Cargados de historia, visitamos 15 recintos que aún funcionan. El encanto de estas viejas construcciones, su gastronomía campestre; y objetos, mobiliarios y testimonios de vieja data resultan ideales para una salida diferente.
Marcelo Ruggieri El encanto de estas viejas construcciones, su gastronomía campestre; y objetos, mobiliarios y testimonios de vieja data resultan ideales para una salida diferente

Buenos Aires, domingo 29 junio (PR/25) — Aún quedan en pie añejos sitios que en otros tiempos servían para realizar un alto en el camino y apurar algún trago, hacer un descanso o un recambio de caballos. Además de viajeros y carretas, eran también punto de reunión para lugareños que se encontraban a charlar o jugar a los naipes, y hasta a veces para ajustar cuentas entre retadores. Pensando en algún finde cualquiera, relevamos estos legendarios recintos situados a no más de 200 km de CABA, bien óptimos para visitar en un circuito de uno o más días de acuerdo al tiempo de cada viajero.

El periplo puede comenzar dentro mismo del casco porteño. La pulpería Quilapán es un pedacito de historia en el corazón de San Telmo. “La casona es de 1714 –comenta Karina, su encargada–, y no se trata sólo de un restaurante, sino que además es un espacio que invita a revivir las tradiciones de antaño”. Semeja a un bodegón y entre sus platos la ternera al vino cocinada en horno de barro y las milanesas con queso fundido resultan dos imperdibles. Sus viejas paredes están decoradas con objetos de tiempos idos. Se ubica en Defensa 1344. Informes: Tel.: (011) 4307-6288.

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A pocas cuadras por Av. Independencia (luego Av. Juan B. Alberdi), siempre derecho hasta el populoso barrio de Mataderos, los fines de semana se puebla de visitantes debido a su tradicional feria de artesanías y costumbres gauchescas. Frente a la vieja recova, el legendario Bar Oviedo erigido allá por 1900 es uno de los bares notables de la ciudad. “Hace tiempo desaparecieron los palenques que estaban en la vereda”, comenta don Luis, vecino del lugar. La construcción es de una sola planta y está pintada de vivos colores. Su amplio interior, revestido en madera, posee añejas mesas, un largo mostrador, billares y un pequeño escenario donde suelen cantar entusiastas personajes. Imperdibles, los especiales de jamón crudo y queso, todo un lujo del lugar. Informes: Tel.: (011)  4687-8690.

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Desde allí enfilamos hacia la Av. General Paz que conecta con el Acceso Norte (ramal Pilar) y luego RN 8 hasta el Mojón 59 para ingresar al pueblo de Manzanares. De pocas casas, varios countries y mucha paz, este pequeño ejido cobró vida en 1888 con la llegada del tren. La antigua pulpería Don Anselmo, de 1902, convertida en el Restaurante Cocina de Estación 1888, conserva su artística reja y estantes con olvidados objetos. José Luis, el chef, hace alusión al nombre del lugar: “Un homenaje al año en que llegó el tren al pueblo, justo aquí enfrente, donde hoy está la moderna estación”. Exquisitas las pastas caseras, y los pescados y mariscos son una especialidad. Informes: Tel.: (011) 2523-8666 / 3426-6442. Muy cerca de allí, la capilla y la casa del jefe ferroviario están haciendo esquina, justo donde resalta una viejísima chapa con las siglas “FCBAP”: Ferrocarril Buenos Aires Pacífico.

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De nuevo en ruta, escasa distancia hay que recorrer hasta el cruce con la RP 6. Girar a la derecha rumbo a Los Cardales y allí nomás, también frente a la estación, el Bar Di Yorio, atendido por la familia de igual apellidoNació en 1925 en torno al ferrocarril y en el lugar, además de saborear un exquisito café de su antigua máquina o disfrutar de su tradicional picada acompañada de cerveza artesanal tirada, está bueno recorrer el salón que atesora recuerdos de épocas remotas. Libros del 1800, el primer teléfono público (1921), la primera televisión (1952) y en una vitrina, camisetas y objetos de don Alfredo Di Stéfano, oriundo local y excelente futbolista fallecido a los 88 años. “Juan B. Justo venía aquí –comenta Alberto, su dueño– y dio algunas charlas políticas; y también Cafrune, que entonaba sus primeras canciones”. Este sitio también es heladería. Informes: Tel.: (0230) 4492209 o Instagram @bardiyorio

Segunda etapa

Desde la RP 6 seguimos rumbo a la RN 9 hacia Zárate para encontrarnos con La Lydia, una casona de 1905 atendida por Diego, quien la rescató del total abandono y el cierre de muchos años. Hoy en día cobija en su interior una gran cantidad de objetos antiguos (botellas, máquinas registradoras, mobiliario de campo), y adaptó su estructura a una cervecería, picadas y sencillos sandwiches. El lugar está ubicado en las afueras, bien solitario y en pleno campo. Informes: @pulperialalydia1905

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De allí, avanzamos por RN 193 unos 5 km hasta el pequeño poblado de Escalada para visitar típicos lugares: la antigua panadería Tuculet y el almacén de Portela. Ambos, uno al lado del otro, componen un conjunto edilicio de más de 150 años. La primera en cuestión perteneció a la familia homónima y fue atendida durante más de 40 años por su dueño, Valentín Tuculet. Hoy está a cargo de don Enio y su esposa, quienes mantienen su fiel tradición de cocinar el pan para los vecinos y visitantes en el viejo horno a leña, y unas tortitas negras por demás aconsejables. Por su parte, el almacén de Portela es un auténtico salón de antaño donde gran parte de sus instalaciones se conservan como entonces. Además, a metros de aquí, el Almacén de Ramos Generales de Rolo es una de las pocas pulperías originales que quedan en la provincia. El sitio está intacto a pesar de sus 145 años de existencia, y en su interior podemos ver algunas mesas, un mostrador de madera y una salamandra que aún funciona. Ofrece picadas, variedad de aperitivos, asado criollo y algún espectáculo folclórico los fines de semana. Afuera, una cancha de bochas y un palenque completan el lugar; y en la vereda de enfrente aún sobrevive un antiguo edificio que posee un viejo surtidor de combustible. Informes: Tel.: (03487) 689530.
Seguimos por la RP 193 hasta el acceso que lleva a la pulpería Los Ombúes (Km 22) cerca del caserío de Andonaegui. Con más de 200 años, esta joyita se convierte en la más antigua del país de las que aún se mantienen en actividad. Un vistoso arco de hierro forjado señala el ingreso y, en su interior, rústicas mesas, pool y la tradicional reja que separa al pulpero de la clientela, que saborea especialmente sus clásicas picadas. Los Insaugarat la adquirieron en 1905, y hoy en día sigue funcionando como almacén y punto de reunión.

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Elsa, descendiente de vascos franceses, atiende el boliche que, en otros tiempos, perteneció a su abuelo Francisco y a su padre don Luis. En las paredes cuelgan fotografías viejas, recuerdos de familia en sepia, publicidades de marcas extinguidas y estantes con añejos envases que ya no existen. Todo en su conjunto conforma una fantástica y solitaria reliquia en medio del campo. Informes: Tel.: (02323) 491347.
Vamos de vuelta hacia la RN 8 y el posterior enlace a San Antonio de Areco. ¡Ciudad tradicionalista sí las hay! Moradas con historia, el río y el pintoresco Puente Viejo (el más antiguo en forma de arco y primer paso con peaje en la época de las carretas que enfilaban hacia el Camino Real), la costanera y su feria artesanal, restaurantes, estancias, hotelería y la Fiesta Nacional de la Tradición que en cada noviembre enciende sus mejores luces. Cruzamos el río Areco para visitar la pulpería La Blanqueada, que posee unas esculturas de cera en tamaño real que simbolizan a los paisanos en el recinto; y contiguo se encuentra el parque Criollo y museo gauchesco Ricardo Güiraldes, con sus salas bien tradicionalistas. Informes: Tel.: (02326) 455839.
Bien cerca, en pleno centro se ubica Lo de Bessonart, añeja esquina de más de 200 años donde concurrían lugareños. Uno de ellos fue Don Segundo Ramírez de quien luego se inspiró Ricardo Güiraldes para crear el personaje de Don Segundo Sombra. Este almacén de ramos generales destaca por su largo mostrador, estantes con viejas botellas y variedad de artículos de otras épocas. Augusto Bessonart dice que no sabría hacer otra cosa que atender su boliche, el mismo que heredó de su abuelo y su padre, a quienes acompañaba desde muy chico. Visitar el recinto motiva degustar una caña o grapa y las muy buenas tablas de fiambres, en medio de un entorno que supone trasladarse hacia atrás en el tiempo. Informes: Tel.: (02325) 15 655600 o @boliche_de_bessonart

Tercera etapa

Por la RP 41, el circuito sigue hacia San Andrés de Giles y de allí por RN 7 a la pequeña población de Gouin (Km 137), que se encuentra antes de llegar a Carmen de Areco. En una pintoresca esquina yergue aún el bar Don Carlos (12) desde 1940. Estoico almacén que sabe tener riquísimos pastelitos criollos (dado que este pueblo es sede de su fiesta provincial que se realiza en diciembre) y, a la vez, restaurante de campo donde se pueden saborear exquisitas picadas, empanadas, asado y pastas caseras en su salón interior o en las mesas al aire libre bajo la arboleda. Informes: Tel.: (02324) 15 640137 o @parrilladoncarlos_gouin

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Del poblado de Gouin retornamos por la 7 hasta la 41, giramos a la derecha y seguimos hacia Mercedes: capital del salame quintero (su fiesta nacional es en septiembre). En el final de la avenida principal y junto al puente del río Luján se levanta la pulpería de Cacho Di Catarina, todo un símbolo de la región. “Ya vienen las empanadas… y después la tabla de fiambres y quesos”, afirma la sobrina del recordado Cacho mientras nos acomodamos en una mesa justo al lado de la ventana. La construcción data del año 1830 y conserva todo como entonces. Detrás del largo mostrador se levantan los estantes con los productos de almacén y recuerdos de tiempos lejanos. Debajo de capas polvorientas se enfilan numerosas botellas, y en el salón se degustan buenas picadas en compañía de cantores y guitarreros. La pulpería de Cacho (ilustre anfitrión fallecido en 2009), continuó abierta tal como era el deseo de este singular pulpero; y es así que, con el apoyo de toda la familia, sigue recibiendo cientos de turistas de nuestro país y del resto del mundo. Informes: Tel.: (02324) 498741.
Continuamos unos 45 km por la RP 41 hasta Navarro. En una de las entradas al pueblo mantiene su pintoresquismo el Almacén Museo La Protegida, antiguo recinto atendido por su dueño Raúl Lambert, donde se pueden saborear exquisitas tablas de fiambres, quesos, empanadas, pasteles y dulces navarrenses, mientras la música folclórica y el tango se escurren entre las viejas instalaciones. Sus estanterías y paredes conservan numerosos testimonios: botellas viejas, vajillas, herramientas, cartelería y vestimentas. En el patio hay elementos de labranza, una tapera y carruajes del siglo XIX. Informes: Tel.: (02227) 15 584179 o @laprotegida.navarro

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Por RP 47 rumbo a Luján y ya en Ruta 7 (Km 72) está el camino de ingreso a Carlos Keen, pequeño pueblo convertido en un polo gastronómico rural; y más allá, el diminuto poblado de Villa Ruiz. Aquí, desde que el tren dejó de funcionar (1990) el pueblito es una bucólica postal. Sitios ideales para recorrer que van desde la antigua estación, el viejo Camino Real por donde huyó el virrey Sobremonte, la añeja panadería (imperdibles las facturas), la pequeña capilla y el almacén de Lapegüe de 1918 con su fachada de viejas publicidades sobre antiguos ladrillos, hoy atendido por Gaby y Gastón Manrique. Se pueden ver la soda La Perla de Villa Ruiz y disfrutar de sencillas picadas de campo, así como las empanadas de carne molida. Informes: Tel.: (02323) 15 541030.
Las luces del atardecer nos acompañan de nuevo por el Acceso Oeste rumbo a Buenos Aires. Mate y tortas fritas mientras retornamos. Punto final de un circuito a puro relax, regado de fincas de antaño y costumbres gauchescas, todo ello a corta distancia de la Capital y con esa apacible fisonomía de tierra adentro.

Primicias Rurales

Fuente: Noticias Argentinas