Ser prudente ante el mal, enseña santa Sinclética, madre del desierto, no es hacer como el diablo, sino ser muy consciente de sus artimañas de serpiente
«Está escrito: ‘Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas’ (Mt 10,16). Ser como serpientes significa no ignorar los asaltos y las artimañas del demonio. Porque las personas similares reconocen pronto las semejantes. En cuanto a la sencillez de la paloma, se refiere a la pureza de la práctica».
Las artimañas del diablo
En cuanto a las serpientes, no pensemos que Sinclética nos aconseja conocer el vicio para combatirlo mejor, pues eso sería caer aún con más seguridad en las trampas del demonio. Pero lo que nos dice la monja del desierto es que no basta con protegerse de la tentación con cautela, sino que hay que saber por dónde va a entrar.
Porque la tentación no llega inmediatamente a través de un mal evidente. El demonio sabe, por ejemplo, aprovechar un estado de exaltación en el que tenemos la impresión de que todo nos va bien, de que superamos nuestros límites, para hacernos perder de repente toda medida y saborear la amarga embriaguez de una transgresión.
Un proverbio rabínico dice que para comprender a un gran pecador, hay que ser un gran justo. A veces las cumbres se encuentran y la locura del amor nos hace comprender la otra locura que es el pecado. ¡Es tan fácil caer!