Por Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez

Buenos Aires, jueves 4 enero (PR/24) — Frente a las primeras dificultades que aparecen en el frente judicial y legislativo para avanzar en las reformas propuestas, quizá convenga pasar a subrayar las verdaderas prioridades dentro de la “necesidad y la urgencia”.

Así, podría reordenarse la agenda, para que ésta adquiera mayor consistencia y filo, de modo de robustecer las chances de éxito de la flamante gestión presidencial.

Se ha insistido en estos informes la conveniencia de tomar en cuenta los resultados de las medidas adoptadas en Brasil bajo la presidencia de Michel Temer, entre los años 2016 y 2017. Concentradas en limitar la evolución del gasto y de la deuda del sector público y en rediseñar el funcionamiento del mercado de trabajo, esas reformas explican buena parte de la diferencia de performance de los últimos seis años: Brasil le sacó a la Argentina 13,1 puntos porcentuales de ventaja en el crecimiento acumulado del PIB (10,9 % vs – 2,2%) y 8,0 puntos en la creación de empleo privado formal, dado el incremento de 9,8 % en los puestos de trabajo de Brasil, versus 1,8 % en el caso de la Argentina.

Más allá del resultado de próximas licitaciones, la experiencia con el BOPREAL podría estar convalidando la necesidad de un replanteo más profundo en el funcionamiento del mercado cambiario, teniendo en cuenta además que se están iniciando las negociaciones formales con el staff del FMI en función de mantener la línea de crédito pese a los enormes desvíos incurridos en la gestión anterior.

Las expectativas de devaluación que reflejan las cotizaciones de dólar futuro marcaron un ligero retroceso respecto a los contratos de una semana atrás, pero el mercado seguiría esperando un salto discreto en marzo: la devaluación implícita acumulada para el primer trimestre es del orden del 20%.

En las últimas jornadas la brecha cambiaria osciló en torno al 23%. Sin embargo, hay factores temporarios detrás de ese guarismo, tal el caso de la liquidación del 20 % de las exportaciones a través del CCL (que drena el flujo de divisas a favor del BCRA); las prohibiciones que subsisten para las operaciones “cruzadas” (MULC/CCL) por parte de las empresas; la normativa cambiaria para el pago de importaciones, con un restrictivo cronograma; una demanda de dinero estacionalmente más alta en esta parte del año, fenómeno que habrá de revertirse hacia fin de enero.

Desde mediados de diciembre, el BCRA apunta a un escenario en el que la tasa en pesos resulte positiva en términos de dólares, pero fuertemente negativa en relación a la inflación local. Se recortó la tasa de Plazo Fijo al 9,0 % mensual, en un contexto de aceleración inflacionaria. De esta manera, la licuación de saldos reales ocurre a un ritmo muy acelerado.

El tema es que el objetivo de reducir el “exceso de pesos” todavía no habría sido alcanzado, por lo que la pregunta es cuánto tiempo más de licuación se necesita, con el interrogante adicional de si ese cronograma podrá transitarse sin turbulencias en los mercados financieros.

Apenas asumió Milei el riesgo país bajó a 1820 puntos, valor que no se observaba desde comienzos de 2023. Desde entonces ha experimentado un ligero aumento para ubicarse en 1.940 puntos, casi 500 puntos por debajo del valor previo al ballotage de noviembre último. Este indicador continúa muy elevado en relación a nuestros vecinos, ya que el riesgo país de América Latina considerado como bloque es de 373 puntos. ¡Resta mucho por hacer!

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Fuente: IERAL Fundación Mediterránea