Buenos Aires, sábado 18 octubre (PR/25) — El 18 de octubre se celebra el Día de la Virgen de Schoenstatt para conmemorar la fundación del movimiento el 18 de octubre de 1914, cuando el Padre José Kentenich realizó la primera «Alianza de Amor» con la Virgen María en el Santuario original de Schoenstatt, Alemania

Esta fecha marca el inicio de una devoción que se ha extendido globalmente y a la que se conoce también como la «Virgen Peregrina» o «Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt». 

    • Aniversario de la Alianza de Amor: 

      La celebración conmemora la alianza que los jóvenes del movimiento hicieron con la Virgen, buscando que ella los educara y les diera fortaleza espiritual en medio de los desafíos de la vida cotidiana. 

  • Orígenes del movimiento: 

    El Padre Kentenich transformó una pequeña capilla abandonada en un «Santuario de Gracia», pidiendo a la Virgen que se estableciera allí para ser una madre y educadora para todos los miembros del movimiento. 

    Nada sin ti, nada sin nosotros se le dice a la Mater
    Un rasgo distintivo de Schoenstatt es su enfoque en la pedagogía, haciendo hincapié en la formación integral del individuo.
  • Significado del nombre: 

    «Schoenstatt» significa «lugar hermoso» en alemán y el nombre de la Virgen, «Madre, Reina y Victoriosa, Tres Veces Admirable», es una forma de honrarla por sus cualidades como Madre y Reina. 

  • Actividades de conmemoración:
    Cada año, los fieles se reúnen para celebrar misas, procesiones y otras actividades espirituales para honrar a la Virgen de Schoenstatt y fortalecer su «alianza de amor» con ella.

    En la fundación de Schoenstatt, la Madre tres veces Admirable se hace pequeña para encontrarse con sus hijos pequeños, y precisamente en este gesto revela su grandeza. Acepta la invitación y transforma el Santuario en un hogar.

    «Me estableceré con alegría en medio de ustedes”. No hay duda de que esta promesa se ha cumplido: los dolores se curan, los vicios se superan, los bebés nacen, los proyectos funcionan… Hay infinidad de testimonios que demuestran la presencia de la Virgen en el Santuario. Pero incluso si nadie dijera nada, basta que ingreses para vivirlo.

    «Nuestra Madre y Reina está presente en el Santuario porque en el cielo intercede ante Dios por todos los que buscan encontrarse con ella y se entregan a ella en este lugar, animados por la fe de que Dios ha decidido conceder gracias especiales a quienes se las piden a María. Estas gracias que se regalan en el Santuario -como todas las gracias cristianas- son gracias de encuentro con Cristo, pero a través del encuentro con la persona de María», escribe el Padre Hernán Alessandri.

    Cada vez que se renueva la Alianza, o cuando una persona sella su Alianza de Amor, vuelve a resonar la promesa: «Me estableceré con alegría en medio de ustedes».

    Es interesante notar la expresión «con alegría». María se alegra de estar con nosotros, desea estar con sus hijos, como dijo una vez el Padre José Kentenich:

    «Me imagino fácilmente cómo nos mira la Mater desde el cielo o aquí en el Santuario. Sus ojos nos buscan continuamente. Quiere saber dónde están su hijo y su hija, dónde trabajan, si están en peligro, si el hijo y la hija están en medio de miles de personas. Los ojos de María no descansan hasta que encuentran a su hijo, a su hija”.[2]

    Esta presencia real en el santuario aporta una gran alegría, pero también el compromiso de vivir las exigencias como respuesta de amor. Y más aún si tenemos en cuenta toda la red de santuarios: Hogar, Parroquia, Corazón – «Me estableceré» es válido para cada uno de ellos. ¿Cómo podemos mostrar toda la alegría y gratitud por esta presencia? Cada uno puede encontrar su propia respuesta en este día de la Alianza de Amor y colocarla en el capital de gracias.

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    Fuente: IA/Schoenstatt