Jun 3, 2023 | Desarrollo Humano
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 11,27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les respondió:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Si decimos que es de Dios, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído?” Pero como digamos que es de los hombres … ».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
REFLEXIÓN
La sabiduría de Jesús frente a las asechanzas de su entorno
Una vez más, los dirigentes del pueblo se acercan a Jesús para ponerlo a prueba con una pregunta insidiosa. Han comprobado que la gente se va detrás de él y se les escapa a ellos de las manos. ¿De dónde le vendrá ese atractivo que la gente encuentra en su palabra? ¿Quién le habrá dado esa autoridad que parece tener sobre las multitudes, sin que aparentemente nadie le haya revestido de ella? Y se lo preguntan descaradamente a él mismo, no tanto por una curiosidad comprensible, sino para ver si la respuesta que les dé puede comprometerlo y así encontrar un motivo para acusarlo y quitárselo de delante.
Pero Jesús ha demostrado en diversas ocasiones que no es fácil hacerle caer en la trampa. Él ve venir a sus adversarios y su réplica los desconcierta, sin necesidad de emplear ninguna argumentación complicada. Se limita a remitirlos a sus propias actitudes con otro enviado de Dios, Juan el Bautista. ¿Qué piensan de él? ¿Qué valor le dan a la misión que traía de parte de Dios? Ellos se ven acorralados y atrapados en su comportamiento con el profeta, y responden con una evasiva. No han podido resistir a la sabiduría del Maestro de Nazaret. Una sabiduría aprendida no sólo en el amplio conocimiento de las tradiciones judías y del corazón humano, sino sobre todo en la intimidad del trato asiduo con Dios.
¿Cómo reaccionamos nosotros ante los interrogantes que dirige el mundo a los cristianos? ¿A qué o a quién recurrimos para responder sensata y convincentemente a los problemas que nos plantea nuestra época, poco amiga de nuestra fe? ¿Dónde encontrar la sabiduría que nos permita hacer frente con serenidad y confianza a los desafíos de nuestro tiempo?
Jun 2, 2023 | Desarrollo Humano
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 11-25
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo:
«¿No está escrito: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tirate al mar”, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Reflexión
Hagamos el elogio de los hombres de bien
Es bueno ser un hombre de bien. El Eclesiástico alaba al hombre que deja constancia en su vida de un comportamiento próximo a la santidad.
Hay un refrán muy antiguo que dice: “créate buena fama y échate a dormir”. Es una frase hecha que deja bastante que desear, pero que sí sirve para ilustrar un poco lo que el texto de hoy nos dice.
Hoy vamos de refranero: “Haz bien y no mires a quien”. Es otra forma de animar al hombre a ser humano con el hombre. Creo que este es el mensaje que Dios nos da hoy, y que Jesús nos ha dicho, en activa y en pasiva, a lo largo de su vida pública. El bien debe ser una propiedad impresa en el ADN humano, incluso en el de muchos de los seres vivos no humanos.
El que vive haciendo el bien será recordado por su bonhomía, por su generosidad, porque siempre trata de hacer el bien, aunque se equivoque alguna vez, pues el error forma parte de la criatura y, por suerte, somos seres pensantes y Dios nos dio la capacidad de elegir. Cierto que podemos elegir el error, pero no menos cierto es que la tendencia del hombre bueno es hacer el bien.
Hagamos el bien, aunque nos cueste. Es la única forma que tenemos para que nuestra memoria permanezca viva después de nuestra muerte.
En mi tierra gallega. La muerte tiene un tratamiento muy profundo e intenso. No es infrecuente escuchar, al paso de un cortejo fúnebre, algún comentario como: “vaia peixe levades aí” (=Menudo sujeto va en esa caja), cuando el sujeto se ha distinguido por su poca, o desconocida, bondad. Por el contrario cuando desfila el cortejo de una buena persona, que sabemos, o imaginamos, pasó haciendo el bien, veo como los hombres se quitan la gorra y se santiguan devotamente. Sus deudos son respetados, atendidos en su duelo y en su vida posterior. Una iglesia vacía o llena hasta rebosar en los funerales, suele ser otra muestra del desprecio, o del respeto y el cariño que el hombre bueno se ha ganado con su bien hacer. Tu fama te sigue más allá de la tumba. Lo mejor: ¡vivir la bondad de Dios y regalarla a los demás!
Mi casa es casa de oración para todos los pueblos
Esa es la forma en que Jesús se enfrenta a las corruptelas que el clero del templo ha ido introduciendo en el mismo, con la excusa de la pureza del sacrificio o la limosna. Ciertamente las leyes del Templo exigen que el animal sacrificado a Dios, sea un animal perfecto, sin taras, sin defecto y posiblemente un animal así, apto para el sacrificio en el altar no era fácil de traer desde lejos. Por esto se habían ido introduciendo en el Templo, los cambistas, que cambiaban el dinero impuro por monedas oficialmente puras. No se podían usar como ofrenda, por ejemplo, monedas del Imperio que llevaran la imagen del emperador. Estas eran monedas idolátricas e impuras. Sin embargo los peregrinos que llegaban al Templo solo disponían de la moneda de uso corriente en sus lugares de origen. Era necesario dotarse de dinero legalmente puro para poder ofrecerlo a los sacerdotes. Lo mismo pasaba, seguramente, con los animales destinados al sacrificio.
Es posible que levitas y sacerdotes, hubieran establecido un mercadillo de intercambios de impuro por puro, seguramente con alguna ganancia para ellos. Y esto ha hecho enfurecer a Jesús pues está viendo la corruptela que conllevan estas transacciones, y así, echando fuera a los abusadores, celosos de una pureza ritual, quiere hacer del templo un lugar apropiado para la oración y la caridad. La frase, sin duda de origen divino, “no quiero sacrificios, sino misericordia”, está en el fondo de la acción de Jesús.
El hermoso versículo final pone un cierre de oro al fragmento que hemos leído hoy: “Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que vuestro Padre del Cielo perdone vuestras culpas”.
¿Seremos capaces de cumplir este sencillo consejo, o mandato? Mejor lo pensamos un poco.
Jun 1, 2023 | Desarrollo Humano
Buenos Aires, 1 de junio (PR/23) –¿Por qué se celebra en junio al Sagrado Corazón de Jesús? En la Iglesia Católica, el mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús para recordar el amor fiel e incondicional de Cristo por la humanidad. Además, se trata de una devoción querida por nuestro Señor y que hunde sus raíces en los orígenes del cristianismo.
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde que los primeros cristianos meditaban sobre el costado y el corazón abierto del Señor. Por otro lado, el 16 de junio de 1675 Jesús le pidió a una santa que alentara la devoción a su Sagrado Corazón.
Ese día, el Hijo de Dios se le apareció en Francia a Santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa de la Orden de la Visitación de Santa María, y le mostró su Corazón.
“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres recibo ingratitud, irreverencia y desprecio”, le dijo Jesús a la santa.
El Papa Benedicto XVI afirmó que “al ver el Corazón del Señor, debemos mirar el costado traspasado por la lanza, donde resplandece la inagotable voluntad de salvación por parte de Dios”.
Asimismo, subrayó que “no puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del ‘corazón traspasado’ su expresión histórico-devocional, sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios”.
Es por eso que en este mes los católicos estamos llamados a demostrar con nuestras obras la devoción a su amoroso Corazón, como una forma de corresponder al gran amor de Jesús, que murió por nuestra salvación y se quedó en la Eucaristía para enseñarnos el camino a la vida eterna.
Primicias Rurales
Fuente: ACI Prensa
Jun 1, 2023 | Desarrollo Humano
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (14, 12a. 22-25):
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Palabra del Señor
May 31, 2023 | Desarrollo Humano
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor
May 31, 2023 | Desarrollo Humano
Buenos Aires, 31 de mayo (PR/23) — Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de la “Visitación de la Virgen María” a Santa Isabel, su prima, quien se encontraba también en estado de buena esperanza.
Con esta celebración se cierra el mes de mayo, dedicado a nuestra Madre del Cielo. Se trata, pues, de un hermoso detalle previsto por la Iglesia para coronar los ejercicios de piedad o las expresiones de amor que hemos ido realizando a lo largo del mes.
Durante mayo hemos acompañado a la Virgen en los jubilosos días de Pascua; la hemos celebrado en la advocación de la Virgen de Fátima y, hace poco, hemos estado a su lado celebrando Pentecostés. Aunque, quizás, sea mejor decir, que fue Ella quien estuvo todo el tiempo a nuestro lado, educándonos en la fe. Cada rezo del Rosario, cada Letanía a la Virgen, cada oración frente a su santa imagen ha sido un gesto importante para que la amemos más, la conozcamos mejor y la tengamos más presente el resto del año.
Conociendo a nuestra Madre
La fiesta de la Visitación constituye esencialmente una invitación del Señor a contemplar a la Virgen María, la Madre de Dios, que salió al encuentro de Isabel para ponerse a su servicio -recordemos que Isabel estaba embarazada y era una mujer mayor-.
Al mismo tiempo, se trata de una oportunidad renovada para considerar el llamado a vivir el ‘amor generoso’ -amor que brota de nuestro interior cuando en él habita Jesús-. María camino a la casa de Zacarías e Isabel es la clara evidencia de que la Madre de Dios jamás se cerró sobre sí misma, sino que estuvo siempre sensible y atenta a las necesidades del otro. Se puso en marcha para servir en las labores domésticas sin hacer alarde de nada; María acude con sencillez, movida por el amor a su prima.
María viene a visitar tu corazón
De acuerdo al relato evangélico, el ángel Gabriel anunció a María que sería la Madre de Jesús, Redentor del mundo. Luego le revelaría que su prima Isabel estaba encinta a pesar de su edad. Dios obra con grandeza delante de todos y suscita la respuesta amorosa del ser humano: la Virgen sale en ayuda de su pariente embarazada, la que será madre de Juan el Bautista, y se queda con esta por un periodo de tres meses.
Este gesto amable nos recuerda que María, como madre que es, ama a cada uno con un amor particular. Por otro lado, evoca el encargo que recibirá en el Calvario (cf. Jn 19,26-27) por el que sabemos que nunca abandonará a ninguno de sus hijos.
De esta manera, la doncella elegida por Dios se ha hecho ejemplo perfecto de cómo debemos salir también nosotros al encuentro del prójimo: llevando a Jesús en el corazón.
No perdamos la esperanza, al contrario: la primera que quiere ayudarnos a tener a Jesús dentro es la Virgen. ¡Llámala sin reparos! ¡Recíbela en tu casa! Una madre como Ella jamás ha de negarse.
Así como la Virgen nos invita a servir, así también nos invita a rezar. De los textos correspondientes al episodio de la Visitación surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magníficat.
Cuando Isabel oyó el saludo de María, “el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Pero cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’” (cf. Lc 1,39-56).
María, sierva del Señor, responde alabando a Dios por sus maravillas: “Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava…” (Lc 1, 47-48).
“Canal de la gracia”
San Bernardo de Claraval, a propósito de los pasajes considerados, señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”. …
Primicias Rurales
Fuente: ACI Prensa