Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 1,47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Comentario
Antes, te vi
En el breve evangelio de este viernes, escuchamos a Natanael confesar que Jesús era Hijo de Dios y Rey de Israel. Jesús describe a Natanael detalles de la escena que acabamos de leer en la Profecía de Daniel, en esta ocasión, con ángeles que danzan sobre el Hijo. El subir y bajar de los ángeles de Dios nos permite establecer conexión con el cielo, una comunicación que es, ante todo, escucha, porque Dios tiene algo que decirnos a cada uno de nosotros, a través de Jesús.
Leí un bonito ensayo de unos conocidos antropólogos franceses titulado: El silencio y la palabra contra los excesos de la comunicación, que me pareció luminoso. Hoy vivimos hiperconectados, inmersos en un trasiego comunicativo que provoca un ruido ensordecedor, ruido que nos anestesia frente a la palabra. La palabra necesita silencio para ser engendrada y necesita silencio para ser acogida. Las entrañas silenciosas de María acogieron la palabra. Natanael recibió la palabra antes de ver a Jesús porque Dios ya se había comunicado con él. En la nueva escena vemos la gloria de Dios que se desvela, y revela, lo que ni hemos recibido por herencia biológica ni por mediación humana.
Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón
Lectura del libro del Apocalipsis 12, 7-12a
Se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo.
Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra con todos sus ángeles.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Ellos mismos lo han vencido, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que dieron de él, porque despreciaron su vida hasta la muerte. ¡Que se alegren entonces el cielo y sus habitantes!»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 137, 1-5
R. Te cantaré en presencia de los ángeles, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
ALELUIA Sal 102, 21
Aleluia.
¡Bendigan al Señor, todos sus ejércitos,
sus servidores, los que cumplen su voluntad!
Aleluia.