En su presentación de una hora, titulada “La neurociencia de la música sacra”, Gan —exdirectora de coro y acompañante— describió cómo las investigaciones demuestran que la música puede formar parte de un estilo de vida saludable que ayuda a contrarrestar el deterioro mental asociado al envejecimiento.

La música también puede ayudar a prevenir la aparición del Alzheimer, que en hasta un 95% de los casos puede deberse a factores no genéticos, como obesidad, hipertensión, tabaquismo, sordera, lesiones cerebrales y aislamiento social.

La música no solo estimula el cerebro de formas especiales, sino que también fomenta conexiones sociales saludables cuando se interpreta en grupo, señaló Gan, quien actualmente es músico litúrgico en la Arquidiócesis de Toronto.

“Basándonos en esos efectos, la música puede ayudarnos a mantener la mente activa y a fomentar conexiones sociales, lo que a su vez puede ayudarnos a mitigar el riesgo de enfermedad de Alzheimer”, afirmó.

Gan, quien obtuvo su doctorado en la Universidad Simon Fraser en Burnaby y realizó estudios posdoctorales en la Universidad Stanford en California, señaló que la musicoterapia se usa ampliamente como parte de un enfoque holístico para mejorar problemas conductuales y promover conexiones sociales durante las fases media y avanzada del Alzheimer.

“Los médicos recibirán recetas que entregarán a los pacientes. Los pacientes nos llamarán, y nosotros les daremos a cada uno dos entradas gratis”, dijo Mélanie La Couture, directora ejecutiva de la Orquesta Sinfónica de Montreal.

Aún más beneficios podrían provenir —al menos en teoría— de escuchar o cantar música sacra, que Gan define como cualquier música —desde el canto gregoriano y lo clásico hasta el jazz y el góspel— que contribuya a la solemnidad y belleza de la Misa, promueva una reflexión más profunda sobre las lecturas y la homilía, y glorifique a Dios.

Sin embargo, al menos, escuchar o interpretar música sacra ayuda a una persona a crecer en la fe y a amar a Dios, afirmó en su presentación.

Además de los tres títulos obtenidos en SFU, Gan posee también un diploma asociado del Royal Conservatory of Music y es una destacada pianista clásica que comparte su talento y su fe en iglesias y en la comunidad.

Entre sus actividades se encuentran presentaciones con sus alumnos de piano en residencias de ancianos y centros de cuidados prolongados, así como la interpretación de piano en programas de musicoterapia y atención espiritual.

Ella considera su ministerio musical como una forma de oración que la desafía no sólo a reconocer temas e imágenes bíblicas, sino también a comunicarlos “de una manera que honre el contexto histórico de los himnos y comparta mi propia espiritualidad y experiencia de vida”.

 

 

Este artículo fue publicado originalmente por The BC Catholic

Fuente: ACI Prensa

Primicias Rurales