“Veo que año tras año los productores se enfrentan al mismo desafío: la recepción de los terneros. Entre febrero y junio sólo en la provincia de Buenos Aires se mueven más de 700 mil cabezas, en su mayoría recién destetadas. Esto coincide con condiciones climáticas que juegan en contra: bajan las temperaturas, aumenta la humedad, se intensifica la amplitud térmica y comienzan las lluvias. Todo esto hace que la recepción sea doblemente difícil”, planteó Di Carlo a Valor Carne.
Por eso, desde el CENAB se generó información para contribuir a que los establecimientos de todas las escala y sistemas productivos puedan planificar esta etapa crítica.
Adaptación, todo en contra
El manejo durante las primeras dos o tres semanas, cuando los terneros son más vulnerables, puede determinar el éxito o fracaso del proceso de engorde.
¿Qué les tenemos que dar? “El desafío inicial está en la hidratación y en restaurar rápidamente el consumo de alimentos. Sin embargo, los animales recién llegados tienen una capacidad de ingesta limitada y selectiva, algo que tiene sus consecuencias”, advirtió.
En tal sentido, en el CENAB, se evaluaron 63.737 cabezas y se halló una relación directa entre el consumo de materia seca en los tres primeros días y la morbilidad (proporción de individuos que se enferman). “Esto confirma que una buena alimentación es fundamental para evitar problemas sanitarios a futuro”, aseguró Di Carlo.
Un paso más adelante, se investigó cómo mejorar la composición de la dieta durante la adaptación. ¿Qué hicimos? “Les ofrecimos diferentes fuentes de alimentos a terneros que venían de distintas procedencias para ver cuál les gustaba más”, contó.
En tal sentido, en un ensayo con 391 animales se plantearon tres dietas diferentes y los resultados fueron sorprendentes: el origen de la hacienda es la variable determinante del tipo de fibra a suministrar para lograr un alto consumo.
Resto de la dieta: maíz grano quebrado, Premix Min-Vit Granumix 15%, y burlanda o expeler de soja. Datos ensayo #8 y #13. Fibra en adaptación
Tal como se observa en el gráfico, cuando las raciones se componen con heno de alfalfa se logra un consumo significativamente mayor en animales que proceden de una recría pastoril y de un remate feria, no así en los que llegan de una recría a corral que ya están acostumbrados a comer silaje de maíz.
De cualquier modo, muchas veces los feedlots reciben tropas heterogéneas, ya que provienen de sistemas productivos diversos. Por lo tanto, “en estos casos es importante incluir esos henos de alfalfa en la dieta. Ya vimos que el animal que come bien además de ganar más peso, se enferma menos. Son variables que van de la mano”, reiteró.
Otros de los interrogantes que se oyen a campo son: ¿Qué nivel de proteína debería tener una ración? y ¿Cómo influye el peso de ingreso?
Para brindar esta información, el CENAB realizó un ensayo que permitió determinar cuáles son los porcentajes de proteínas que necesitan los animales, según el tamaño inicial.
“Identificamos que los de menor tamaño, que obviamente tienen menor ingesta, responden con mayores de ganancias de peso a dietas con niveles de proteína superiores. Por ejemplo, si ingresan con 200 kg necesitarán el 13% de proteína bruta para expresar rápidamente su potencial”, sostuvo.
Como conclusión, el técnico aconsejó: “si se trabajan con categorías menores, es otro de los puntos que debemos tener en cuenta al momento de planificar la dieta de adaptación”.
Tecnología llave en mano
Con estos resultados, Biofarma desarrolló un concentrado de adaptación que responde a los distintos desafíos que enfrenta el productor.
“Es un producto todo en uno ya que proporciona incluso la fuente de fibra de calidad y el nivel de proteína necesario, controla la acidosis y contiene todos los minerales que fortalecen el sistema inmune del animal”, afirmó Di Carlo.
Este desarrollo se probó en la adaptación de 1.580 animales que ingresaron con 239 kg promedio. Como se ve en el cuadro, los que recibían el concentrado aumentaban 1,44 kg/d en los primeros 30 días versus 1,39 kg/d de los testigos y ese diferencial se mantenía hasta la salida del novillo (1,5 kg/día versus 1,467 kg/día).
“La yapa es que el fortalecimiento inmunitario permitió disminuir a la mitad los retratamientos sanitarios”, subrayó, detallando que pasaron de 20,6% a 10,8%.
Por último, una gran fortaleza de esta innovación, que aún no fue lanzada al mercado, es que aplica a todo tipo de planteos productivos: desde sistemas de engorde con dietas totalmente mezcladas (TMR) al silo de autoconsumo, e incluso para ser agregada en el comedero una vez distribuida la ración.
Más allá del concentrado de adaptación, el otro gran desafío del productor es la hidratación inicial de los animales.
“Durante las maniobras previas, embarque, viaje y arribo, el ternero sufre una considerable pérdida de agua y electrolitos. Al llegar a destino, su primera reacción natural es beber agua. Si en ese momento logramos proporcionarle los nutrientes esenciales que ha perdido, su recuperación y adaptación al nuevo entorno serán mucho más rápidas”, explicó Di Carlo.
Con este fin, Biofarma desarrolló un bloque mineral (Hidrobloque) que en agua logra una liberación lenta y controlada de minerales; y realizó un ensayo para medir su impacto sobre 2579 animales que ingresaron con 245 kg promedio.
“Vimos que aquéllos que habían recibido este suplemento a la llegada recuperaron el peso con anterioridad y sufrieron menos morbilidad (-27%). Esto significa que un ternero que se hidrató antes, ganó peso antes, se enfermó menos y esta tendencia se mantuvo hasta el final del ciclo”, señaló.
¿Retorno económico? “Calculamos que por cada peso que invierte el productor en perfeccionar el agua obtiene un beneficio de 28,6. O sea, que este bloque que se coloca en el bebedero, durante las primeras 24 hs de la recepción, equivale en total a un kilo de novillo y genera una ganancia de peso adicional del 2% durante todo el ciclo. En definitiva, la tropa sale a faena con 3,2 kg más por cabeza”, describió.
Para finalizar, Di Carlo resaltó que “la idea de presentar esta información es contribuir a que el productor pueda planificar la adaptación de sus animales y mostrar el respaldo científico que hay detrás de cada desarrollo de nuestra empresa. El objetivo es mejorar la performance de la ganadería intensiva”, concluyó.
Fuente: Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
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