Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».

 

REFLEXIÓN

Por sus frutos los conoceréis. Por su amor los conoceréis

Jesús, siempre cercano a sus discípulos y siempre indicándoles por dónde deben caminar, en el evangelio de hoy, les da, y nos da también a todos nosotros, un criterio para distinguir a los falsos profetas de los verdaderos: “Por sus frutos los conoceréis”. Ciertamente ese mismo criterio nos sirve para distinguir a los falsos cristianos de los verdaderos. No vale que alguien diga con sus palabras que es seguidor de Jesús. Esas palabras tiene que estar respaldas por las obras… por la obras del amor. Así fue la vida de Jesús. Sus palabras y sus obras siempre estuvieron en la línea del amor. Y las palabras y las obras de un seguidor han de caminar en esa misma dirección, la dirección del amor.

San Pablo, experto conocedor de Jesús y después de su conversión, su fiel seguidor, nos llega a decir que las obras más sublimes que podamos realizar si no brotan del amor no son nada. “Sin no tengo amor, nada soy… nada me aprovecha”.

Jesús, por ser consecuente con todo lo que nos ha predicado, nos advierte que la pregunta de nuestro examen final va a versar sobre el amor, si hemos amado a los que necesitaban nuestro amor y ayuda: “Cuando tuve hambre, ¿me disteis de comer? Cuando tuve sed, ¿me disteis de beber?…”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo, España)