Trump lo apuntaló con apoyo financiero, pero las tensiones internas y la inseguridad golpean la campaña.
Buenos Aires, lunes 29 septiembre (PR/25) — “Hay olor a default”, dijo desde el balcón de su prisión domiciliaria en la calle San José 1111, en el barrio de Balvanera, Cristina Fernández de Kirchner
. Más allá de la intención claramente destituyente utilizada por la condenada expresidenta –nota al pie: esta es una muestra más de la actitud golpista que el peronismo en la oposición ha tenido siempre–, la frase representaba una realidad: la falta de reservas en el Banco Central ponía al país ante la dura realidad de la cesación de pagos.
Esta falta de reservas –entiéndase, dólares– amenazaba seriamente al Gobierno. La catastrófica derrota sufrida por la alianza La Libertad Avanza-PRO en la provincia de Buenos Aires paralizó al Gobierno y generó un clima de desconfianza que trajo como consecuencia una abrupta alteración de los así llamados mercados.
El resultado de esto dio pie a un combo explosivo para la economía argentina: suba del dólar, aumento del riesgo país y caída de los bonos de la deuda. Así, en una semana, se disipó gran parte de los logros macroeconómicos alcanzados por el Gobierno.
Fue recién en ese fin de semana cuando el Presidente pareció haber tomado conciencia plena de lo que estaba pasando y el abismo hacia donde se iba. Ahí, entonces, se pusieron en marcha los mecanismos de negociación que le terminaron abriendo a Javier Milei las puertas que le dieron el acceso a una ayuda fundamental para darle oxígeno al plan económico y tranquilizar así a los mercados.
Esa ayuda –como no podría haber sido de otra manera– vino de la mano de Donald Trump. Hubo dos frases que marcaron la decisión firme de su gobierno de apoyar a Milei. Una provino del poderoso secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, cuando manifestó: “Estamos dispuestos a todo lo que sea necesario para apoyar al gobierno argentino”. La otra la expresó el mismo Trump durante el encuentro de veinte minutos que mantuvo con Milei. Dijo allí: “Tiene mi total respaldo para la reelección”.
Al interior del oficialismo hay preocupación por la elección de octubre, mencionada en el comunicado del secretario Bessent.
A propósito, los que supieron leer el texto interpretaron sin dudarlo que hay una exigencia para que se libere totalmente el mercado cambiario, es decir, que se levante completamente el cepo para que las empresas –en este caso, estadounidenses– puedan remesar sus dividendos a sus casas matrices. Vale recordar un ABC de las inversiones: la plata no entra donde no puede salir.
Pero volvamos a la elección de octubre, que será crucial para el Gobierno. El Presidente ya comprendió que necesita buscar acuerdos políticos. El problema es que ahora recoge tempestades después de haber sembrado tanto grito y maltrato contra sus naturales y lógicos aliados; es por eso que esos acuerdos son prácticamente imposibles antes de los comicios.
“Hablaremos con el Gobierno después del 26 de octubre, con los resultados en la mano”, se escucha decir a muchos de los que supieron estar cerca del Gobierno, que los ninguneó y los marginó. La pelota ahora está del lado de los heridos y nadie está dispuesto a regalarla por un apuro que es ajeno.
El respaldo financiero alejó el fantasma de la cesación de pagos pero no las internas libertarias
El Banco Central volvió sobre la restricción “cruzada” para las personas que quieran comprar dólares en el mercado oficial y luego operar con dólar MEP y el contado con liquidación. En el Gobierno buscan cortar con el “rulo” que da ganancias en dólares por la compraventa de moneda extranjera.
“Ahora están tomándose las cosas más en serio. Por más que el ministro Caputo sostenga el tonito sobrador, sabe que tuvo que ajustarse el cinturón de seguridad”, graficó un economista que se distanció del Gobierno. Hay que cuidar las reservas. La película de la asistencia financiera de los Estados Unidos no puede terminar como en tiempos del macrismo.
El Gobierno sabe que inicia el proceso electoral con –al menos– dos frentes que le preocupan: la cruel interna libertaria que lo hace dudar hasta de los candidatos que se han elegido para sus listas –otra vez sopa– y los números de las encuestas, que son dispares y poco satisfactorios.
En voz baja y no tanto, son cada vez más los que se animan a cuestionar la estrategia de Karina Milei de salir a competir con nombres propios incluso en territorios donde contaban con aliados que le facilitaban la estructura. “Vamos a prenderle una vela al riesgo Kuka”, dijo con ironía un legislador de LLA.
El triple crimen de La Matanza, que les arrebató la vida de manera brutal a Lara Gutiérrez, de apenas 15 años; y Morena Verdi y Brenda del Castillo, de 20, le dio un doloroso baño de realidad a la campaña. Narcotráfico, prostitución infantil, ruptura del tejido social, mezquindad política, ausencia del Estado y falta de empatía de una clase dirigente que vive de espaldas a la gente. Todos los candidatos quedaron pedaleando en el aire ante tremenda radiografía del Conurbano profundo. Algunos tuvieron tan poca vergüenza como para endilgar responsabilidades por jurisdicción.
Para frenar al narcotráfico y darles alguna posibilidad de progreso a miles de jóvenes que deambulan por las calles emborrachados de ocio sin saber qué hacer de sus vidas es necesario que, de una vez por todas, la Nación, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires se pongan a trabajar juntas, independientemente de su color político. Algo que, a pesar de todo, parece poco probable.
Fuente: Perfil
Primicias Rurales