Más allá de las bancas legislativas que se disputan, en las elecciones de este 2025 se pone en juego mucho más: un plebiscito al gobierno de Milei, la imposición de su agenda, el rol de la oposición y el escenario futuro. En definitiva, un modelo de país. Qué dicen los especialistas.
Por Gabriel Michi
Buenos Aires, 13 mayo (PR/25) — Qué se vota en 2025? Hay una forma literal y otra más compleja para responder. La literal dice que se vota a nivel nacional a 127 diputados y 24 senadores (por ocho provincias); y a nivel provincial, además de dos gobernaciones (Santiago del Estero y Corrientes), se eligen 321 diputados (en 13 distritos) y 71 senadores provinciales (en 6 distritos).
Todo eso sin contar los miles de concejales de todo el país, y los estatuyentes votados (el 13 de abril) en la provincia de Santa Fe para una reforma constitucional. Esa es la respuesta literal a la pregunta en cuestión. Pero hay otra forma de interpretarla y tiene que ver con un “qué se vota” que se traduce en realidad en un “qué es lo que se pone en juego” en las urnas. Y la respuesta es mucho más compleja y va más allá que las bancas en disputa.
Para el Gobierno nacional de Javier Milei es una prueba de fuego, una suerte de plebiscito, ya que será el “tester” sobre el grado de apoyo y aprobación cosechado en estos casi dos años de disruptiva gestión. A la vez que verá cómo funcionó el armado a nivel país de La Libertad Avanza que organizó la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, frente a lo ocurrido en 2023 cuando no obtuvo representatividad local en ninguna provincia o municipio.
Además –traccionado con la baja de la inflación y el déficit, y el freno al dólar, con acuerdo con el FMI de por medio- el oficialismo busca conseguir una amplia presencia legislativa que le permita, por ejemplo, avanzar en su agenda parlamentaria centrada en la reforma previsional, la impositiva y hasta la laboral, además de continuar con el ajuste del gasto público y del Estado en general. Una buena cosecha de bancas le serviría también para no depender tanto de alianzas con otros partidos, teniendo así una mayor autonomía y haciendo que esos potenciales socios se rindan ante ellos. Más allá de que un óptimo escenario electoral apuntalaría a los libertarios para entusiasmarse y agitar las ansias reeleccionistas del presidente.
Para la oposición más dura encabezada por Unión por la Patria (sin contar al Frente de Izquierda) será también una forma de ver cómo se planta ante el “fenómeno Milei” y también para dirimir liderazgos en una disputa especial que tiene su epicentro en la provincia de Buenos Aires entre el gobernador Axel Kicillof y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En esa puja –que se proyecta a nivel país- se van alistando intendentes y dirigentes de distinto peso de un lado y otro de las trincheras. Pero también será una forma de saber si ese peronismo que fue gobierno hasta diciembre de 2023 logró recuperar apoyo de una sociedad que le dio la espalda en parte por, justamente, sus internas intestinas.
Para la oposición moderada (el radicalismo de Martín Lousteau y/o Facundo Manes, el bloque federal encabezado por Miguel Pichetto y algunos gobernadores) también será una forma de saber sí ese posicionamiento -en el que por momentos acompañó al Gobierno pero que la mayoría de las veces mostró resistencia- los coloca en un lugar popular o por el contrario reciben más apoyo los sectores más colaboracionistas como, por ejemplo, la otra parte de la UCR, los gobernadores más alineados con la Casa Rosada o, yendo al extremo, el PRO más duro. Este último partido se juega casi casi su propia existencia porque muchos de sus referentes (como también de sus votantes) ya saltaron al barco libertario y el ex presidente Mauricio Macri está desesperado para evitar que el suyo naufrague. La posibilidad concreta de perder en su bastión, CABA, es la fiel demostración de ello y algo que quita el sueño al macrismo.
Pero en esta elección también se pone en juego un modelo de país (por más que no sean presidenciales); una forma de ver la vida y la sociedad; una “batalla cultural” a fondo; una práctica política subida de tono; y también las ambiciones personales de varios de los más importantes dirigentes del país que lo vivencian como una batalla definitoria y definitiva. Ni hablar de lo que medirán los gobernadores que pondrán en juego su construcción de poder en sus distritos, sus liderazgos y hasta sus aspiraciones nacionales.
LA MIRADA DE LOS ESPECIALISTAS
Según el consultor político Sergio Berensztein, “la administración Milei pensaba plantear estas elecciones como una suerte de plebiscito. Eso probablemente se fue modificando como consecuencia, sobre todo, del desdoblamiento del proceso electoral. Pero, de todas maneras, va a ser un testeo fundamental respecto a la capacidad de construcción política que La Libertad Avanza desplegó en estos 15 meses de gestión”.
Y continúa: “Una pregunta relevante es. ¿qué va a entender el mercado y la política que es éxito desde el punto de vista electoral?”. Berensztein enumera ante Newsweek las opciones sobre qué tipo de escenarios podrían significar un “triunfo” para el oficialismo: “Una posibilidad sería mejorar el resultado de la primera vuelta de 2023; o tener la fuerza más votada en todo el país; o hacer una muy buena elección y/o vencer al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires; o estar cerca de Leandro Santoro en la Capital Federal; en fin, hay una cantidad de elementos que son cualitativos, no cuantitativos, para comprender que va a ser entendido como ‘éxito’”.
Por eso, Berensztein señala: “después de una gestión que ha tenido éxitos bastante importantes sobre todo en materia económica (la Argentina está creciendo fuerte, la inflación de forma no lineal tiene tendencia a ser controlada) me parece que ese va a ser un test fundamental”. Y en ese punto plantea: “¿Cuánto construyó políticamente LLA mientras estaba gestionando? Esto es importante, sobre todo porque no cuenta con un equipo amplio, con un partido estructurado, sino que los que gestionan son los que construyen: Karina Milei, Santiago Caputo, Sebastián Pareja en la provincia (es una excepción)… Pero es un partido atendido por sus dueños. Está muy personalizada la construcción política”. Claramente ese punto generó algunos problemas para oficialismo con rispideces y tensiones como los que se vieron en Santa Fe (donde LLA quedó tercera con el 14% de los votos) y Tucumán.
En cuanto a la oposición, Berensztein plantea que las elecciones legislativas “nos van a permitir entender la resiliencia del peronismo, un peronismo que está muy dividido, está fragmentado; todas las fuerzas políticas lo están, pero también el peronismo y el radicalismo, porque emergió un fenómeno como el de Milei. En Corrientes o Mendoza, donde estaban los radicales K, hoy son radicales con peluca; son los radicales más pragmáticos, que no importa tanto la ideología, lo importante es el poder, los recursos. Tienden a empatizar con quien quiera detente el poder en Buenos Aires”.
El analista aclara que “hay posturas más ideológicas, o más principistas, o más personalistas, que buscan romper o, al menos, mantener la distancia. Eso ocurre con el radicalismo e incluso con los Macri en el PRO. Eso nos va a permitir ver hasta qué punto el tejido partidario está degradado en la Argentina. Expresión de eso es cómo emergió el fenómeno Milei. Hay que ver cuánto sobrevive y quiénes pueden pensarse como parte de construcción de lo nuevo, si es que va a haber algo nuevo en el 2027 en términos de alguna coalición opositora, cosa que no es sencillo”. Berensztein concluye que también puede pesar una evaluación sobre el ‘estilo Milei’, “la agresión, por ejemplo, el ataque a los medios de comunicación; todo eso también va a estar seguramente en juego en este proceso electoral”.
Por su parte, Manuel Zunino, titular de la consultora Proyección, señala a Newsweek: “Lo que se juega en las elecciones, tanto en las provinciales, pero sobre todo en las nacionales de octubre, es la foto del lunes. El día posterior, la lectura que se haga el día posterior, porque en términos de cantidad de diputados y senadores y de bancas parlamentarias, probablemente no haya grandes modificaciones y se mantengan ciertas estructuras. Pero lo que se juega es definir quién tiene más fuerza, quién ganó, quién es acompañado por la sociedad al otro día. La primera instancia donde se va a poner la mira es la Ciudad de Buenos Aires, en la que por ahora Santoro viene encabezando y si llega a darse ese resultado y gana el peronismo, Macri y el macrismo van a tener los argumentos suficientes para mostrarle a Milei que logró, evitando la alianza con el PRO, que triunfara el kirchnerismo o el peronismo. Creo que de cara a la provincia de Buenos Aires y al resto de las elecciones que quedan a lo largo del país, eso va a tener mucho peso porque lo que se está definiendo es un nuevo sistema de alianzas políticas”.
Zunino agrega que se está viendo “fenómenos que se dieron en Santa Fe y que van a marcar a las elecciones de casi todas las provincias: una es la fragmentación de la oferta, o sea, muchos espacios atomizados compitiendo, sobre todo en los escenarios donde no haya PASO». «Como consecuencia de eso, va a haber ganadores poco claros, poco contundentes, triunfando por poca diferencia. Probablemente en la Ciudad de Buenos Aires también se resuelva por poco porque hoy, de las tres principales fuerzas, cualquiera puede ser el primero o tercero”.
En tanto, Analía del Franco, titular de la consultora homónima, explica a Newsweek: “en general, en las elecciones de medio término y, en particular, en las primeras de cualquier gestión, quien más se arriesga es el oficialismo. De hecho, en este caso el propio Gobierno nacional lo está planteando como un plebiscito a su gestión. Por eso hay tanta desesperación por llegar con buenos números o con cierta estabilidad, incluso con las promesas semi cumplidas o cumplidas para esta elección. Así lo plantea el oficialismo, inclusive con esta idea de no ‘contaminarse’, como dicen ellos, con otras fuerzas, para seguir siendo algo auténtico y novedoso”.
La consultora agrega que “en relación a los partidos de oposición, el peronismo se está jugando una posición de fortaleza, de unión. Esto ha sido todo muy rápido y el peronismo tuvo un shock importante en el 2023 del que no es fácil recuperarse y rearmarse. Ahora tiene este desafío de mostrarse, de alguna manera, unido pero, sobre todo, con una oferta diferente y no solamente con los nombres, sino también con su discurso”.
Del Franco agrega: “la ingeniería electoral está jugando mucho para ver cómo se arman y se rearman los partidos. Allí LLA quiere ir ‘virgen’ a las elecciones pero si en la provincia de Buenos Aires se junta con el PRO es mucho más competitivo. Y en el peronismo sucede lo mismo: dividido le hace juego siempre al contrincante. Lo que pasó en Santa Fe dejó pensando a muchos y algunos van a transar de alguna manera”.
Por otro lado, el politólogo Pablo Salinas, coincide con que esta elección “en primer lugar, es un plebiscito a la gestión de Javier Milei. El Gobierno ha sido muy audaz en suspender las PASO y dejar una sola elección recién para octubre. Es una decisión que le puede salir bien o mal, al estilo del Gobierno de extremar sus actos. Todo dependerá si es capaz de controlar el rebrote en el aumento de precios, dado que la inflación ha sido el eje central de su campaña en términos de contrato electoral”.
Salinas también explica a Newsweek que “para las oposiciones también es un desafío, dado que hoy se encuentran fragmentadas y con los liderazgos en la mayoría de los casos difusos: el PRO definirá buena parte de su suerte electoral con las elecciones distritales de CABA (18 de mayo) y Buenos Aires (7 de septiembre); la UCR tiene el duro desafío de no achicar su representación electoral en el Congreso a manos de La Libertad Avanza (en muchos casos socio de varios de sus gobernadores); expresiones minoritarias como la Coalición Cívica y los provincialismos también enfrentan desafíos similares”. Y, por último, en el peronismo “hoy hay una interna entre la presidenta del Partido Justicialista, Fernández de Kirchner y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Kicillof. Las elecciones para renovar la mitad de la Legislatura bonaerense de septiembre pueden definir el destino de ese liderazgo y buena parte de lo que suceda luego a nivel nacional con la elección de los representantes en el Congreso”.
El politólogo aclara que “si bien es prematuro aventurar un pronóstico faltando 6 meses para conocer la nueva representación legislativa de las fuerzas políticas nacionales, se ve un escenario abierto en el cual el rumbo de la economía será central para aventurar un ganador. La imagen del Gobierno viene en caída, no grave pero sostenida desde hace ya varios meses, en tanto que la del presidente es un poco mayor. Las encuestas muestran hoy la foto de La Libertad Avanza encabezando las preferencias, seguida de un peronismo fragmentado”.
Los interrogantes con vistas a los comicios legislativos de 2025 son infinitos. Y son mucho mayores en cuanto al escenario post-electoral que se abrirá tras el mapa que deje las urnas. Por eso las respuestas más fáciles a la pregunta original sobre “¿qué se vota?” son las que surgen de la literalidad. Las otras, son imposibles. Imprevisibles. Como la Argentina misma.
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Fuente: Newsweek