Buenos Aires, 10 noviembre (PR/22) — El “Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático”  elaborado por el gobierno argentino, presidido por Alberto Fernández y gestionado en los hechos por el ministro de Economía Sergio Massa, representa una guía de acciones por implementar hasta 2030 para poder cumplir con los compromisos asumidos ante Naciones Unidas en la materia.

Uno de los puntos del documento de 419 páginas afirma que “se ampliarán los sistemas de áreas protegidas” y que “a partir del informe de consultoría ‘Identificación de Vacíos Ecorregionales’ (Solís Neffa, et al. 2021) se han identificado áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad y vacíos de conservación de las ecorregiones Altos Andes, Puna, Monte de Sierras y Bolsones, Espinal, Pampa, Delta e Islas del Paraná, Campos y Malezales, Esteros del Iberá, Selva Paranaense y Costero-Marina que orientarán la creación de nuevas áreas protegidas”.

Así que en Bichos de Campo consultamos el estudio en cuestión, el cual fue elaborado por científicos argentinos con recursos de una donación del Fondo Mundial del Medio Ambiente (GEF), organismo con sede central en Washington, EE.UU.

El trabajo identifica como áreas para transformar en zonas de conservación, es decir, regiones en las cuales habría que retirar toda actividad productiva, a buena parte del noreste de Corrientes, que comprende, casualmente o no, prácticamente las mismas áreas que se pretendían restringir con el fallido proyecto de “ley de humedales”.

Las áreas propuestas para poner en conservación son la Alta Cuenca del río Aguapey, Campos de Candelaria, Cuenca del río Aguapey, Palmeral de Bonpland, Tres Cerros, Colonia Carlos Pellegrini, Selvas del río Uruguay y Arroyo del Medio.

También se pretende restringir la actividad productiva en el sector noroeste de Corrientes, específicamente en el norte de los Esteros del Iberá, Lomada Caa Catí a Mburucuyá, Corredor Iberá-Mburucuyá, Puerto Valle-Galarza, El Libertador y Corredor Mburucuyá-San Roque.

En la región pampeana la zona que lleva las de perder es el sudeste de Entre Ríos, dado que el estudio –que, recordemos, forma parte del compromiso asumido por la Argentina– propone restringir la actividad productiva en buena parte de ese territorio.

Las restricciones propuestas también abarcan a Sierra de la Ventana, San Clemente del Tuyú, Bahía de Samborombón y oeste y norte de Mar del Plata.

El capítulo dedicado a las zonas identificadas como “espinales” propone crear áreas de conservación en las regiones pampeanas de Parque Luro y Victorica; no casualmente los límites de este último son similares a los propuestos por la iniciativa que pretendió este año implementar –vía expropiación– el parque nacional “El Caldenal”, emprendimiento que fue desactivado luego de una movilización popular realizada para impedir la maniobra. También se pretende crear áreas de conservación en “espinales” identificados en Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe.

En tanto, en la ecorregión del Delta e Islas del Paraná el objetivo es crear zonas de conservación en Islas del Ibicuy, Jaaukaningás y Apipé.

Vale insistir que el “Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático” no es un texto tentativo, sino, como el mismo señala, un “documento clave mediante el cual el país detalla los medios y acciones a llevar a cabo para alcanzar las metas de adaptación y mitigación detalladas en la Segunda Contribución Nacional Determinada (NDC, por sus siglas en inglés) y su actualización, presentadas por la República Argentina ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en 2020 y 2021 respectivamente”.

 

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Fuente: Bichos de Campo