Proteínas vegetales, carne de laboratorio y producción hidropónica: la visión del ex CEO Global de Dreyfus
Buenos Aires, 13 de diciembre (PR/20) .- Esta semana la Red de profesionales de Agronegocios de IDEA Rosario invitó a una actividad virtual a Gonzalo Ramírez Martiarena, ex CEO Global de Dreyfus.

Radicado en Ginebra, Suiza, Martiarena es hoy inversor y desarrollador de empresas ligadas a la producción de alimentos saludables en forma sustentable y trazables por blockchain, como así también de empresas de tecnología que faciliten no solo la producción sino también la comercialización de dichos alimentos.

Estrategia de China: oportunidades
Durante la presentación en el encuentro de IDEA Rosario, el ex CEO Global de Dreyfus calificó como “anuncio histórico” al acuerdo que realizó Syngenta con la empresa china Sinograin para la comercialización de soja en el gigante asiático: “Existe desde China la voluntad de mantener una relación directa con el productor en el mundo”.

En un inicio, China comenzó a trazar su estrategia de seguridad alimentaria con la intención de comprar tierras en países productores, que luego de frenó por la regulación del Estado. En este sentido, luego comenzó a comprar empresas con presencia en el comercio de alimentos. Este fue el ejemplo de Cofco, que compró Noble y Nidera.

Luego, ChemChina compró Syngenta y se terminó formando Syngenta Group con la incorporación de otra asiática: Sinochem.

“Qué mejor manera de asegurarse un flujo continuo hacia China, (en Argentina) dos empresas chinas participan de la comercialización en origen manteniendo la relación con los productores”, destaca Martiarena.

Al mismo tiempo, conectando con la estrategia de China para asegurar la alimentación de su población, el ex CEO Global de Dreyfus recuerda que durante el año pasado el gigante asiático perdió una gran parte de su stock de cerdos por un virus: la peste porcina africana.

“Están sucediendo nuevas cosas que están cambiando la forma de producir a campo”, señala haciendo referencia a que se va a comenzar a apuntar a la forma más eficiente de producir proteínas, en donde aparece la alternativa vegetal de consumo directo.

También se suma la presión de los consumidores, y la necesidad de trazar los alimentos para conocer con mayor detalle el origen, y la reconversión “lenta pero constante” hacia las energías alternativas: “No son temas de una campaña para la otra, pero tenemos que ver cómo nos adaptamos”.

Martiarena se pregunta: “¿Qué sucede si China, con enorme acceso a capital y tecnología, decide dar un nuevo paso en su plan de seguridad alimentaria?”.

Y aquí es donde comienza a aparecer la carne de laboratorio, los alimentos de proteínas vegetales y la producción de forma hidropónica de vegetales.

De hecho, Singapur tiene un plan muy fuerte de abastecer el 30% de los requerimientos de alimentos con fuentes locales: “Fue el primer país del mundo en aprobar para el consumo humano la carne de laboratorio”, cuenta.

Los ejemplos en este sentido son Imposible Foods y Beyond Meat (“con mucha volatilidad en bolsa porque es una startup”).

En la región, aparecen Not Co en Chile y Frizata en Argentina. Todas apuntando hacia las proteínas vegetales.

“Queda un rol enorme a cumplir en lo que sucede en la etapa previa de las proteínas vegetales. Tenemos un lugar para ocupar en la producción que se viene. Además, las legumbres nos pueden ayudar en el concepto de campo siempre verde. Deberíamos seguir insistiendo en agregar valor y meternos en todos los nichos”, destaca Martiarena.

También destaca: “Tenemos que traer inversiones en Argentina y ver cuánto valor podemos generar. Tenemos como ejemplos Mercado Libre, Globant, Bioceres, Agrofy. Pero hay demasiados cambios en el mundo como para quedarnos solo en eso. Argentina tiene una oportunidad bastante única”.

“Vivimos con la preocupación de qué es lo que pasa la semana que viene, pero debemos ver qué es lo que pasa en los próximos años. El mundo no espera que Argentina se reconvierta, tenemos algunas oportunidades como país”, remarca y resalta el “empuje” que generó Aapresid: “Todo el mundo está cuestionando lo que es el sistema de producción (hacia siempre directa)”.

“Tenemos la dificultad de exportar el conocimiento y que nos sigan, es un país que cada tanto da malas noticias”, agrega en referencia a la Argentina, pero al mismo tiempo agrega: “Es indudable la capacidad de innovar que tenemos”.

Sobre el interés de los inversores globales, Martiarena señala que hay un “interés fenomenal” por entrar en lo que tiene que ver con inteligencia artificial, factores predictivos y edición génica: “Acaba de finalizar una ronda de inversión importante en Benson Hill (US$ 150 millones en Serie D), una empresa que está desarrollando todo lo que tiene que ver con capacidad de generación de proteínas (legumbres) GMO y no GMO, con contenido proteico y que tenga buen rendimiento y con edición génica. “Todas las empresas que venden productos alternativos a la carne”, destaca.

En este sentido, señala: “Bioceres debería valer mucho más. Entonces, ¿qué debemos hacer para que tenga la visibilidad? ¿Por qué no conseguimos que estas empresas tengan el reconocimiento global?”, añade y ve la oportunidad detrás de la exportación de conocimiento.

“Tenemos que multiplicar el valor antes de que (la mercadería) se suba a un barco: no es fácil, pero hay que empezar a hacerlo”, concluye y cita los campos en donde ve futuro: proteína vegetal alternativa, carne de laboratorio y producción hidropónica

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