Por Rober y Lety
Portugal, viernes 12 septiembre (PR/25) — No la llames la Venecia de Portugal, que este pueblo brilla de luz propia… Si esperas canales, casas de colores y bacalao para hartarte, estás en el sitio correcto. Aquí te contamos todo lo que ver y hacer en Aveiro, con calma y sin prisas, que ya sabes que los buenos viajes se disfrutan despacio.
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Imprescindibles que ver y hacer en Aveiro
Un día es suficiente para conocer los imprescindibles de Aveiro, de hecho muchos viajeros la visitan en una excursión de un día desde Oporto (junto a Costa Nova). Si prefieres ir por libre, no hay problemas: puedes llegar fácilmente en tren. Desde la estación de São Bento o Campanhã (ambas bien conectadas con el centro de Oporto) salen trenes regionales hacia Aveiro prácticamente cada media hora. No hace falta reservar con antelación, ni pelearte con la web: se compra el billete en las máquinas o taquillas de la estación y listo.
Ya te adelantamos que Aveiro no va de monumentos enormes ni de grandes gestas históricas (aunque tiene su pasado marinero y salinero, ojo), sino de dejarse llevar, caminar sin rumbo y encontrarse de repente con una señora mayor vendiendo ovos moles que parecen diseñados por Gaudí tras una sobredosis de azúcar. Es una ciudad que te invita a bajar el ritmo, a sentarte junto al canal con un café y observar cómo los moliceiros pasan una y otra vez.
¿Listo para descubrir todo lo que ver en Aveiro? Vamos a ello:
1. Barrio Beira Mar
Un barrio marinero de los de toda la vida, con casitas pintorescas que parecen sacadas de una caja de ceras de colores, canales que se abren paso entre las calles con total tranquilidad (como si no tuvieran prisa en llegar a ninguna parte) y placitas llenas de terrazas donde el mayor dilema es decidir entre cerveza o vinito. Un drama, vamos.
El epicentro de este pequeño universo es la Praça do Peixe, que suena muy exótico hasta que recuerdas que significa literalmente “Plaza del Pescado”. Durante años, aquí se alzaba un mercado dentro de un edificio de hierro forjado que tenía mucho encanto. Era el típico sitio donde podías comprar bacalao, escuchar cotilleos y esquivar señoras con bolsas llenas de percebes. Pero lo cerraron hace poco (una pena, la verdad… aunque si quieres mercado, puedes ir al Mercado Manuel Firmino).
2. Catedral de Aveiro
La llaman catedral, pero no esperes Notre-Dame. Ni siquiera Notre-damita. La Sé de Aveiro, como la conocen aquí, es más bien discreta. De hecho, si no te fijas bien, igual te la pasas pensando que es otro edificio más con fachada blanca y piedra lisboeta. Pero no, es la catedral. Fue originalmente un convento dominico del siglo XV, así que ya venía con su historia bajo el brazo.
Por dentro, eso sí, la cosa mejora: bóvedas altas, detalles bonitos en madera y piedra, y una tranquilidad que invita al paseo lento, a dejar que el fresco de las paredes te baje un poco el ritmo (y la presión si vienes del solazo exterior).
3. Paseo en moliceiro por los canales de Aveiro
¿Sabes qué es un moliceiro? En Aveiro lo descubrirás rápidamente. Se trata de las típicas barcas que pasean tranquilas y sosegadas por los canales de la ciudad. Vamos, se podría decir que son las góndolas de Aveiro, pero no lo diremos porque Aveiro no es ninguna Venecia…
Puedes contratar los servicios de un barquero y dar una vuelta por los canales y sus puentes. El paseo dura unos 45 minutos y te permitirá gozar de la ciudad desde el agua, algo que siempre está impregnado de un romanticismo atemporal y que, sin dudas, merece mucho la pena. Aunque seas menos romántico que Schopenhauer.
- Precio: 14€ (puedes reservar con adelanto aquí el paseo en moliceiro)
4. Playa de Costa Nova, escapada genial desde Aveiro
Acercarte hasta esta playa famosa por las casitas “marineras” con sus típicas rayas de colores, será una de las mejores cosas que hacer en Aveiro. Venir aquí es como meterte de golpe en un catálogo de casas de muñecas diseñado por alguien con obsesión por las rayas. Rojas, azules, verdes… verticales, horizontales…
Lo curioso es que este rincón tan instagrameable en su día no era más que una alineación de almacenes de pescadores. Sí, esas casitas de colores donde ahora cuelgan cortinas con encaje y se sirven cócteles en la terraza, antes servían para guardar redes, cañas y, probablemente, alguna que otra anguila apestosa.
Consejazo: aquí puedes apuntarte a un free tour por Costa Nova.
Después de saciar tu apetito visual (y fotográfico), no te olvides de lo más importante: la playa. Porque sí, Costa Nova no es solo fachadas monísimas. Es también una playa atlántica enorme, con dunas, arena blanca, espacio para aburrir y ese viento que te deja el pelo como si hubieras metido la cabeza en una batidora.
Cómo llegar: se encuentra a unos 10 km del centro de Aveiro. Si no tienes coche, puedes ir en taxi o en bus (Línea 5951. Precio: 2,40€).
5. Come los ovos moles, de lo mejor que hacer en Aveiro
Ya sabes el dicho: donde fueres, come lo que te pongan… Aunque parezca inventado por un repostero medieval con pocas ganas de invenciones. En Aveiro eso significa probar los ovos moles, una especie de bomba de azúcar con forma de barquito o concha que lleva siglos haciendo felices (y ligeramente hiperglucémicos) a los portugueses. La receta no tiene misterio: yema de huevo y azúcar. Nada más. Nada menos
Uno de los mejores sitios donde probarlos es la Confeitaria Peixinho, así que apuntala en el mapa. El local, además, es precioso, con vitrinas antiguas y ese aire de confitería de las de antes, donde todo huele a azúcar, paciencia y tradición. Vamos, que si no te los compras allí, el resto sabrán a traición.
Consejo final: cómprate una cajita, di que es “para llevar a casa” y luego te la comes entera en el tren. Y no pasa nada. A todos nos ha pasado.
6. Iglesia de la Misericordia y Plaza de la República
Entrar a esta bonita iglesia que preside la Plaza de la República es otra cosa top que ver y hacer en Aveiro. Y no será para confesar “perdóname padre porque he pecado y he comido 5 ovos moles” sino para disfrutar de sus paredes recubierta de azulejos blancos y azules (tanto en la fachada como en el interior).
Y ya que estás allí, fíjate bien en todos los detalles de la coqueta Plaza de la República, un lugar que ver en Aveiro imprescindible. Lo que más llama la atención a primera vista es el suelo, lleno de pequeños mosaicos que forman dibujos de círculos negros.
Otra de las grandes protagonista de la Plaza (quitando la ya nombrada Iglesia de la Misericordia, claro) es la estatua de José Estevão Coelho de Magalhães, un periodista, político y orador que nació en esta ciudad. Además, alrededor de la Plaza se levantan edificios importantes como el Ayuntamiento o el Teatro Aveirense.
7. Parque Dom Pedro Infante
Uno de los rincones más agradables que visitar en Aveiro es el Parque Dom Pedro Infante, uno de los pulmones verdes de la ciudad, donde podrás relajarte a la sombra de los árboles, pasear por senderos serpenteantes, ver un precioso estanque o hacer un pícnic en uno de sus prados.
El parque rinde homenaje al noble portugués Dom Pedro Infante, primer Duque de Coimbra, aunque si preguntas por ahí, seguro que oirás llamarlo también Jardim do Rossio, porque a veces los nombres se mezclan con el tiempo, como las historias que se cuentan bajo sus árboles.
8. Un par de museos que visitar en Aveiro
Si quieres aprender más sobre la historia de la ciudad y descubrir piezas de arte sacro, azulejos, pinturas, esculturas y artefactos históricos de la región, te animamos a dar una vuelta por el Museo de Aveiro que, además, se encuentra en el interior del precioso convento de Jesús de la Orden Femenina Dominicana (siglo XV).
No es el único museo recomendable de la ciudad: en la Casa do Major Pessoa se encuentra el Museo de Arte Nova, donde se puede aprender más acerca de este estilo arquitectónico tan peculiar que cuajó muy bien en Aveiro (hay cerca de una treintena de edificios Art Nouveau en ese rincón portugués).
9. Salinas de Aveiro
Si aún tienes tiempo para seguir explorando la ciudad y sus alrededores, te recomendamos visitar las Salinas de Aveiro. Aquí aprenderás la gran importancia que tuvo para el desarrollo económico de la zona, la sal. Un elemento tan sencillo como fundamental.
Su historia se remonta a la época romana: por aquí se hizo, literalmente, la historia de esta parte de Portugal y es que sin las salinas, el crecimiento económico hubiera sido mucho más lento y escalonado. Hay un tour del día desde Oporto, este incluye visita guiada de Aveiro, Costa Nova y las salinas.
Y hasta aquí nuestras recomendaciones sobre qué ver en Aveiro. ¿Nos hemos dejado algo? Seguro. Aveiro es de esos sitios que se guardan un par de sorpresas bajo la manga, como ese bar escondido con vino barato y vistas de postal, o un callejón donde te cruzas con el gato más simpático de Portugal.
Lo importante es que vayas, lo vivas y te dejes llevar por su aire marinero, sus canales tranquilos y sus dulces capaces de provocar una hiperglucemia de lo más feliz. ¿Conoces más cosas imprescindibles que ver y hacer en Aveiro?
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Fuente: Mochileando por el mundo – Blog