Por Lucrecia Melcior
Buenos Aires, martes 17 junio (PR/25) — Este año avanza a pasos acelerados y, con el segundo trimestre a mitad de camino, las tendencias de viaje para las vacaciones de invierno se perfilan hacia destinos internacionales de cercanía: Río de Janeiro lidera el podio como uno de los más solicitados.
Mientras el termómetro baja en Buenos Aires, la «Cidade Maravilhosa” se convierte en el refugio ideal para quienes buscan calor, playa y lujo. Aunque para los argentinos julio y agosto evocan frazadas y bufandas, hay un rincón en el mundo donde todo cambia de color y cruzar la frontera hacia Brasil transforma completamente el guión: las temperaturas rondan los 25 grados, el cielo es celeste casi todos los días y hay un aire calmo.
A sólo tres horas de vuelo, Río de Janeiro se convierte en ese refugio posible donde el sol no se toma descanso, menos aglomeraciones, mejores tarifas y un clima ideal para disfrutar tanto del mar como de sus icónicas caminatas urbanas. Ideal para pasear por Ipanema, para perderse en el Jardim Botânico o para subir al Morro Dois Irmãos sin la excusa del calor extremo.
Invierno con sabor a verano
En este escenario y a la hora de elegir dónde quedarse, aparece una joya arquitectónica con vista al mar que combina lujo, historia y el toque justo de informalidad tropical: el Sheraton Grand Rio Hotel & Resort, que celebró sus 50 años en 2024. Ubicado en el exclusivo barrio de Leblon, ese barrio elegante y menos turístico que sus vecinos Copacabana e Ipanema, es el único hotel de Río con acceso directo a la playa, lo que le da una ventaja incomparable. Sí, leíste bien. En una ciudad que vive de cara al océano, este hotel es el único hotel con playa propia. Con vista al océano Atlántico y rodeado de vegetación tropical, combina el espíritu carioca con el confort internacional.
Lo primero que impacta es su arquitectura brutalista, emblema de los años 70, que se impone sobre una ladera verde y se abre completamente al mar. Pero lo mejor está adentro. Recientemente renovado y modernizado, sus habitaciones cuentan con una vista panorámica, balcones para desayunar con el sonido de las olas, una piscina infinita entre palmeras y un spa que parece flotar sobre el Atlántico.
Lujo sin rigidez: el arte de sentirse cómodo
Desde sus comienzos fue anfitrión de celebridades, eventos internacionales y viajeros que buscan un equilibrio entre naturaleza, ciudad y confort. Hoy, con medio siglo de historia, se reinventa como una propuesta de lujo descontracturado con alma carioca. Sus 50 años de historia dan la sensación que logró esa madurez que solo algunos hoteles alcanzan: combinar tradición con renovación, sin perder identidad. Acá no hay poses ni formalidades excesivas. Se puede estar descalzo todo el día, con un libro en la reposera y un agua de coco en mano, y a la noche subir al rooftop del restaurante L’Etoile, donde la cocina de autor y la vista a la Bahía de Guanabara te recuerdan que el lujo también puede ser liviano.
Para quienes buscan más que una simple estadía, el hotel ofrece un spa con vista al océano, clases de yoga al amanecer, piscina climatizada y una completa infraestructura fitness. La experiencia se completa con servicios como desayuno frente al mar, cócteles al atardecer y cenas con acento brasileño e internacional. Siempre con el mejor servicio: aquel que se nota sin hacerse notar.
Salir del piloto automático del invierno porteño y aterrizar en una ciudad vibrante, cálida y llena de verde y agua es un pequeño acto de amor propio. Río invita a moverse lento, a mirar el horizonte sin apuro y a recordar que también en julio el cuerpo puede volver al verano.
Y si esa experiencia se vive con elegancia, historia y atención cinco estrellas, Río de Janeiro –y el Sheraton Grand– pueden ser la mejor elección del año. Y si todo eso sucede desde una habitación con vista al mar, en un hotel que es parte de la historia de la ciudad, mejor aún.
¿Vas en familia? Hay actividades para chicos. ¿Viajás en pareja? Hay rincones románticos por donde se mire. ¿Te tomás un recreo en solitario? No se me ocurre un mejor lugar para encontrarse con una misma.
Primicias Rurales
Fuente: Newsweek Viajes