Buenos Aires, 26 octubre (PR/22) –El consultor Ignacio Iriarte explica lo que sucede en el mercado interno, en la exportación, el potencial de crecimiento ganadero y el impacto de la seca en la producción.

Aumentan los kilos faenados (+8% en septiembre); cae la demanda y los precios de China; el Hilton cae por debajo de los 10 mil dólares; la demanda del consumo interno -como la de otros productos de consumo masivo- muestra claras señales de agotamiento. Los stocks en cámara (exportación y consumo) se acumulan; los precios del ganado gordo y de la carne son prácticamente los mismos que seis meses atrás, cuando la inflación en el ínterin ha sido del 35%. La seca, que ya a esta altura es histórica, mantiene -y mantendrá- alta la oferta, la mayor parte de la cual debe ser volcada -la variable de ajuste es el precio- al consumo interno, que ha aumentado forzosamente su ingesta unos 4 o 5 kilos per cápita en los últimos meses. Todas las miradas están puestas en el consumo; hasta cuanto podrá la demanda doméstica absorber la mayor oferta de carne. La tormenta es perfecta: una oferta abundante y en ascenso, una demanda de consumo y de exportación declinantes. El feedlot, que en meses anteriores había amagado con vaciarse, en las últimas semanas ha recuperado la ocupación perdida, al ser reemplazados matarifes y operadores del consumo por ganaderos que huyen de la seca. Todo indicaría que esta seca dejará una huella importante en la futura oferta de carne de la Argentina.

 

Potencial Según los últimos datos publicados por SENASA, entre el trienio 2003-2005 y el 2020-2022 la relación ternero/vaca (indicador imperfecto del destete) habría pasado del 63% al 68,5%, una mejora de 5,5 puntos porcentuales en algo menos de veinte años. Por otro lado, el peso medio por animal faenado se ubica en los últimos meses en los 235-236 kg carcasa, contra unos 228-230 kg de un año atrás. Elevando la tasa de destete al 75%, y el peso medio a los 250 kg (el de Brasil o Uruguay), la producción de carne rodeo argentino podría ser 750 mil toneladas mayor a la presente.

Seca La seca se agrava semana a semana, afectando el 70% de las zonas ganaderas del país. Muchos extensionistas, aseguran que esta seca es la peor en 20 o 30 años, y que en algunos casos, la situación de los campos es peor que durante la sequía del 2007-2009. En la mayor parte de las zonas de cría, después de tres, cuatro o cinco meses sin lluvias, el estado de los campos es muy malo y los vientres han comenzado a perder estado corporal, con la mayoría de las vacas con cría al pie y comenzando el servicio. Preocupa el declinante estado corporal de las vacas, pero también el precario estado de los toros. Habrá seguramente un atraso en el servicio, y muy probablemente un peso al destete más bajo el próximo otoño (15-20 kg), estimándose que si la sequía se prolonga 30-40 días más los porcentajes de preñez caerán sensiblemente. “Habrá menos terneros cabeza, los terneros serán más livianos, y habrá un menor número de vacas preñadas”. Tanto criadores como recriadores, han comenzado hace ya varias semanas a desprenderse de hacienda, multiplicándose los remates-feria, que están comercializando hoy un 70-80% más de ganado que hace un año para esta época. Complica la situación el hecho que la mayor parte de las zonas de invernada también están muy mal de forraje, y que los feedlots enfrentan pérdidas de 5 a 8 mil pesos, por animal y por ciclo de engorde.

En la mayor parte del país las recrías se están atrasando o los animales directamente han dejado de aumentar de peso. “Toda la hacienda que sobra ahora faltará más adelante”, nos dice un consignatario, recordando experiencias pasadas con secas de primavera. Es muy probable que el próximo destete (otoño 2023) se ubique alrededor de los 15 millones de terneros, pero dado el actual estado corporal de los vientres, es muy probable que el resultado del servicio 2022/2023 sea inferior a lo normal, repercutiendo eso en el destete 2024. Una eventual reducción del 10% en la preñez del actual servicio podría significar una caída cercana a los 1,5 -2 millones de cabezas anuales en la faena de equilibrio para el ejercicio 2023-2024. Si las lluvias llegan recién en enero-febrero, como muchos pronósticos arriesgan, el efecto de la seca sobre la producción futura de carne vacuna será muy importante; donde se corte la seca y terminen las ventas adelantadas, se va a registrar -como en oportunidades anteriores- una vigorosa retención, con una caída en la oferta ganadera y una recuperación (parcial) de los precios.

 

 

 

Fuente: FIFRA

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