España, martes 12 agosto (PR/25) — Hay ciudades que uno visita por obligación, por moda o porque alguien te lo recomendó en una cena y ya era tarde para decir que no. Y luego está Salzburgo. Esa joya austriaca que, a primera vista, parece un destino más de paso: una ciudad con un río que la atraviesa, alguna casa bonita y, claro, su eterna conexión con Mozart. Pero en este artículo, con los 10 imprescindibles que ver y hacer en Salzburgo, te mostramos que es mucho más que eso.
Contenido que vas a encontrar [mostrar]
Imprescindibles que ver en Salzburgo
Salzburgo es una de esas ciudades que parecen diseñadas por alguien obsesionado con el orden, los tejados bonitos y las ventanas llenas de flores. Pero lejos de resultar impostada, consigue ese raro equilibrio entre la perfección y lo entrañable. Es pequeña, manejable y guarda una historia fascinante que se siente en cada rincón.
Y sí, es cierto: Mozart nació aquí. Te lo recordarán en cada esquina, con estatuas, bombones, souvenirs e incluso en salchichas con su cara (esto último me lo acabo de inventar, pero tiempo al tiempo). Lo curioso es que, según cuentan, Mozart no era el mayor fan de su ciudad natal: la encontraba demasiado rígida, demasiado controladora. Pero él era Mozart, un espíritu libre que se aburría con facilidad. Tú probablemente acabarás embobado mirando los frescos de la catedral o subiendo a la fortaleza con cara de “madre mía, qué vistas”.
Lo esencial de Salzburgo puede visitarse en un día, pero nuestro consejo es que te quedes al menos dos. Así podrás pasear con calma, descubrir rincones menos conocidos y, claro, probar más bombones mientras disfrutas del ambiente.
Reserva tu alojamiento en Salzburgo al mejor precio aquí
¿Vamos a empezar la ruta por Salzburgo? ¡A por ello!
1. Fortaleza de Hohensalzburg
Imponente y altiva, la Fortaleza de Hohensalzburg parece decir: “Yo ya estaba aquí cuando tú aún eras polvo estelar”. Esta joya medieval domina la ciudad desde lo alto de la colina Festungsberg, y subir a verla es casi obligatorio para cualquier visitante. Puedes optar por el clásico paseo a pie si te apetece hacerlo a la manera tradicional, o tomar el funicular que te lleva directo a la entrada, perfecto para quienes prefieren disfrutar las vistas sin tanto esfuerzo.
Una vez dentro, te espera un viaje al pasado por uno de los castillos medievales mejor conservados de Europa. El recorrido incluye torres defensivas, las mazmorras y las salas de banquetes que aún huelen a historia. Además, la fortaleza alberga varios museos que ilustran el pasado militar y cultural de Salzburgo.
Consejo extra: no te pierdas la oportunidad de vivir una noche especial con la cena y concierto de Mozart en la Fortaleza de Hohensalzburg. Es una forma perfecta de combinar historia, música y gastronomía en un entorno único.
2. La Getreidegasse, la calle principal de Salzburgo
Pocas calles tienen tanta personalidad por metro cuadrado como la Getreidegasse, la más famosa de Salzburgo y una de las visitas imprescindibles en la ciudad. Aquí no solo caminas, te deslizas entre siglos de historia, escaparates con letreros de hierro forjado dignos de una novela de Dickens, casas altas con fachadas estrechas, tiendas centenarias que venden trajes tiroleses por el precio de un riñón, patios interiores secretos… y ese aire elegante que solo una ciudad como Salzburgo puede mantener… incluso cuando lo que anuncia es un Big Mac.
La Getreidegasse es la calle más fotografiada, la más transitada, la más icónica. Si es tu primera vez en Salzburgo, aquí empieza tu ruta.
3. Residenzplatz y Catedral de Salzburgo
Bienvenido al epicentro del Salzburgo monumental. La Residenzplatz es una plaza amplia, señorial y perfecta para entender por qué esta ciudad es una joya del barroco. En el centro se alza una fuente monumental con caballos mitológicos (la Residenzbrunnen), y a su alrededor, fachadas palaciegas que te hacen sentir en medio de una ópera de Mozart… porque, bueno, literalmente lo estás.
Pero la auténtica protagonista es la Catedral de Salzburgo (Salzburger Dom), una de las cosas que ver sí o sí en Salzburgo. Imponente, armónica, con una fachada de mármol blanco que brilla incluso con cielo nublado y esas cúpulas verde cobre que dominan el skyline reclamando protagonismo.
Por dentro, la catedral es toda luz, frescos y mármol blanco con toques de oro, pero sin caer en lo recargado… lo justo para deslumbrar sin agobiar. Por cierto, aquí fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart en 1756, en la pila original que aún se conserva. El órgano principal, situado sobre la entrada, es uno de los cinco que tiene la catedral, y no es cualquier órgano: el niño prodigio lo tocó en varias ocasiones mientras trabajaba como organista de la corte.
Justo al lado está la Residenz, el antiguo palacio de los príncipes-arzobispos de Salzburgo. Hoy puedes visitar sus salas, llenas de tapices, retratos serios y relojes que podrían haber salido de una novela de los Hermanos Grimm.
DomQuartier de Salzburgo
El DomQuartier es un recorrido museístico que conecta la Catedral, la Residenz y el Museo de Salzburgo a través de una ruta que atraviesa galerías, salones barrocos y terrazas con vistas privilegiadas. La entrada única incluye la visita a las estancias de los príncipes-arzobispos, la galería de arte barroco y los órganos de la catedral desde lo alto.
→ Más info y reserva aquí
Aprovecha la Salzburg Card
Si quieres sacar el máximo partido a tu visita, la Salzburg Card es una tarjeta turística te permite el acceso gratuito a las principales atracciones de la ciudad y también el uso ilimitado del transporte público. Una gran opción para ahorrar y optimizar tu tiempo.
→ Consulta precios y qué incluye aquí
4. Abadía de Nonnberg
Fundada en el año 714 por San Ruperto (sí, el mismo que da nombre a medio Salzburgo), es el convento femenino más antiguo de habla alemana que sigue en funcionamiento. Y aunque la vida de clausura sigue su curso dentro, se puede visitar la iglesia y pasear por los exteriores sin molestar a las monjas.
La iglesia es sobria por fuera, pero preciosa por dentro: techos pintados, un altar gótico tardío y una atmósfera de recogimiento total. Si madrugas mucho (tipo antes de las 7), es posible oír los cánticos de las monjas durante los oficios, un momento mágico si buscas una experiencia diferente.
Es posible que, al hacer la visita, tengas la sensación de que ya la habías visto antes (si es así, eres un viejuno o tienes buen gusto por el cine). Y es que, aquí se rodaron varias escenas de Sonrisas y lágrimas (incluyendo la entrada principal y algunas tomas de la huida final). De hecho, fue en esta abadía donde vivió como novicia María, la verdadera institutriz de los Von Trapp, antes de dejar el convento para trabajar con la familia y acabar casándose con el capitán.
La entrada a la iglesia es gratuita y suele estar abierta de 6:45 a 18:30 h.
5. Palacio de Mirabell (y sus Jardines)
Pero si hay un lugar en Salzburgo donde podrías sentirte dentro de una película, ese es el Palacio Mirabell. Y no es solo una forma de hablar: aquí se rodó la escena de Sonrisas y lágrimas en la que los niños cantaban, mientras saltaban por las escaleras y corrían entre las flores. ¿Te suena? Pues sí, este jardín tiene historia cinematográfica… pero también muchísima historia real.
El palacio fue construido en 1606 por un príncipe-arzobispo con un objetivo bastante mundano: impresionar a su amante. Y vaya si lo consiguió. Hoy el edificio alberga el Ayuntamiento de Salzburgo, pero lo que atrae a la mayoría de viajeros son sus jardines: perfectamente simétricos, llenos de estatuas mitológicas, fuentes, setos recortados al milímetro y hasta un invernadero con palmeras.
Y luego están las escaleras de mármol, barrocas y elegantes, con sus querubines en modo drama absoluto. Un rincón fotogénico como pocos.
Extra: si te apetece algo especial, puedes reservar plaza para un concierto de música de Mozart en el propio Palacio Mirabell. ¡Planazo total! Y si eres muy fan de la mítica película, echa un ojo a este tour temático de Sonrisas y lágrimas que te lleva a conocer las principales localizaciones en Salzburgo y alrededores.
6. Casa natal de Mozart (Mozarts Geburtshaus)
A estas alturas ya lo has pillado: aquí, en Salzburgo, nació el Mozart. No “un tal Mozart”, sino Wolfgang Amadeus, ese niño que a los cinco años ya componía sonatas mientras tú y yo probablemente jugábamos con plastilina. Su casa natal está en pleno centro histórico, en la Getreidegasse número 9, y no pasa desapercibida: es amarilla, tiene una placa bien visible y suele tener un grupito de gente haciéndose selfies con cara de «yo tengo una playlist de Mozart en mi Spotify».
Dentro te espera un museo que mezcla historia, música y cotilleos del siglo XVIII. Hay retratos originales, instrumentos que usó el mismísimo Wolfgang (como su violín de la infancia), manuscritos con tachones de genio y objetos personales que te hacen imaginar cómo era crecer siendo un prodigio total. También descubrirás detalles sobre su familia, su obsesión por las giras europeas, sus manías y hasta su caligrafía perfecta.
¿Es turístico? Sí. ¿Merece la pena? También. Porque por mucha fama que tenga, la casa mantiene un aire íntimo, casi tierno, como si todavía quedara algo de la energía creativa que brotaba por esas ventanas. Y si te apetece rematar la visita con un souvenir, prepárate: hay de todo, desde bombones con su cara (los famosos Mozartkugeln) hasta imanes y peluches pelucones. ¿Excesivo? Puede ser, pero oye, es uno de los lugares más populares que ver en Salzburgo.
7. Palacio de Hellbrunn y sus juegos de agua
Si crees que los palacios son templos solemnes donde solo se susurra y se admiran cuadros, Hellbrunn está aquí para recordarte que también pueden ser lugares de travesuras dignas de un niño con pistola de agua. Este palacio del siglo XVII, pensado para ser la residencia de verano del príncipe-arzobispo Markus Sittikus, es famoso por sus jardines y, sobre todo, por sus juegos de agua escondidos que te pillan justo cuando menos lo esperas.
Imagina pasear por unos jardines perfectamente cuidados cuando, sin previo aviso, una fuente traviesa decide mojarte hasta los huesos. Los bancos que te lanzan chorros de agua, las esculturas que parecen inocentes pero que esconden chorros a presión… todo un ingenioso sistema hidráulico con el que Sittikus quiso convertir sus jardines en el equivalente barroco de una fiesta de verano para adultos, con muchas risas y algún que otro susto.
Vamos, es de lo mejorcito que ver en Salzburgo y si viajas con niños… y si viajas con niños, shhhh, no les cuentes nada: deja que Hellbrunn los sorprenda (y los empape).
→ Puedes reservar el paseo en barco + la visita guiada al Palacio aquí.
8. Colina Kapuzinerberg o Mönchsberg: vistas y rutas a pie
Si te apetece cambiar el ajetreo del centro por algo más tranquilo, subir a una de las colinas que rodean Salzburgo es un planazo. Tanto Kapuzinerberg como Mönchsberg ofrecen rutas sencillas para disfrutar de la naturaleza sin alejarte demasiado del casco histórico. Y lo mejor: las vistas panorámicas de la ciudad con la fortaleza al fondo. Postales en 360º.
Kapuzinerberg es la más salvaje de las dos, tiene senderos que suben entre árboles, pequeñas ermitas y hasta un monasterio capuchino en la cima. Si vas con tiempo y ganas de andar, es una buena forma de desconectar sin irte lejos. La subida desde Linzergasse es empinada pero corta, y el premio son unas vistas brutales sobre el casco antiguo.
Por otro lado, Mönchsberg es mucho más accesible y apta para todos los públicos. Puedes subir andando (hay varios accesos desde el centro, como el que empieza junto al Museo de Arte Moderno) o tomar el ascensor desde la calle Gstättengasse, que te deja en la parte alta en segundos. Allí encontrarás senderos llanos, prados, bancos con vistas y el propio museo, del que te hablamos a continuación.
9. Museo de Arte Moderno y su mirador sobre Salzburgo
Si te animas a subir a la colina Mönchsberg, no puedes perderte el Museo de Arte Moderno de Salzburgo (Museum der Moderne), que no solo destaca por sus exposiciones contemporáneas, sino también por su impresionante ubicación y sus vistas panorámicas. Además, siempre puedes usar el ascensor de Gstättengasse para facilitarte las cosas.
El museo está dividido en dos sedes, pero la de Mönchsberg es la que domina la ciudad desde lo alto. Su arquitectura moderna contrasta con la Salzburgo histórica, y el mirador que hay en la terraza es uno de los mejores puntos para contemplar toda la ciudad, la fortaleza de Hohensalzburg y los Alpes de fondo.
Además de las exposiciones temporales de arte contemporáneo, el museo cuenta con una cafetería donde puedes sentarte a disfrutar del paisaje mientras te tomas un café o una bebida refrescante.
10. Cementerio de San Pedro y catacumbas (Petersfriedhof)
El cementerio de San Pedro, o Petersfriedhof, es un rincón que, aunque a muchos les pueda parecer algo friki, creemos que puede ser interesante para rematar nuestra visita a Salzburgo. Fundado en el siglo VII y situado justo al lado de la iglesia de San Pedro, este lugar es un tesoro histórico que parece detenido en el tiempo y que no muchos viajeros incluyen en su recorrido.
El cementerio está lleno de tumbas antiguas con lápidas de piedra, muchas cubiertas de musgo, y detalles arquitectónicos barrocos, que nos recuerda a un decorado de Tim Burton. Si no tienes pavor a este tipo de recintos, nos parece un plan perfecto para escapar del bullicio turístico y disfrutar de un paseo sereno. Además, justo en la iglesia de San Pedro se celebran conciertos de música clásica que valen mucho la pena si tienes la oportunidad de asistir.
Aunque en 1878 se cerró a nuevos entierros por la apertura del cementerio municipal de Salzburgo, desde 1938 se permite de nuevo enterrar a algunas personas en este lugar lleno de historia y tranquilidad. Pasear por sus senderos es una experiencia única: tumbas antiguas con lápidas cubiertas de musgo, detalles arquitectónicos barrocos y un aire de recogimiento que invita a la reflexión.
Justo en el límite del cementerio se encuentran las famosas catacumbas, aunque en realidad son cuevas excavadas en la roca del Mönchsberg, usadas desde la Antigüedad como ermitas y lugares de enterramiento. Estas cavidades, conocidas popularmente como “catacumbas” desde el siglo XVII, incluyen dos capillas: la Capilla Gertrauden, consagrada en 1178 y decorada con restos de frescos sobre el martirio de Santo Tomás Becket. Y la Capilla Máxima, la sala de oración más alta, que data de 1172 y fue renovada en el siglo XVII.
Las catacumbas están llenas de leyendas, como la del sacerdote Máximo y sus compañeros mártires, aunque estas historias no están documentadas históricamente para Salzburgo. Entre las capillas, un mirador con un pequeño campanario recuerda el antiguo uso de estas cuevas como ermita.
Lo que más llama la atención son las catacumbas excavadas en la roca, que se usaron como lugar de enterramiento y oración durante siglos. Pasear por sus estrechos pasillos subterráneos es como viajar al corazón de la Salzburgo medieval, con un poquito de canguelo, hay que reconocerlo.
Otros planes que hacer en Salzburgo
Salzburgo es una ciudad con mucho encanto y, aunque ya te hemos contado los imprescindibles, si te sobra tiempo o quieres ir un poco más allá, aquí tienes un puñado de planes y lugares que también merecen la pena:
- Kapitelplatz y su ajedrez XXL: una plaza enorme con vistas brutales a la fortaleza Hohensalzburg. Allí encontrarás una escultura dorada que parece salida de un videoclip raro y un tablero de ajedrez gigante, donde es habitual ver a dos señores jubilados dándole duro a la partida.
- Si pasas por la Universitätsplatz y ves un puñado de puestos con quesos, embutidos, pan recién hecho y flores, sabrás que has llegado al Grünmarkt, el mercado más sabroso de la ciudad. Ideal para pillar algo rico, improvisar un pícnic o llevarte un souvenir que no sea un imán con la cara de Mozart.
- Si te interesa la ciencia, la naturaleza o si viajas con niños —o simplemente te encanta tocar, experimentar y alucinar con bichos, dinosaurios y planetas—, el Museo Haus der Natur es tu sitio
- Un museo menos conocido pero con encanto es el Museo Panorama (Panorama Museum), que alberga pinturas panorámicas y exposiciones temporales interesantes.
- Acércate a la calle Steingasse, una de las más antiguas de Salzburgo, que todavía conserva su trazado medieval original y donde, al parecer, se ubicaban los burdeles de la ciudad.
- Por último, haz una parada en el Café Tomaselli, uno de los cafés más antiguos de Europa. Obligatorio para los frikis del café.
Extra: excursiones desde Salzburgo
¿Tienes varios días para explorar Salzburgo y sus alrededores? Perfecto, porque esta región da mucho de sí. Desde pueblos con encanto, hasta paisajes alpinos de postal, aquí van nuestras escapadas favoritas (todas posibles en un día):
- Hallstatt: el clásico entre los clásicos, un pueblo de cuento junto a un lago, con casitas que desafían la gravedad y turistas que se quedan pegados en cada esquina haciendo fotos. Aunque muy visitado, sigue teniendo ese aire mágico que lo convierte en parada obligatoria. Puedes llegar por libre en tren + ferry o apuntarte a una excursión guiada a Hallstatt.
- Lago Wolfgangsee y St. Gilgen: un día entre montañas, un lago cristalino, un teleférico con vistas épicas y pueblos coquetos como St. Gilgen o St. Wolfgang. Austria en su versión más idílica y apacible.
- Nido del Águila (Kehlsteinhaus): una excursión curiosa e impactante, en la que subirás a un antiguo refugio nazi en lo alto de los Alpes bávaros. Las vistas te dejan sin palabras y la historia, también. Si no quieres alquilar coche, lo más cómodo es hacer este tour al Nido del Águila desde Salzburgo.
- Cuevas de hielo de Werfen (Eisriesenwelt): ¿sabías que cerca de Salzburgo puedes visitar la mayor cueva de hielo del mundo? Un plan fresquito e ideal para los amantes de la aventura.
Y si te queda tiempo, otras opciones muy recomendables son: Berchtesgaden y el Parque Nacional (ya en Alemania, pero muy cerca); las Minas de sal de Hallein, perfectas si viajas con niños o buscas algo más accesible; senderismo en el Untersberg, la montaña que domina el horizonte de Salzburgo; o el Lago Fuschlsee, más tranquilo y menos turístico que Wolfgangsee y una alternativa estupenda para conectar con la naturaleza.
Y hasta aquí nuestro paso por Salzburgo, esa ciudad que parece bailar al ritmo de Mozart y huele a strudel recién hecho. Es pequeña, sí, pero tiene tanto encanto que es difícil no encariñarse. Entre fortalezas, jardines de película y callejuelas llenas de historia, hay mucho que ver y hacer en Salzburgo… y sí, claro que merece la pena una visita.
Si estás organizando tu ruta por Austria, quizá te interese echar un vistazo a nuestros artículos sobre los imprescindibles de Austria, las curiosidades de Austria más sorprendentes, o qué ver y hacer en Viena.
Ahorra en tu viaje |
Compara y consigue vuelos baratos aquí |
Encuentra alojamiento a los mejores precios aquí |
Reserva actividades y excursiones en español aquí |
5% de descuento en tu seguro de viaje IATI aquí |
Reserva los traslados desde el aeropuerto aquí |
Regalo de 10€ reservando el transporte por Europa aquí |
Averigua cómo sacar dinero sin comisiones aquí |
Descuento del 5% en tu eSIM de Holafly aquí |
Alquila un coche con las mejores ofertas aquí |
Compara precios del alquiler de furgonetas aquí |
Los mejores libros y guías de viaje aquí |
Todos nuestros artículos sobre Austria |