Germán Elías.

Germán Elías.

El INTA Cuenca del Salado lleva adelante desde hace 20 años un Monitoreo de Eficiencia Reproductiva en medio centenar de establecimientos de la zona, entre ellos Estancia San Javier de Rauch. El MV Germán Elías, al frente de la ganadería de la firma familiar, describe el aporte de este seguimiento para controlar el estado corporal de los 3.800-4.000 vientres que entoran y hacer un “manejo muy cortito” durante el invierno, evitando que pierdan la condición óptima.

“Hace unos años, la empresa amplió la superficie agrícola y se sembraron todas las lomas y medias loma. La ganadería pasó a suelos de menor calidad, entonces tomamos contacto con los técnicos del INTA y empezamos a monitorear el estado corporal de las vacas, una herramienta que nos ayuda a ajustar el manejo para que lleguen en muy buenas condiciones al parto”, recordó Elías.

En tal sentido, con una cadena forrajera de alta calidad en invierno -que incluye el pastoreo de cultivos de servicios y rastrojos- logran una preñez estable de más del 95% y un destete sobre vaca preñada del 94% y sobre vaquillona del 90%, obteniendo 3200 terneros por año.

¿Cómo es el rodeo? “Es Angus puro, cerrado desde hace 50 años, producimos nuestros propios toros e ingresamos genética solamente para las IATF de los planteles y sus repasos. La vaca de San Javier es de biotipo moderado, lo que también nos ayuda a mantener su estado corporal: una de 450 kg, obviamente, consume menos que otra de 520 kg”, indicó.

El campo se maneja mediante una planificación minuciosa. La producción está dividida en módulos, cada uno abarca entre tres y cuatro potreros que, a su vez, están subdivididos en tres o cuatro parcelas de 20-30 ha -de pastizales naturales y un 20 a 30% de verdeos- con rotaciones cada diez días aproximadamente. Cada módulo incluye entre 150 y 250 vientres, y cada recorredor es responsable de tres o cuatro módulos.

“Manejamos los rodeos por edad. Cuando se hace el primer tacto de la vaquillona les ponemos una caravana de un color, cuyo número inicial corresponde al año de nacimiento. Ejemplo, si nació en 2023, toda su vida estará numerada con el 3000. Y, además, un año es blanca, el año siguiente amarilla, luego azul, así es más fácil visualizar su edad”, pormenorizó.

La idea es que las vacas preñadas no salgan de su módulo durante todo el ciclo reproductivo. “Se alimentan sobre campo natural, aunque en algún momento pasan por un raigrás, una avena o un trigo de pastoreo, que se siembra en los rastrojos de girasol o de maíz con muy buen resultado”, contó. De este modo, “aseguramos que no falte comida durante el invierno para que las madres lleguen bien al parto, que se hace dentro del mismo módulo en un potrero reservado”, subrayó.

¿Cómo controlan el estado corporal? “Me encargo personalmente, hago un seguimiento a lo largo del ciclo reproductivo. En marzo, cuando las destetamos, siempre están en buena condición, arriba de 3 (en escala de 1 a 5). Por eso, arranco con el monitoreo un mes antes de parir, a mediados de junio; y después lo repito cuando están recién paridas, ahí se define el reinicio de la actividad sexual, es un momento clave”, enfatizó. Luego sigue con ese contralor durante el servicio: el 15 de octubre, 15 de noviembre y 15 de diciembre. “Así voy obteniendo fotos de la condición de los rodeos, para ver si tenemos que hacer algún retoque”, afirmó.

¿Qué niveles toman para hacer esos ajustes? “Nunca dejamos que el estado corporal sea menor a 2,8. Si veo que la curva de un rodeo no respeta esta consigna, sin moverlo lejos, hago un cambio. O sea, si tenemos un módulo en 3,2, que está sobrado de campo, quizás porque tiene más verdeos o más volumen de pasto natural, llevamos ahí el de 2,8 y nos vamos con el de 3,2 al que está atrasado”, explicó. Y subrayó: “hacemos un manejo ‘muy cortito’, un enroque, y corregimos el problema al momento”.

Los datos, año por año 

Para ilustrar su tarea, Elías presentó un gráfico con la evolución de la preñez total y del último mes de servicio durante 20 años (2004-2024) de Estancia San Javier. En base a esta información, obtenida mediante tactos y ecografías, cada año arman dos rodeos, según la calidad de las preñeces, uno con las vacas preñadas cabeza y cuerpo, otro con las preñadas cola.

“Por ejemplo, en 2024 se preñó el 96% y las de cola, que eran muy poquitas, el 4% de este total, se venden ahora. Ya vienen atrasadas y, quizás, si las dejo, el año siguiente me queden vacías. Durante muchos años hemos seguido esta estrategia, así voy seleccionando por fertilidad. Al principio las de cola era el 11% y, ahora, nos estabilizamos en esa pequeña proporción”, reveló.

¿Y el ciclo 2025? “Si tenemos alto porcentaje de pariciones en el primer mes, significa que, a su vez, el primer mes de servicio tendremos alto porcentaje de ciclado, porque el periodo parto-primer celo será corto. Esto, por otra parte, lo voy controlando con el estado corporal y aprovecho esa ventana fértil con una buena oferta forrajera. Ahí está la clave del éxito”, finalizó Elías.

Desde el INTA Cuenca del Salado

Durante el mes de abril y mayo de este año se tomó información de 49 rodeos y 11.574 vacas de la zona para calcular los índices reproductivos y las mermas de terneros del último ciclo.

Como en años anteriores, las pérdidas de mayor magnitud se observan en el intervalo servicio a tacto (vacas vacías), alcanzando al 10,5%, mientras que las del tacto al parto (abortos), del 5,2%, y las del parto al destete (nacidos muertos y muertos durante lactancia), del 3,7%, permanecen en valores parecidos.

El siguiente grafico muestra la condición corporal promedio desde 2005 a 2025. Este año se observó una condición similar al promedio histórico (3,1).

El próximo grafico presenta el porcentaje de vacas con estado corporal superior al óptimo (barras verdes, EC ≥3) e inferior al óptimo (barras rojas, EC<3).

Como se puede observar la proporción de vacas por debajo del óptimo (3 en escala 1 a 5) fue del 24%.

Si bien el desarrollo de los pastizales y otros recursos forrajeros se vio afectado durante cierto periodo del verano por falta de precipitaciones, las abundantes lluvias al inicio del otoño reordenaron la situación para el próximo ciclo.

El estado corporal está en el promedio histórico y se espera que aumente un poco más antes de empezar el invierno, dado que las condiciones climáticas han sido muy favorables para el crecimiento del forraje.

El estado corporal de los rodeos al inicio del servicio fue bueno, con lo cual vamos a tener seguramente buenos valores de preñez.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

Primicias Rurales