Vidente o psíquico pueden afirmar que conocen el futuro, pero en realidad se dedican a las artes oscuras que ponen en peligro el destino eterno del alma

España, jueves 20 noviembre (PR/25) — Muchas personas, incluidas algunas celebridades, consultan a psíquicos, médiums o adivinos en un intento por controlar el futuro. Quieren saber qué sucederá a continuación y no están dispuestas a esperar y ver lo que Dios les tiene reservado. Nunca es bueno consultar a ningún vidente, por mucho que afirme saber sobre el futuro. Nunca acabará bien.

Artes oscuras

La realidad es que los psíquicos son estafadores o, peor aún, están influenciados por espíritus demoníacos, que tampoco conocen el futuro. Los demonios solo pueden observar y hacer conjeturas sobre lo que sucederá a continuación. Dios no les reveló nada.

El Catecismo de la Iglesia Católica explica que:

«Dios puede revelar el futuro a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, una actitud cristiana sana consiste en ponerse con confianza en manos de la Providencia para todo lo que concierne al futuro, y renunciar a toda curiosidad malsana al respecto» (CEC 2115).

La diferencia entre los psíquicos y los santos es que los santos se relacionan con Dios con humilde sumisión. Dios puede proporcionar cierta orientación, pero no está garantizada y el santo acepta lo que sea que suceda.

Los psíquicos, por otro lado, buscan activamente el futuro y harán lo que sea necesario para obtener una respuesta. También cobran por sus servicios, por lo que si no reciben algo de una fuente demoníaca, inventarán una respuesta basada en sus propias observaciones. Le dirán a la otra persona lo que quiera oír, engañándola si eso les reporta más dinero.

El Catecismo condena enérgicamente consultar a cualquier psíquico o médium:

«Deben rechazarse todas las formas de adivinación: el recurso a Satanás o a los demonios, la invocación de los muertos u otras prácticas que supuestamente «desvelan» el futuro. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y suertes, los fenómenos de clarividencia y el recurso a médiums ocultan un deseo de poder sobre el tiempo, la historia y, en última instancia, sobre otros seres humanos, así como un deseo de conciliar poderes ocultos. Contradicen el honor, el respeto y el temor amoroso que solo debemos a Dios»

Ejemplo de la Biblia

En el Antiguo Testamento, el rey Saúl cae en la desesperación tras ver la fuerza del ejército filisteo y se siente impotente. Quiere que Dios le hable, pero Dios permanece en silencio.

Insatisfecho con el silencio de Dios, toma cartas en el asunto y convoca a la bruja de Endor. Más tarde, esto no acaba bien para él, como explica el Libro de las Crónicas:

«Así murió Saúl por su infidelidad; fue infiel al Señor al no cumplir su mandato y al consultar a una médium en busca de orientación, en lugar de buscarla en el Señor. Por eso el Señor lo mató y entregó el reino a David, hijo de Isaí».

Debemos sentirnos cómodos con el silencio de Dios y, en lugar de intentar aferrarnos al futuro, debemos vivir el presente, siguiendo la voluntad de Dios ahora, confiando en que Él tiene grandes cosas reservadas para nosotros.

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Fuente: Aleteia