la cuestión laboral. Todas las dimensiones en las que uno mida las regulaciones laborales están mal en Argentina. Acá donde mirás hay problemas. Cuando vos comparás a la Argentina con otros países en índices de competitividad, Argentina está muy mal.

NA – ¿Por qué esas reformas no se han realizado hasta el momento en la Argentina? ¿Quizá porque la política teme pagar un alto costo si avanza con ese tipo de medidas?
DA – ¿Por qué no se hacen estas reformas estructurales? Porque en general detrás de cada una de estas ineficiencias, hay algunos que ganan, a expensas del conjunto. Entonces no es fácil avanzar en estas reformas estructurales, ni acá ni en otros países. Pero, el problema es que cuando vos tenés una decadencia económica de siete u ocho décadas, es bastante claro que así como vamos, la cosa no va. Además, sumarle eso la natural tendencia de buena parte de nuestra dirigencia política a hacer populismo. Entonces se pone toda la energía mirando nada más lo que va a pasar en el corto plazo, exagerando la semana que viene o las elecciones que vienen, y sacrificando el largo plazo. Esa adicción al populismo, que se termina traduciendo en un déficit fiscal crónico, es la que te genera esa volatilidad y ese costo en términos de crecer. Hemos tenido una capacidad de destruir en lugar de generar valor.
Hay una parte importante de nuestra dirigencia política que tiene esa tendencia, ese sesgo al cortoplacismo exagerado. Es una responsabilidad bastante global de la dirigencia política, pero el kirchnerismo se ha destacado por… A veces se enojan conmigo, pero yo digo que para el kirchnerismo dos más dos es cualquier cosa menos cuatro. Si vos negás cosas obvias, ahí es mucho más difícil.

NA – ¿Cómo evalúa la gestión de Massa como ministro de Economía? ¿Es posible alcanzar la meta inflacionaria que se propuso, llegar a abril con un 3 adelante en la variación mensual?
DA – Primero hay que darle el mérito a él y a su equipo económico por haber logrado reducir el gran ruido que se había generado con el recambio del año pasado, cuando tuvimos tres ministros de Economía en un mes. Ahí empezó a tratar de encauzar el programa con el Fondo, que iba a un incumplimiento importante. Hay que darle el mérito ahí, más allá de que hay mucho de instrumento transitorio, pero logró bajar la presión y mejorar bastante la tendencia fiscal. Nosotros veníamos sufriendo las consecuencias del “Plan Platita”. Él tuvo el mérito de empezar a ordenar eso y ha tratado de encauzar la relación con el Fondo Monetario para tratar de sacar un ruido de la economía.
Ahora, no tiene hoy un plan o un programa económico con suficiente apoyo político de la coalición de Gobierno como para lograr una meta tan ambiciosa como la que él dijo en material de inflación. La economía argentina tiene mucha inercia inflacionaria y para romper eso necesitás un programa económico más contundente del que hoy la política permite en la Argentina.
La inflación es un fenómeno monetario cambiario al final del todo, más allá de que pueda tener otros motivos puntuales. Para bajar la inflación se necesita una política monetaria dura. Y en la Argentina a veces se cuelgan de cualquier cosa para justificar el déficit financiado con emisión, yo digo, bueno, queremos desafiar la ley de gravedad… así nos va.

NA – ¿Qué ganó la Argentina con su último acuerdo con el FMI? En medio de un contexto de sequía y guerra en Ucrania, ¿podrá el país cumplir con las metas previstas para este año?
DA – No acordar con el Fondo significaba ir a un default con el Fondo, lo que hubiera agravado la corrida de los activos en pesos y te hubiera generado una brecha cambiaria enorme. Ya cuando se coqueteó con eso en algún momento, yo creo que el ala dura del kirchnerismo terminó entendiendo que si no arreglaban con el Fondo el default iba a ser costoso, o sea no es gratis. Entonces se logró un acuerdo bastante light, en el cual te prestan para pagarles lo que les debes y te dejaban 4.000 millones de dólares adicionales. Este Gobierno se endeudó con el Fondo en 4.000 millones de dólares adicionales. Ese dinero se cobró al principio y ya se lo gastaron.
Esas metas que son relativamente laxas, fiscales, de reservas y de financiamiento monetario del déficit se cumplieron el año pasado, pero este año luce difícil. Sobre todo la meta de reservas, porque vos tenés que acumular reservas por alrededor de 5.000 millones de dólares, en lo que va del año se han perdido creo que 2.000 millones y no tenés muchos más conejos de la galera para ir sacando. Ahora el zapato aprieta por todos lados. Yo creo que no van a cumplir la meta de reservas. El argumento del Gobierno va a ser, “Tengo la sequía, tengo la guerra en Ucrania, mirá lo que me pasó”. Por ese lado puede tener una explicación sobre por qué no va a llegar a cumplir esa meta.

NA – Este es un año electoral y en la Argentina podría producirse un cambio de Gobierno en diciembre próximo. Ya en la campaña se habla sobre cómo torcer el rumbo de la economía y sobre todo de la inflación, qué es más conveniente, el shock o el gradualismo. ¿Usted de qué lado se ubica de ese debate?
DA – Yo prefiero el plan más contundente, prefiero el shock, porque si no este país no tiene el futuro que podría tener, o sea vas a depender siempre de la suerte y a seguir subestimando tu potencial en todas las áreas de las que hablamos antes. Hoy tenemos una economía de bajo crecimiento y alta inflación y esa es una economía horrible, con niveles de informalidad y pobreza que son altísimos. No creo que eso sea sostenible. Lo que te dicen, “¿Cómo armás la sostenibilidad política de un programa de shock?” también me tienen que explicar cómo armamos la sostenibilidad política de largo plazo si no hacemos nada. Argentina ha tenido un crecimiento de la pobreza fenomenal, no se resuelve el problema de fondo y te dicen que quieren generar empleo formal cuando todo lo que hacen desde la política pública es castigar la creación del empleo formal. Entonces, ¿es sostenible socialmente la inacción de reformas? Yo creo que no. Esto no es más viable. Del arte de la política dependerá cómo se arma un programa que tenga un consenso como para avanzar sabiendo que esto no es un camino de rosas, en el medio vas a tener algunas piedras.

NA – Y para concluir, hablando justamente de piedras, ¿qué debería hacer el próximo Gobierno, ya sea peronista o de otro signo político, para que la Argentina no tropiece dos veces con la misma piedra? ¿En dónde debería enfocar sus energías en lo inmediato?
DA – Bueno, es un poco lo que veníamos hablando, la continuidad de lo actual no es sostenible. Lo que tiene que resolver la política es cómo sacamos de la discusión electoral la solvencia fiscal, que no puede estar expuesta a los vaivenes electorales. En la Argentina se tiene que resolver el tema fiscal, eso requiere una solución técnica y política, y lo que no se puede es patear el problema, porque a la larga siempre vuelve.
La presión tributaria argentina sobre el sector formal de la economía es altísima y no hay mucho margen para ir por ahí. Tenés que tener una agenda de productividad y una estrategia para desarmar el cepo. Vos con este cepo cambiario es muy difícil tener inversiones. Te genera una cantidad de distorsiones. Vos no podés tener un país en donde el tipo que quiere vender al exterior gane mucha plata si contrabandea. Hay algo que está mal, las señales tienen que ser para las actividades lícitas, que ganes plata haciendo las cosas dentro de la ley. Hoy dentro de la ley tenés un tipo de cambio artificial oficial y después te cobran retenciones, entonces les das un incentivo fenomenal para que los tipos salten el cerco. Un país con una brecha cambiaria como esta es difícil que funcione bien. Te da una ventaja, sí, tenés todos los pesos atrapados en un gran corralón, pero no se puede vivir en la anormalidad. Esto no se puede sostener durante muchos años.

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Fuente: Noticias Argentinas

 

Triste, solitaria y ¿final?

Triste, solitaria y ¿final?

Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 878)

“Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo” Octavio Paz

Buenos Aires, 26 de febrero (PR/23) .- Cristina Elisabet Fernández debe estar rumiando sus penas allá en su sureño lugar en el mundo mientras huele las calas recién plantadas en su jardín. Y no es para menos, ya que la semana no pudo traer peores noticias para sus aspiraciones políticas y, en el fondo, sumamente personales. Para una persona ya anciana, que carece por completo de amigos y que sabe cuánto la odian inclusive aquéllos que de ella dependen por el destrato permanente al que han sido sometidos desde siempre, que no tiene siquiera la posibilidad de tomar un avión comercial, ir al cine o comer en un restaurant, debe ser una experiencia casi letal.

Estela de Carlotto, Presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, que tantos favores y miles de millones de pesos debe al kirchnerismo, se opuso a que la sesgada recordación del golpe de Estado de 1976 fuera usada por La Cámpora para reclamar contra una inexistente proscripción y, a la vez, aprovechar la masiva concurrencia de la izquierda para ocultar su nulo poder de convocatoria; nadie la acompañó cuando fue condenada por ladrona y, pese a contar con todo el aparato y el dinero del Gobierno para movilizar a la tropa, no hubo acto alguno para protestar contra esa falsedad. Claramente, el kirchnerismo necesita el nombre de Cristina Fernández en las boletas electorales, aún cuando sea solamente como candidata a Senadora, para traccionar votos. Creo que así será, aunque se vea obligada a retractarse del histérico renunciamiento que formuló al dictarse la sentencia penal en su contra; si no lo hiciera, quedaría a tiro de los Tribunales, a los que ataca sin tasa ni pausa con movimientos tan inmundos como el simulacro de juicio político a los miembros de la Corte.

La otra noticia, aún más grave para su imagen al interior del Frente de Todos (FdT), fue el rompimiento de su antes pétreo bloque en el Senado, que se sumó a la actitud de los dieciséis gobernadores que adelantaron las elecciones provinciales en sus feudos para evitar que una previsible catástrofe en las generales nacionales. En este tema caben todas las especulaciones porque la liberación de cuatro de sus esclavos permitiría a éstos aumentar sensiblemente el monto de sus “honorarios” cuando sus votos resulten esenciales para las necesidades del oficialismo; sin embargo, me tranquiliza en ese sentido la presencia en el nuevo bloque de la Senadora Alejandra Vigo, mujer de Juan Schiaretti, Gobernador de la indómita Córdoba. Lo notable fue que, con el Senador Guillermo Snopek (Jujuy) a la cabeza, los ¿independizados? atribuyeron a Alberto Fernández la culpa por su actitud, acusándolo de falta de federalismo, y no a la arquitecta egipcia, que siempre fue una déspota centralista y unitaria.

El Caracol, que sigue negándose a bajar su precandidatura para conservar algo de nafta en el tanque, ha decidido realizar giras proselitistas por el interior del país y, esta misma semana, las extendió a la Antártida, tal vez para buscar el voto de pingüinos más australes. Esa resistencia de parte de alguien que sabe imposible lograr la reelección en estas condiciones de inflación, narcotráfico e inseguridad, y el fracaso de todas las tentativas que realiza el Instituto Patria para doblegarlo y permitirse unificar la candidatura presidencial, me lleva a preguntarme si ambos, ella y él, tendrán disponibles recíprocos “carpetazos”, capaces de neutralizar al contendiente.

Las principales figuras de Juntos por el Cambio (JxC), continúan absortas en la contemplación de sus respectivos ombligos, sin percibir que la situación no permite esperar hasta las PASO de agosto para terminar con la destructiva competencia y tener un liderazgo unificado. A este ritmo, perderá la crucial Provincia de Buenos Aires, amén de otras jurisdicciones en las que ya aparece dividida y los feudales oficialismos conservan sus repugnantes mañas populistas, y comprometerá su fortaleza en el Congreso, indispensable para enfrentar la salvaje resistencia del peronismo cuando no gobierna y el violento accionar de la izquierda trotskista en la calle.

Que a los dos tanques más importantes de JxC –Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta- se hayan sumado inexplicables postulantes a la Presidencia, como María Eugenia Vidal, por ejemplo, resulta descorazonador. Ésta podría representar a la coalición en la Provincia de Buenos Aires, por sus buenos antecedentes como Gobernadora, y tendría muchísimas más chances de triunfar sobre Axel Kicillof que Cristian Ritondo, Facundo Manes o Diego Santilli; es más, si no se le hubiera impedido, en 2019, separar su elección local de la candidatura nacional de Mauricio Macri, es altamente probable que otra hubiera sido nuestra historia.

Porque, a esta altura de los acontecimientos y con Sergio Aceitoso Massa fuera de carrera por su fracaso económico, me parece razonable que nos planteemos las distintas alternativas que nos presentarán las elecciones generales en el ballotage, aún cuando algunas aparezcan hoy como más probables que otras: 1) Bullrich vs FdT (¿Daniel Scioli?); 2) Rodríguez Larreta vs FdT; 3) Bullrich vs Milei; 4) Rodríguez Larreta vs Milei; 5) FdT vs Milei. Así como no tengo dudas acerca de qué elegirán los votantes de JxC en la quinta opción, me pregunto: ¿qué harán los votantes de Milei, muchos de los cuales provendrán del Conurbano empobrecido, ante las opciones 1 o 2? y también, ¿y los fieles al FdT en los casos 3 o 4? En la respuesta que, al final, reciba cada uno de esos interrogantes estará signado el destino de la Argentina.

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Operativo clamor en marcha: el kirchnerismo despliega los peones esperando que mueva la reina

Operativo clamor en marcha: el kirchnerismo despliega los peones esperando que mueva la reina

Máximo Kirchner y "Wado" de Pedro llegan a la reunión del PJ en la calle Matheu el jueves pasado.Máximo Kirchner y “Wado” de Pedro llegan a la reunión del PJ en la calle Matheu el jueves pasado.Foto: NA/Daniel Vides.

Buenos Aires, 19 febrero (PR/23) — El operativo clamor se puso definitivamente en marcha: montado en el relato de la “proscripción” y en el compromiso histórico del PJ de enfrentar y luchar contra ese tipo de injusticias, el peronismo decidió ir a buscar a Cristina Fernández de Kirchner para que participe de manera activa en la próxima campaña proselitista.

Es decir, involucrándose. En la cumbre del Frente de Todos del jueves pasado, los peones del kirchnerismo cumplieron con su trabajo y ahora esperan que mueva la reina, después de que el presidente Alberto Fernández diera el primer paso en el complejo tablero de ajedrez electoral con el que deberá lidiar el oficialismo en 2023, al convocar a la reunión en la sede del Partido Justicialista (PJ).

Un amplio sector del peronismo quiere que Cristina compita en los próximos comicios y en pos de ese objetivo se resolvió en el cónclave celebrado en Matheu 130 en la ciudad de Buenos Aires conformar una “comisión” que, supuestamente, le ofrezca a la ex mandataria ser candidata a presidenta. Mientras tanto, el núcleo duro K pretende que Fernández desista por completo de sus aspiraciones de reelección.

En este contexto, fuentes del albertismo dijeron a NA que aún no está claro si ese grupo de dirigentes, esa llamada “comisión”, irá a pedirle a la vicepresidenta que revea su postura, su repentina decisión de bajarse de la contienda electoral de este año, y que finalmente se postule, o bien lo que se busca es “configurar un respaldo sin fisuras de todo el peronismo” hacia su figura, tras el fallo judicial en la causa Obra Pública.

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Está claro que históricamente la proscripción se ha constituido en un factor de lucha para el justicialismo. Pero en este caso, la ex jefa de Estado no se encuentra vetada para participar en las próximas elecciones. Sí pesa en su contra una sentencia de primera instancia que incluye una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, además de seis años de prisión, al haber sido declarada culpable de actos de corrupción. Sin embargo, la condena no está firme y sus abogados defensores aún tienen por delante no una, sino dos instancias de apelación ante la Justicia.

Apenas se conoció el veredicto, la propia Cristina anunció que desistía de competir en los próximos comicios: una decisión quizás apresurada, tomada con las pulsaciones elevadas, que ahora el kirchnerismo pretende maquillar con el relato de la “proscripción”, un estado de censura que no coincide con la situación de la ex mandataria, pero que sin dudas ofrece, por su carga simbólica, un poderoso estimulante para que el PJ impulse el operativo clamor que acaba de echar a rodar.

Claro que como primera misión el propio peronismo deberá desacreditar una frase que algunos atribuyen nada más ni nada menos que al ex presidente Juan Domingo Perón -otros aseguran que lo solía decir el emperador francés Napoleón Bonaparte- y que sostiene que “para que algo no funcione, nada mejor que formar una comisión”, palabras más, palabras menos. En definitiva, está por verse qué resolverá Cristina en cuanto al rol que desempeñará en los comicios generales que se avecinan.

Unidad del espacio y PASO, la síntesis

Sí parece haberse consensuado en la primera y amplia Mesa Política del Frente de Todos (FdT) del jueves pasado, incluso con la inesperada participación del líder camporista Máximo Kirchner y de su pirotécnico lugarteniente Andrés “Cuervo” Larroque, que los candidatos del oficialismo deben surgir de una PASO, en lugar de ser designados a dedo -por Cristina, obviamente-. Los presentes en la sede peronista de Matheu también coincidieron en que la unidad del espacio es clave para afrontar la convocatoria a las urnas.

“Se asumió el compromiso de terminar con las hostilidades internas y de preservar el frente (el FdT) para poder relanzarlo como herramienta electoral”, dijeron a esta agencia fuentes del albertismo. Se trató de una reunión “muy reservada”, de unas cinco horas de duración, con una treintena de asistentes y Fernández sentado junto al ministro de Economía, Sergio Massa, y al titular de la cartera de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro: ¿en representación del camporismo?

En este sentido, el núcleo duro K -dentro del cual sobresale De Pedro incluso como posible contendiente a la Presidencia de la Nación en las próximas elecciones- plantea que sería “antinatural” que Fernández fuese candidato y busque una renovación de mandato compitiendo en una PASO. Es decir, rivalizando con dirigentes del propio oficialismo en esa primera instancia.

Es más, dirigentes del massismo sostienen una postura similar y por ese motivo el propio titular del Palacio de Hacienda sorprendió días atrás al jefe de Estado al pedirle que defina “pronto” si competirá en los comicios de este año. Ocurre que la participación de Fernández en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ubicaría a los demás dirigentes del FdT, a los que vayan a enfrentarlo, en la encrucijada de desplegar una campaña crítica del propio Gobierno que integran, buscando erosionar el apoyo electoral del mismísimo jefe de Estado.

Un escenario semejante -e insólito por cierto- podría ser largamente capitalizado por la oposición, esgrimieron algunos de los presentes en la cumbre del PJ. Fernández, mientras tanto, aún deshoja la margarita y coquetea con la posibilidad de lanzarse a una reelección, aunque tal vez a modo de mecanismo de autopreservación, de supervivencia política, da la sensación. Está claro que los números en las encuestas no lo acompañan.

Según pudo averiguar NA consultando fuentes del Gobierno, lo que Fernández plantea es que quiere que gane el FdT, “no Alberto”, e incluso comenta entre sus allegados: “Si otro compañero está mejor, yo me bajo”. De todos modos, después de todo el ruido interno que acompañó a su gestión a lo largo de más de tres años, el jefe de Estado considera que “el mejor sistema” para dirimir candidaturas es la PASO. No solamente porque fortalece la democracia puertas adentro en el oficialismo, sino porque de esa instancia surge “un ganador” para enfrentar a la oposición en los comicios generales.

La oposición, relegada de la agenda

Asimismo, el propio Fernández le dijo a “Wado” de Pedro que no tenía inconveniente alguno en que “se presenten todos los que quieran” a las elecciones primarias, cuando se reunió para limar asperezas con el ministro del Interior en la Quinta Presidencial de Olivos días antes de la cumbre del PJ del jueves pasado. En ese encuentro, el camporista consideró que no era “natural” que lo enfrente en una PASO como funcionario del mismo Gobierno.

De cualquier modo, es de esperar que si Cristina finalmente decide competir y postularse para la Presidencia de la Nación, el kirchnerismo pretenda que los demás contendientes del FdT desistan de la contienda y sea ella la única candidata. Es más, después de todo lo sucedido hasta el momento, de las constantes turbulencias palaciegas, los reproches en público, las cartas, el fuego amigo y demás, sería propio de una comedia de enredos que la “jefa” del oficialismo vaya a enfrentar a Fernández, a su “Prometeo electoral” de 2019, en comicios internos.

Justamente por eso la militancia K la reclama y le pide que “vuelva”: para solucionar el problema que… la propia ex mandataria creó. ¿O no sería ese el motivo? “Cristina se equivocó con Alberto. Eligió a una persona a la que le quedó grande el cargo”, sostuvo esta semana Carmela Moreau, hermana de la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, y que acaba de renunciar a su cargo de asesora en la Jefatura de Gabinete tras la llegada de su ex pareja Agustín Rossi a esa dependencia estatal, en reemplazo de Juan Manzur.

Carmela Moreau se marchó del Gobierno con fuertes críticas hacia la gestión de Fernández, en simultáneo con el desembarco de Rossi en la primera línea de defensa albertista en el Gabinete nacional. El “Chivo” acompañó al mandatario a la reunión del PJ en Matheu y se sumó de inmediato al relato oficialista sobre la presunta “proscripción” a Cristina, en sintonía con otros funcionarios cercanos al Presidente, como su portavoz Gabriela Cerruti. Así, desde el entorno del jefe de Estado buscan tender puentes con el kirchnerismo.

Por su parte, Manzur regresó a Tucumán, donde reasumió como gobernador, y una vez que el peronismo gane los comicios provinciales el 14 de mayo próximo -como todo hace suponer que ocurrirá- está previsto que se zambulla de lleno en la campaña proselitista nacional, ya sin ser parte de la administración Fernández obviamente: según pudo averiguar esta agenciapretende competir por la Presidencia de la Nación este año.

En los últimos días, la agenda del oficialismo y su “rosca” electoral interna acapararon la atención pública y mediática en general, relegando a un papel de reparto a la oposición en la escena política doméstica. Al mismo tiempo, el FdT logró enredar a Juntos por el Cambio en la discusión legislativa sobre la Corte Suprema de Justicia y el juicio político que impulsa el Gobierno: un debate que el kirchnerismo pretende prolongar en el tiempo, probablemente a modo de “cortina de humo”.

Y a propósito de la actividad parlamentaria, ¿logrará sesionar el Congreso al menos en una oportunidad antes de que Fernández inaugure formalmente el 1° de marzo el período legislativo 2023? En el FdT aseguran que sí: se espera que ocurra el martes 28 de febrero, casi con el pretexto de justificar la convocatoria a extraordinarias -y si los números para el quorum cierran-. En pleno año electoral, en el oficialismo ya admiten que el Congreso producirá más ruido que nueces en los próximos meses, con motivo de las fricciones con la oposición.

Primicias Rurales

Fuente: Noticias Argentinas

Llamen al campo que sin él esto no funciona

Llamen al campo que sin él esto no funciona

Por Claudio Gianni

Por Claudio Gianni

Buenos Aires, 6 de febrero (PR/23).- Cuando se apaga el dólar soja, el Central vuelve a entrar en problemas. No hay otra chance que el aporte que pueda hacer el agro. ¿Será el turno del maíz esta vez o repetirá la oleaginosa?

El dato indica que el Banco Central arrancó febrero vendiendo u$s 42 millones, y que cerró enero con un saldo neto vendedor de u$s 190 millones, el peor resultado para un enero de los últimos 9 años. Equivale a presión creciente sobre las reservas y la meta con el FMI. Lejos quedó diciembre y la onda compradora nacida del último dólar soja. La historia es la de siempre: terminada esta movida la liquidación del agro se cae inmediatamente.

En enero el campo ingresó menos de u$s 930 millones, la cifra más baja para este mes en los últimos 15 años. La liquidación de los agroexportadores fue un 63% inferior a enero de 2022 y un 75% menor que en diciembre último. .Por la seca y las pérdidas en trigo, es cierto, pero también por la existencia de una paridad oficial que condena al que se anime a vender sus granos, a pesar de lo cual el BCRA no apura en absoluto el ritmo de depreciación.

Febrero tampoco augura nada bueno en la materia. Las opciones no son muchas. Las divisas vienen del campo, y sanseacabó. Para qué engañarse. Se sabe que el gobierno no va a blanquear una devaluación más profunda, la militancia no lo aceptaría. Paralelamente no hay progresos en la contención de la inflación, quizás la Administración cree que mantener una paridad ficticia puede ayudar en la materia.

El BCRA no tendrá otra alternativa que seguir vendiendo en el MULC o restringir casi totalmente la demanda privada por la divisa. Hay que recordar que para colmo Massa autorizó la utilización de reservas para la recompra de deuda.

Mientras tanto, en la vida real el blue y los dólares paralelos tuvieron un enero de aquellos, estos últimos días contenidos probablemente por manos amigas. Vale recordar que la divisa estadounidense se viene cayendo en el mundo, pierde valor relativo frente a otras monedas desde que se supo que la Reserva Federal ya no recurrirá a grandes aumentos de la tasa.

Todos los analistas dan vueltas con el tema, desbrozan el escenario con extrema minuciosidad, y caen en la misma conclusión a la hora de entender qué pasa: es el desplome de las liquidaciones de campo lo que vuelve a desnudar la fragilidad del esquema.

Algunos empiezan a pensar que esto no se corrige ni siquiera con un nuevo dólar soja. Y más de un economista sugiere que al BCRA le va costar mantener este crawling peg aletargado, porque si la inflación no afloja, la expectativa de devaluación crecerá, se frenará más todavía la liquidación de divisas y habrá que recurrir a un cepo aún más asfixiante a las importaciones.

Todo un problema, porque la industria padece la falta de insumos, algunos de ellos imprescindibles para mantener la producción. Cada vez son menos las importaciones que se autorizan/aprueban; el nuevo SIRA es implacable. El 83% de las empresas declara tener problemas para importar, y el 76% dice haber recibido menos del 25% de lo que intento traer de afuera. La propia Aduana reconoce que han crecido las multas, tanto por sobrefacturación de importaciones como por subfacturación de exportaciones. Son prácticas cuestionables pero habitualmente alentadas por un tipo de cambio atrasado.

Y todavía falta sentir en la piel las consecuencias de un año fatal con la naturaleza. La última Niña se llevó del campo cerca de u$s 14 mil millones, más de 2 puntos del PBI; la merma en derechos de exportación rondará los u$s 3600 millones y no ingresarán exportaciones por al menos u$s 8000 millones. A eso hay que sumar alrededor de 26 millones de cabezas en riesgo a raíz de la seca.

Las estimaciones de los especialistas hablan de una caída de las reservas netas a u$s 3.500 millones, de los cuales menos de u$s 200 millones estaría en condición líquida. También ponen de manifiesto que la presión sobre el dólar es inexorable: hay un excedente de pesos equivalente a más de u$s 16.000 millones. El dólar blue tuvo el enero más acelerado de los últimos 5 años, y todavía faltan las listas, la campaña electoral, las PASO, vencimientos fuertes de deuda y mucho más. El resto de año promete mucha más tensión cambiaria.

Paralelamente, la llamada “Bola de pesos” corta el aliento: el Gobierno tiene que renovar un promedio de $2 billones cada mes hasta las elecciones, lo que equivale mensualmente a la mitad de los pesos que circulan en toda la economía.

Una entidad ligada al agro realizó tres proyecciones distintas para el escenario de la gruesa: optimista, realista y pesimista. Las pérdidas son pesadas en todos los casos, y van desde un 22% hasta un 46% en el peor escenario. Algunos aseguran que cada día que pasa aumentan las chances de un dólar maíz, aunque faltan detalles de todo tipo, si es que la movida está siendo considerada. No parece tan fácil de implementar y puede tener un impacto muy delicado sobre otras cadenas, el valor de lo alimentos y la inflación. Pero los dólares tienen que salir de algún lado, y si no los aporta el campo, ¿quién?

Claudio Gianni – La Chacra

Primicias Rurales

Deuda o inflación, las opciones de 2023

Deuda o inflación, las opciones de 2023

Por Jorge Vasconcelos
jvasconcelos@ieral.org
Buenos Aires, 30 enero (PR/23) — Como todo Gobierno en su último año de gestión, el norte de la administración está en lasantípodas de la corrección de los desequilibrios de la macro. Sólo se trata de conseguir financiamiento para convivir con esos desajustes, lo cual implica seguir escalando la deuda en
pesos del Tesoro y del Banco Central, y recurrir también al crédito de comercio exterior del
Banco do Brasil, fomentando importaciones argentinas de ese origen, a ser pagadas en 2024.
Todos los instrumentos apuntan en la misma dirección, pero ratios ya elevados de deuda e
incertidumbre política se pueden conjugar para que el financiamiento de esos desequilibrios
termine siendo incompleto, obligando al gobierno a utilizar más “impuesto inflacionario” que el
recomendable por los manuales de la política. Si la jerga financiera estuviera más popularizada,
el título apropiado para este artículo sería: “todo depende del rollover”. Son tribulaciones por
las que no atraviesa Uruguay, el “hermano menor”, con un PIB que este año se situará 6 puntos
por encima del nivel pre-covid y una tasa de pobreza del 10 %.

En el arranque del 2023, las preocupaciones del gobierno apuntaron a frenar la
ampliación de la brecha cambiaria, que había vuelto a traspasar el 100 %, y a remover
obstrucciones al abastecimiento de productos importados, por los efectos colaterales
que esto tiene sobre la inflación y el nivel de actividad.
Para compensar parcialmente el desabastecimiento de insumos importados se está
negociando una ampliación de los plazos de las líneas de comercio exterior del Banco do
Brasil, una opción bastante más humilde que la declamada “moneda común”.
En lo que hace a la brecha cambiaria, sucedió algo parecido, ya que se sobreactuó un
proceso de “administración de pasivos” y se terminó con una simple operatoria que busca
justificar intervenciones vendedoras en el mercado cambiario por parte del gobierno, de
modo de acotar la suba del dólar libre. Y, como este mecanismo no parece dar
resultados, se perfila un endurecimiento de las condiciones monetarias por una serie de
medidas del Banco Central. Luego de idas y venidas, se dispuso un incremento de las
remuneraciones para los Fondos Comunes de Inversión que apliquen en pases del
Central, de 54,0 a 61,2 % (luego de pocos días en los que esa tasa fue de 68,4%) y se
habilitó a los bancos a utilizar cauciones bursátiles para su fondeo. Esta movida define
un piso más elevado para las tasas de interés del mercado, por lo que podría acentuar
las tendencias recesivas y hacer subir un peldaño el costo financiero de las deudas del
Tesoro y del BCRA.

El segundo semestre del 2022 terminó con un cuadro de situación bien diferente al
primero. Hacia julio del año pasado, con una brecha cambiaria superando el 150 %, el
gobierno parecía haber perdido el control de la macro. Cinco meses después, el
panorama lucía menos convulsionado. Entre los factores que explicaron ese giro se
cuentan la conducción unificada de la economía, la normalización de las exportaciones
de soja, la licuación parcial del gasto público y el sostenido incremento de los plazos fijos
bancarios, derivado de la suba de la tasa de interés.
En esencia, se hizo más prolijo el manejo monetario de corto plazo, pero como los
fundamentos no se han modificado, se acumula “basura debajo de la alfombra”. La
emisión neta de pesos en cabeza del Banco Central se ha atenuado en términos
interanuales, pero al costo de acrecentar “emisión reprimida”, por la expansión de los
Pasivos Remunerados de la institución.
Así, la dinámica del 2023 no puede ser extrapolada a partir de lo ocurrido en las últimas
semanas de 2022. No se trata sólo de la incertidumbre política que introduce cada
elección presidencial. Cuenta también el hecho que los desequilibrios macro que dieron
lugar a las turbulencias de mediados de 2022 no sólo no se han corregido, sino que en
varios casos se han agravado.
En parte, se recuperó cierto control de la macro porque se decidió activar la aspiradora
de liquidez que significan las Leliq, una operación de ningún modo gratuita. Los Pasivos
Remunerados del BCRA han pasado de un equivalente a 10,7 puntos del PIB en 2020 a
12,5 puntos en 2022, con un costo financiero que escaló de 3,2 a 4,5 % del PIB. Para
2023, dependiendo de la tasa de interés, esta cuenta puede superar los 5,5 puntos del
PIB.
Junto a ese mecanismo, se hicieron más atractivas para los inversores las cláusulas de
emisión de los bonos del Tesoro. No se trata sólo de refinanciar los vencimientos de
deuda sino también de obtener “dinero fresco” en el mercado, de modo de cubrir el rojo
de las cuentas fiscales. La necesidad de financiamiento de 2023 a obtener en el mercado
doméstico llega al equivalente a 11,7 puntos del PIB, cuando fue de 7,3 puntos del PIB
en 2020.
Conseguir o no el financiamiento para el déficit y los vencimientos de deuda; esa es la
cuestión! De esto depende la dinámica de la macro. Para que este año os números
“cierren” se requiere que el Tesoro coloque en el mercado 128 pesos por cada 100 que
están venciendo de deuda preexistente. “Todo depende del rollover”.

En escenarios en los que no se logra esa tasa de refinanciación de 128 %, la
contrapartida será mayor emisión monetaria. Sin buenas noticias en las licitaciones de
deuda, habrá presión alcista adicional sobre el tipo de cambio y las expectativas de
inflación.
En la negociación con el FMI, el gobierno acordó limitar los “Adelantos transitorios” del
Banco Central al Tesoro, buscando anclar las expectativas de inflación. Se advirtió en su
momento que esto no sería suficiente y los guarismos de 2022 lo confirmaron: sólo 4
pesos de cada 100 de emisión bruta del BCRA se explicaron por las transferencias
directas al Tesoro. El resto es lo importante.

¿Qué pasó en 2022 con la emisión? El pago de intereses de las Leliq (y el resto de
pasivos) sumó el equivalente a 4,2 % del PIB; las intervenciones del Central para
comprar bonos del Tesoro que el sector privado no demanda insumieron 2,0 % del PIB
y 0,7 puntos el plus de emisión por el régimen del “dólar soja”. Por esos tres conceptos,
la emisión bruta fue de 6,9 puntos del PIB, multiplicando por 1.4 la Base Monetaria.
En 2023, la emisión bruta por intereses de Leliq e intervenciones del central en el
mercado secundario de bonos muy probablemente supere los 8 puntos del PIB,
multiplicando por 1.7 la Base Monetaria. El andamiaje es frágil y sólo se sostiene por la
demanda sostenida de plazos fijos y bonos de deuda del Tesoro.
Respecto del nivel de actividad, los datos oficiales confirman que el pico se situó en
agosto, y el tobogán amenaza continuar en los primeros meses de este año. Un número
negativo para la variación del PIB en 2023 es cada vez más probable.
Un factor que opera en esa dirección es el desplazamiento del crédito a favor del sector
público, que deja como variable de ajuste los préstamos al sector privado. En 2022, de
cada 100 pesos de aumento en los depósitos bancarios, sólo 35 pesos se derivaron hacia
créditos a familias y empresas. No parece factible un cambio de esta dinámica en 2023,
siendo que las medidas dispuestas en el arranque del año para combatir la ampliación
de la brecha cambiara refuerzan el rol del Banco Central como “aspiradora de ahorros
privados”.
Otro de los factores que explica el freno del PIB es la falta de insumos importados, y es
en este plano que el gobierno percibió como una “tabla de salvación” las negociaciones
encaradas con Brasil.
Por supuesto que el “hermano menor” es la Argentina: mientras las reservas netas (5
mil millones de dólares) alcanzan para pagar un mes de importaciones, los activos
externos del Banco Central de Brasil (325 mil millones) equivalen a 15 meses de sus
compras al exterior.

No se trata de crear comercio, sino de desviar flujos, sustituyendo proveedores de la
Argentina que están menos dispuestos a aumentar su crédito al país. Tampoco habrá
seguro de cambio para los importadores, que deberán prever cuantos pesos habrán de
necesitar para pagar en un año las compras de hoy. En caso que esta nueva línea
funcione, el déficit bilateral de la Argentina con Brasil habrá de escalar desde los 3,3 mil
millones de dólares de 2022.

 

Primicias Rurales

Fuente: Revista Novedades Económicas  Fundación Mediterránea