El viaje de Javier Milei a Nueva York se retrasó 24 horas, oficialmente por la eliminación de retenciones, pero en realidad fue para atender un pedido clave del FMI: corregir el rumbo cambiario. Kristalina Georgieva trasladó al Tesoro de EE.UU. las críticas por la falta de acumulación de reservas y exigió un giro inmediato: que el Gobierno deje de esperar caídas “naturales” del tipo de cambio y empiece a comprar dólares, aun por vías alternativas.

La postergación del encuentro con la titular del organismo sirvió para una comunicación crucial: la búlgara tuvo una conversación directa con el titular del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, para explicar dónde veían ella y el organismo que dirige las dificultades que llevaron a la economía argentina a la crisis que derivó en la necesidad del salvataje.
Y el pedido firme y concreto de Georgieva para que el funcionario de la administración Trump la ayude (exigiendo a la Argentina) a cambiar la historia. Además de mencionarle las cuestiones políticas (de las que también se habló en Nueva York), la titular del Fondo mencionó concretamente dos errores en la implementación del acuerdo de facilidades extendidas iniciado el 11 de abril de este año, que llevaron a que el tipo de cambio operara en el techo de la banda, amenazando hasta solo una semana que todo termine mal.
Se arribó entonces al salvataje de Trump y a la comunicación del lunes pasado entre el Tesoro norteamericano y el FMI. Y así, a la principal exigencia coyuntural (habrá otras) para firmar el neoblindaje. Esta es, sin eufemismos y en un sí o sí, que el Gobierno comience a comprar dólares y a reforzar sus reservas.
Y si no se puede por la letra fina del acuerdo con el organismo hacerlo a desde el BCRA (sumado al temor oficial por la emisión de pesos para comprar esos dólares), que sea desde otra vía. Fue así que en el encuentro de técnicos entre Bessent y funcionarios argentinos, la única condición para el rescate fue que el principal error (a menos a los ojos del Fondo) de la política cambiaria y monetaria de la gestión Milei se solucione. Y que comiencen a comprarse dólares.
No sería a través del Central, sino desde otra vía. Con los pesos del superávit fiscal y operaciones de compra del Tesoro en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) o desde afuera de este mercado en compras por bloque que se negocian por fuera del mercado en grandes bloques. Y mix de ambas fue lo que finalmente, convencido o no, realizó el gobierno nacional esta semana que terminó, cambiando figuritas con las grandes cerealeras que aprovecharon la oportunidad casi histórica de poder liquidar dólares sin retenciones.
Se estima que en compras directas por bloque a Cofco (curiosamente, una cerealera China), Dreyfuss, Cargill y Bunge, el Gobierno se hizo de un piso de US$ 2 mil millones en compras, divisas que fueron depositadas en cuentas del propio Tesoro dentro del sistema financiero argentino. Estas se verán reflejadas claramente en unas semanas, y mostradas al público en exhibición. El monto final de esta operación aún es un misterio (sólo conocen la totalidad de la cantidad de divisas adquiridas los funcionarios argentinos y los liquidadores de divisas), pero el mercado especula con que la cifra será importante. Obviamente no de US$ 7 mil millones, pero sí cercana.
En definitiva, todo un cambio de rumbo, que solo con la sospecha del inicio de la adquisición de dólares por parte del Tesoro, los grandes especuladores del mercado cambiario local de ayer, hoy y siempre se retiraron elegantemente de la compulsa diaria, asumiendo como caballeros la olímpica pérdida de casi un 7% en dólares por la demolición del rulo de circulación infinita entre el valor del oficial, el MEP y el blue, que hizo las delicias de los operadores más volátiles durante los últimos días de la semana pasada.
Como se sabe, nada pone de peor humor a los especuladores cambiarios que perder plata por no estar informados de movimientos que realice el gobierno de turno.
Luis “Toto” Caputo, que vivió ese mundo hasta hace muy poco, les provocó con su movimiento de suba del dólares del viernes y caída estrepitosa del lunes al miércoles esas pérdidas millonarias. Negocios son negocios.
Así fue como el gobierno de Javier Milei cambió su criterio casi ideológico de esperar derrumbes naturales y flotantes en el tipo de cambio, y aceptó las exigencias del
FMI, que a su vez convenció al Tesoro para la exigencia: la compra de dólares. Y el consecuente sostenimiento del precio de la divisa por arriba de los 1.340 pesos. Un nivel que para el mercado, al menos por ahora, es adecuado. Por ahora.
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Fuente: Perfil