No es una ciudad de museo. Es una ciudad que late. Y su banda sonora -imaginaria o no- tiene algo de contrabajo, algo de piano, y mucho de je ne sais quoi.
En este artículo te contamos qué ver, cómo moverte, cuándo ir y por qué Hong Kong es el broche de oro de un gran viaje por China.
¿Cómo llegamos a Hong Kong?
En uno de nuestros viajes por China, tras haber recorrido Pekín, Xi’an, Chengdu, Guilin y Macao, cruzamos a Hong Kong por mar. El ferry rápido desde Macao es cómodo, panorámico y te permite ver cómo el delta del río de las Perlas se transforma en una metrópolis futurista. En menos de una hora, pasamos de la nostalgia barroca de las iglesias coloniales a un horizonte de acero y cristal.
¿Qué historia tiene Hong Kong? Del opio al skyline
Hong Kong es una ciudad nacida del comercio… y del conflicto. Su historia moderna comienza en 1842, cuando pasó a manos británicas tras la Primera Guerra del Opio. El Tratado de Nankín cedió la isla de Hong Kong al Reino Unido “a perpetuidad”. Más tarde, en 1898, se firmó un arrendamiento por 99 años que ampliaba el control británico a los Nuevos Territorios. Así, entre colonización y pragmatismo, se construyó una ciudad a medio camino entre la tradición china y la eficiencia británica.
Durante más de un siglo, Hong Kong fue refugio, laboratorio económico y escaparate del capitalismo asiático. Su puerto libre, sus bancos y su energía imparable la convirtieron en una de las grandes ciudades del mundo. En 1997, con la expiración del contrato de arrendamiento, el Reino Unido devolvió el territorio a China bajo el principio de “un país, dos sistemas”.
Desde entonces, Hong Kong ha seguido vibrando con su estilo único: independiente en lo económico, singular en lo cultural, y profundamente marcada por su doble herencia. Una mezcla explosiva que hoy se respira en cada rincón, desde los rascacielos de Central hasta los templos escondidos de Sheung Wan.
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¿Qué ver en Hong Kong?
Hong Kong es un lugar donde el horizonte se mide en rascacielos y el tiempo en contrastes. No es una ciudad para mirar con prisa: es para descubrirla por capas. Cada barrio encierra un mundo, cada templo es un refugio, cada mirador una postal en movimiento. Aquí lo ancestral y lo ultramoderno conviven con una naturalidad asombrosa. ¿Qué puedes ver en Hong Kong? Prepárate: te llevamos de la jungla urbana al silencio de las montañas, del vapor del dim sum a los neones que encienden la noche.
- Victoria Peak: subir al Pico Victoria en tranvía es casi obligatorio. Desde la cima, la ciudad se extiende como un tablero de luces, con la bahía de fondo y los barcos flotando como piezas de ajedrez. De noche, el espectáculo es… magnifique.
- Tsim Sha Tsui y el paseo marítimo: aquí es donde se siente el pulso visual de Hong Kong. El paseo de las Estrellas, la torre del Reloj y las vistas hacia la isla de Hong Kong forman una trilogía fotográfica irresistible. Al atardecer, el espectáculo de luz y sonido “Symphony of Lights” convierte los rascacielos en partitura.
- Mercado Nocturno de Temple Street: luces, ruido, puestos de adivinación, objetos kitsch, comida callejera y, de fondo, la voz de algún cantante de ópera cantonesa improvisado. Un pequeño caos ordenado que define el alma de Kowloon.
- Monasterio de Po Lin y el Gran Buda de Lantau: una excursión imprescindible. Se llega en teleférico, flotando sobre montañas verdes y aldeas remotas. Al llegar, el Buda Tian Tan, de 34 metros de altura, te recibe en silencio. Y ese silencio vale oro.
- Central y Soho: la zona más internacional, con galerías, tiendas de diseño, bares de cócteles y escaleras mecánicas al aire libre. Una mezcla de Londres y Shanghái, con acento propio. Chic et vibrant.
¿Qué época es mejor para ir a Hong Kong?
La mejor época para visitar Hong Kong es entre octubre y diciembre: temperaturas suaves, cielos despejados y menos humedad. También la primavera, entre marzo y mayo, es agradable. El verano es caluroso y húmedo, y pueden producirse tifones.
Si quieres vivirlo todo con intensidad, apunta en tu calendario el Año Nuevo Chino, el Festival del Barco Dragón (junio) o el Festival de Medio Otoño (septiembre): farolillos, ofrendas, rituales y mucha, mucha magia.
¿Cuál es la comida típica de Hong Kong?
Bon appétit, porqué Hong Kong es una capital gastronómica mundial.
- Dim sum: se sirve a cualquier hora, en casas de té donde el vapor lo llena todo. Prueba los har gow (empanadillas de gamba) o los siu mai (carne al vapor).
- Ganso asado de Canton: una delicia crujiente, servido con arroz blanco.
- Fideos wonton: perfectos para los días de lluvia.
- Tarta de huevo estilo hongkonés: un capricho dulce con herencia británica.
- Té con leche estilo colonial: una mezcla de té negro fuerte con leche evaporada. Curioso, pero adictivo.
¿Hong Kong necesita visado?
Los requisitos pueden cambiar en cualquier momento, así que te recomendamos consultar con tu embajada. Actualmente, los ciudadanos españoles pueden entrar sin visado y permanecer hasta 90 días. Eso sí, asegúrate de que tu pasaporte tenga validez suficiente y de revisar posibles controles en frontera, especialmente si cruzas desde Macao o desde China continental.
¿Por qué terminar tu viaje en Hong Kong?
Porque es un resumen acelerado de todo lo vivido: tradición, modernidad, contraste, caos hermoso, espiritualidad y vértigo. Es un lugar donde puedes subir a la cima de un rascacielos y bajar a un templo de incienso en cuestión de minutos. Donde puedes desayunar dim sum, almorzar en un mercado callejero y cenar con vistas en un rooftop de película.
En GrandVoyage organizamos este final con mimo: vuelos internos, traslados desde Macao, alojamiento en zonas estratégicas, guías que hablan tu idioma, recomendaciones gastronómicas y la seguridad de que lo único que te queda por hacer… es disfrutar.
C’est simple: Hong Kong no es sólo el final del viaje. Es su apoteosis.
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Fuente: Blog GrandVoyage