Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima santa Isabel

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima santa Isabel

Buenos Aires, 31 de mayo (PR/23) — Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de la “Visitación de la Virgen María” a Santa Isabel, su prima, quien se encontraba también en estado de buena esperanza.

Con esta celebración se cierra el mes de mayo, dedicado a nuestra Madre del Cielo. Se trata, pues, de un hermoso detalle previsto por la Iglesia para coronar los ejercicios de piedad o las expresiones de amor que hemos ido realizando a lo largo del mes.

Durante mayo hemos acompañado a la Virgen en los jubilosos días de Pascua; la hemos celebrado en la advocación de la Virgen de Fátima y, hace poco, hemos estado a su lado celebrando Pentecostés. Aunque, quizás, sea mejor decir, que fue Ella quien estuvo todo el tiempo a nuestro lado, educándonos en la fe. Cada rezo del Rosario, cada Letanía a la Virgen, cada oración frente a su santa imagen ha sido un gesto importante para que la amemos más, la conozcamos mejor y la tengamos más presente el resto del año.

 

Conociendo a nuestra Madre

La fiesta de la Visitación constituye esencialmente una invitación del Señor a contemplar a la Virgen María, la Madre de Dios, que salió al encuentro de Isabel para ponerse a su servicio -recordemos que Isabel estaba embarazada y era una mujer mayor-.

Al mismo tiempo, se trata de una oportunidad renovada para considerar el llamado a vivir el ‘amor generoso’ -amor que brota de nuestro interior cuando en él habita Jesús-. María camino a la casa de Zacarías e Isabel es la clara evidencia de que la Madre de Dios jamás se cerró sobre sí misma, sino que estuvo siempre sensible y atenta a las necesidades del otro. Se puso en marcha para servir en las labores domésticas sin hacer alarde de nada; María acude con sencillez, movida por el amor a su prima.

María viene a visitar tu corazón

De acuerdo al relato evangélico, el ángel Gabriel anunció a María que sería la Madre de Jesús, Redentor del mundo. Luego le revelaría que su prima Isabel estaba encinta a pesar de su edad. Dios obra con grandeza delante de todos y suscita la respuesta amorosa del ser humano: la Virgen sale en ayuda de su pariente embarazada, la que será madre de Juan el Bautista, y se queda con esta por un periodo de tres meses.

Este gesto amable nos recuerda que María, como madre que es, ama a cada uno con un amor particular. Por otro lado, evoca el encargo que recibirá en el Calvario (cf. Jn 19,26-27) por el que sabemos que nunca abandonará a ninguno de sus hijos.

De esta manera, la doncella elegida por Dios se ha hecho ejemplo perfecto de cómo debemos salir también nosotros al encuentro del prójimo: llevando a Jesús en el corazón.

No perdamos la esperanza, al contrario: la primera que quiere ayudarnos a tener a Jesús dentro es la Virgen. ¡Llámala sin reparos! ¡Recíbela en tu casa! Una madre como Ella jamás ha de negarse.

María, maestra de oración

Así como la Virgen nos invita a servir, así también nos invita a rezar. De los textos correspondientes al episodio de la Visitación surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magníficat.

Cuando Isabel oyó el saludo de María, “el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Pero cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’” (cf. Lc 1,39-56).

María, sierva del Señor, responde alabando a Dios por sus maravillas: “Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava…” (Lc 1, 47-48).

“Canal de la gracia”

San Bernardo de Claraval, a propósito de los pasajes considerados, señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”. …

Primicias Rurales

Fuente: ACI Prensa

“Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros”

“Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros”

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

EN aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor

Martin Scorsese hará una película sobre Jesús tras reunirse con el papa Francisco

Martin Scorsese hará una película sobre Jesús tras reunirse con el papa Francisco

Foto: El cineasta Martín Scorsese saluda al papa Francisco.

Buenos Aires, 30 mayo (PR/23) — Luego de más de 50 años en la industria cinematográfica, Martin Scorsese prometió hacer una película más y no será una cualquiera, sino una sobre Jesucristo.

Se trata de una promesa que le ha hecho al papa Francisco en persona, luego de visitarlo en el Vaticano.

“He respondido al llamado del Papa a los artistas de la única manera que sé: imaginando y escribiendo un guion para una película sobre Jesús”, confesó el aclamado cineasta tras concluir su reunión con el Sumo Pontífice. “Y estoy a punto de comenzar a hacerla”, agregó al respecto.

WhatsApp_Image_2023-05-29_at_21.31.39.jpegMartin Scorsese junto al Papa Francisco

El director tuvo una breve audiencia privada con el Papa en la cual también participó su esposa, Helen Morris, y que fue organizada por Antonio Spadaro, editor del periódico religioso jesuita La Civiltà Cattolica y por la Universidad de Georgetown. Tras su encuentro, confesó que le conmovió el llamado del Santo Padre “’para que veamos a Jesús’”, según sus palabras.

Traer a Martin Scorsese a La Civiltà Cattolica es un sueño que tengo desde el primer día que lo conocí, el 3 de marzo de 2016, en su casa”, afirmó Spadaro en su cuenta de Twitter, en la que publicó las imágenes en las que se ve a Scorsese junto a Bergoglio.

“Llevar a Martín -junto con su esposa Helen y su hija Francesca- al Papa el mismo día (¡Un esplendor verlos juntos!). Y a mi casa, en el lugar donde vivo, rezo y trabajo, fue emocionante. Tiene razón el Papa Francisco cuando nos dice: ‘Pobres de nosotros si dejamos de soñar… No dejen de ser originales, creativos. No pierdas el asombro de estar vivo’”, concluyó el cura y editor del diario jesuita.

Primicias Rurales

Fuente: Noticias Argentinas

El lunes siguiente al domingo de Pentecostés se recuerda a María, Madre de la Iglesia

El lunes siguiente al domingo de Pentecostés se recuerda a María, Madre de la Iglesia

Buenos Aires, 29 mayo (PR/23) — El lunes siguiente al domingo de Pentecostés, la Iglesia celebra la memoria de la “Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia”.

Se trata de una excelente ocasión para profundizar en una dimensión muy importante de nuestra fe: la Iglesia que Cristo fundó está ligada íntimamente a su Madre y al papel que Ella desempeña en el plan salvífico de Dios. María vela por cada uno de sus hijos con amor maternal, los protege de las insidias del maligno y los acompaña durante su peregrinar por esta tierra.

El rostro maternal de la Iglesia

De acuerdo al documento, “el Sumo Pontífice Francisco consideró atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana”.

Con esto, el Papa nos anima a prestar más atención a “la figura de la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”, porque conociendo más de cerca su maternidad seremos capaces de vivirla también, de acuerdo a nuestras circunstancias. Esto no es otra cosa que preocuparnos por el bien de quienes nos rodean, dándoles acogida y sirviéndolos.

Así como María, que ofreció a su Hijo, cada cristiano debe ofrecerlo también a quienes están a su alrededor. En nosotros está la posibilidad de mostrar a la Iglesia como lo que es, una auténtica madre.

El mencionado decreto también sostiene que “esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”.

En repetidas ocasiones se ha cuestionado -desde fuera de la Iglesia y a veces desde dentro- el sitial que se le ha dado a la Virgen. Dichos cuestionamientos no se sostienen si se considera que todo en María está referido a Jesús. María no sería Madre de la Iglesia si no fuera antes Madre de Cristo.

“La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”, precisa el decreto.

La Iglesia es verdadera Madre

En una de sus colaboraciones para ACI Prensa, el Arzobispo de Los Ángeles (EE. UU.), Mons. José Gomez, subrayaba que los primeros cristianos “tenían una conciencia profunda de que la Iglesia era su ‘madre’ espiritual, que los daba a luz en el Bautismo, constituyéndolos en hijos de Dios a través de los sacramentos”.

Mons. Gomez además recordaba que “los Apóstoles a menudo se referían a los fieles como a sus hijos espirituales, reflejando así nuevamente su comprensión de que la Iglesia es nuestra madre y nuestra familia (…). Y en esto, los primeros cristianos entendieron que María era el símbolo perfecto de la maternidad espiritual de la Iglesia”.

En.ese sentido esta memoria puede ser considerada “un profético redescubrimiento de una antigua devoción”.

Día de la Iglesia

Dedicar un día a la celebración de “María, Madre de la Iglesia” podría entenderse como corolario de la eclesiología del Vaticano II. Durante el Concilio, el Papa San Pablo VI declaró de manera explícita que María Santísima es Madre de la Iglesia, algo que quedaría reflejado en el cap. VIII de la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium.

La memoria de la “Virgen María, Madre de la Iglesia” recuerda que Ella es Madre de todos los hombres, especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, en virtud a la Encarnación del Verbo. Jesús mismo lo confirmó así desde la Cruz: “Cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! Después dijo al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa” (Jn 19,26-27).

Es claro que la veneración de la Iglesia a la Santísima Virgen no sólo no debe ser soslayada. Por el contrario, debe ser preservada y fortalecida como un elemento intrínseco del culto cristiano. Así se dará cumplimiento a las palabras de la Virgen: “Me llamarán Bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1,48).

Primicias Rurales

Fuente: ACI Prensa

Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre»

Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre»

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-34

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

REFLEXIÓN

Se bautizaron en el nombre del Señor Jesús

Entre las diversas escenas en las que aparece María a lo largo de los evangelios, la liturgia de hoy, en  su fiesta de Madre de la Iglesia, nos presenta dos, bien significativas.

Desde lo alto de la cruz, a punto de morir, Jesús entrega a su madre como madre del discípulo a quien amaba. Siempre se ha visto en este pasaje la entrega de María  como Madre de todos los seguidores de Jesús, como Madre de la Iglesia.

Pero no es un título solo honorífico. María ejerce realmente como Madre de la Iglesia, como Madre de todos nosotros, estando siempre dispuesta a escucharnos, a  escuchar todas nuestras palabras donde le podemos expresar las diversas situaciones y los diversos momentos por lo que atraviesa nuestra vida. Y ella, que es medianera de todas las gracias, está dispuesta a concedernos aquello que más necesitamos en nuestro caminar siguiendo a su hijo.

Sabemos que María, como buena Madre, siempre nos recordará la mejor actitud que podemos adoptar. Señalándonos a Jesús, como en las bodas de Caná, nos dirá “haced lo que él os diga”. Y con su presencia continua, siempre maternal, nos dará la fuerza para seguirle.

Cuando Jesús, después de muerto y resucitado, asciende a los cielos delante de sus apóstoles, estos vuelven a la casa donde habían estado y “perseveraban unánimes en la oración”. Y allí, con ellos, con la inicial iglesia, estaba también María la Madre de Jesús. Esta va a ser la actitud de María con todos nosotros, con los que formamos la iglesia. Siempre estará a nuestro lado, como buena Madre.