Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

COMENTARIO

“La Ley adquiere sentido”

También en el Evangelio hoy se nos invita a profundizar en el corazón de la misión predicar que vimos en la comunidad de Antioquía. Jesús declara con claridad que no ha venido a abolir la Ley o los Profetas, sino a darles cumplimiento. No se trata de una ruptura con el pasado, sino de una continuidad hacia la plenitud. La ley ahora se llena de sentido, no como un conjunto de normas frías, sino como camino hacia la verdadera libertad y la felicidad que brota del amor.

Esto es esencial para comprender por qué los primeros cristianos sentían la necesidad de anunciar a Jesús: porque en Él la Ley cobra coherencia y plenitud en el mandamiento del amor.

La comunidad cristiana crecía no solo por lo que decía, sino por cómo vivía. La coherencia entre la predicación y el testimonio era el mejor argumento para la predicación de la gracia. Mateo nos recuerda que quien enseña los mandamientos y los cumple, será grande en el Reino de Dios.

En un mundo muchas veces escéptico o herido, nuestra misión no es imponer, sino mostrar con la vida que seguir a Jesús es fuente de sentido, paz y alegría. El cumplimiento de la Ley del Amor es camino de felicidad y plenitud. Así lo entendieron las primeras comunidades cristianas de Antioquía, que no se limitaron a cumplir preceptos, sino que encendieron corazones al mostrar la belleza del Evangelio vivido.

Este texto de Mateo nos recuerda que la verdadera predicación comienza en la contemplación de la palabra, que nos transforma. Desde ella, la fe se vuelve fecunda, la comunidad se fortalece y el Reino de Dios se extiende. Hoy, como entonces, el mundo necesita personas que prediquen que en Jesús se cumple toda esperanza.

¿Vivimos nuestra fe como algo personal o como una misión para el mundo? ¿Somos comunidades que oran, se forman y se envían? ¿Vivimos con esperanza y alegría en la fe?

 Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

La Fraternidad Laical de Valencia está formada en la actualidad por hermanos y hermanas con promesa solemne, con promesa simple, y con hermanos a la espera de admisión; sin embargo, desde la fundación de la misma, han formado parte de ella numerosas personas que nos han precedido en la predicación. Uno de los compromisos adquiridos comunitariamente es estudiar y compartir la Palabra de Dios para luego predicarla en la web. Contemplando la Palabra en comunidad, y poniéndola en común, elaboramos una predicación que compartimos con alegría.

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