Un equipo de investigación de la Facultad de Agronomía uruguaya, en conjunto con la Facultad de Química y la Facultad de Ciencias, avanza en el desarrollo de nuevas alternativas para combatir infecciones que afectan a personas, animales y plantas. El trabajo se basa en el estudio de péptidos antimicrobianos, pequeñas moléculas naturales producidas por las plantas como parte de su sistema de defensa.
Buenos Aires, domingo 14 de diciembre (PR/25) .- El proyecto, financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) a través del Fondo María Viñas, se centró en péptidos obtenidos de plantas nativas del Uruguay, como el ibirapitá, el ceibo y la congorosa.
Estas moléculas tienen la capacidad de atacar bacterias y hongos, incluso algunos que causan enfermedades en humanos.
La investigación estuvo a cargo de la Lic. Bioq. (Dra.) Susana Rodríguez y contó con la participación de investigadores e investigadoras de distintas facultades, además de la incorporación de jóvenes científicos que hoy continúan trabajando en esta línea. El proyecto finalizó en octubre de 2024 y sus resultados ya fueron presentados en congresos nacionales e internacionales.
Una respuesta a la resistencia a los antibióticos
El aumento de microorganismos resistentes a los antibióticos es uno de los grandes desafíos actuales de la medicina.
En este contexto, los péptidos antimicrobianos aparecen como una alternativa prometedora, ya que actúan rápidamente y generan menos resistencia que los antibióticos tradicionales.
En lugar de extraer estas moléculas directamente de las plantas —un proceso costoso y poco eficiente— el equipo uruguayo logró producirlas mediante biotecnología, utilizando bacterias modificadas en laboratorio. Esto permitió obtener mayores cantidades, reducir costos y estudiar variantes mejoradas de los péptidos originales.
Resultados alentadores
Los investigadores lograron aumentar hasta diez veces la producción de estos péptidos respecto a métodos utilizados anteriormente. Además, comprobaron que los compuestos se mantienen estables a la temperatura corporal y que no presentan toxicidad significativa, lo que es clave para pensar en posibles aplicaciones futuras.
Los ensayos demostraron actividad contra hongos oportunistas que afectan a las personas, como Candida albicans y Aspergillus niger, así como contra patógenos que dañan cultivos agrícolas. Incluso se observaron efectos inhibitorios sobre una bacteria peligrosa para la salud humana, la Escherichia coli productora de toxina Shiga.
¿Para qué podrían servir en el futuro?
Aunque todavía se encuentran en etapa experimental, estos péptidos podrían tener múltiples aplicaciones. Entre ellas se estudia su uso en tratamientos de infecciones, como adyuvantes de vacunas, en la reducción de biofilms (capas de microorganismos resistentes), en el control de enfermedades en cultivos y producción animal, e incluso en la conservación de alimentos.
El proyecto también dejó instalada la capacidad técnica y el equipamiento necesario en el Laboratorio de Biotecnología de la Facultad de Agronomía, fortaleciendo una línea de investigación nacional con potencial impacto en la salud, la producción agropecuaria y la industria.
Con ciencia basada en la biodiversidad local, Uruguay suma conocimiento para enfrentar uno de los desafíos sanitarios más importantes del siglo XXI.
Primicias Rurales
Fuente: Facultad de Agronomía – Republica Oriental Uruguay
















