Buenos Aires, 4 diciembre (PR/19) —  El ímpetu que traía la cadena de la carne de cerdo ha menguado mucho en los últimos meses y lo ha
hecho desde la raíz, desde la producción de animales, que parece haber
entrado en una meseta de la que está costando salir.

Así lo sostuvieron los economistas Juan Manuel Garzón y Valentina Rossetti, del instituto IERAL de la Fundación Mediterránea en un informe y destacaron que “al cierre del 2019 la producción de carne está convergiendo a una tasa de crecimiento de entre 1,5% y 2,5% anual, una gran desaceleración en el ritmo de expansión que se traía desde hace más de una década (+8% promedio año entre 2007 y 2018).
“La ausencia de inversiones importantes en nuevas granjas y/o en ampliación de establecimientos existentes (básicamente incremento de madres en producción) es uno de los factores que explica el menor dinamismo”, dijeron.         Analizaron que “otra causa que probablemente esté influyendo tiene que ver con la productividad, las granjas medianas y grandes se han acercado mucho a los estándares productivos de países líderes, las mejoras de productividad a las que se puede aspirar se van haciendo más pequeñas”.
“En cuanto a las menores inversiones, la reducción de márgenes, las
restricciones financieras, ciertas fallas en la implementación del IVA (saldos
técnicos a favor en el IVA inversiones), y particularmente la incertidumbre
respecto al futuro de la economía argentina, son todos factores que podrían
ayudar a explicar por qué, habiendo interés y oportunidades de negocio en la
cadena, sobre todo considerando el contexto internacional, las inversiones no
se terminan por efectivizar”, añadieron.
Explicaron que “con respecto al consumo interno, éste se está ubicando cerca de los 15 kilosvpromedio por habitante, pero con tendencia estable o a la baja, que coincide con lo que está pasando con la producción y las importaciones”.         Por lo tanto, es probable que el año cierre con un consumo igual o levemente inferior al de 2018, lo que es toda una novedad considerando que el mercado interno venía creciendo en 1 kilo por año desde el 2012 hasta el año pasado”.
“En materia de márgenes, luego de un 2018 adverso para el sector, con
rentabilidad negativa durante muchos meses, el excedente económico que
obtienen las granjas muestra una recuperación en 2019 en los distintos tipos de
establecimientos, aunque con importantes matices que deben advertirse”, precisaron los especialistas.
Mientras que en los planteos caracterizados como de productividad baja (2.563 kilos / año) la recuperación de márgenes sólo alcanza para reducir el rojo, las granjas llevan perdidos en promedio $2,8 y $0,2 por kilo de capón producido en lo que va del año (establecimientos de 250 y 500 madres respectivamente, a precios constantes de noviembre).

Por su parte, las dos granjas denominadas de alta productividad (3.536 kilos / año) muestran márgenes positivos y superiores a los del 2018 ($7,3 y $9,2, promedio por kilo, 250 y 500 madres), acercándose bastante a los buenos resultados logrados en los años 2016/2017.
Si bien los costos han seguido creciendo con fuerza, incluso a mayor ritmo que en el 2018, los márgenes se recuperan gracias al gran desempeño del precio del capón.

” En efecto, en los primeros 11 meses el capón muestra una suba
interanual del 78%, que compara contra el 69% de los costos totales. Dentro
de los distintos rubros de costos, la alimentación (el concepto más
determinante) sube al 69% interanual, por debajo de la energía (+80%) y la
sanidad (+113%), pero por encima de la mano de obra (+50%) y el transporte
(+57%)”, añadieron.

Consignaron que “hay un cambio de Gobierno y seguramente de políticas económicas y comerciales. Es altamente probable la suba de derechos de exportación sobre granos y harinas proteicas, medida que podría bajar costos de alimentación en establecimientos de producción intensiva de animales”.

Pero señalaron que a su vez hay riesgo de suba de derechos de exportación sobre carne bovina (y quizás todas las carnes), lo que se reflejará en menores precios de hacienda y por carácter transitivo de sus animales competidores, caso del capón o el pollo.

“Cuál de estas fuerzas prevalecerá y por lo tanto definirá la ecuación de las granjas, no es sencillo determinarlo a priori, se requiere tener precisiones respecto de la magnitud de la carga extra (tributaria y/o regulatoria) que el próximo gobierno aplique sobre unos y otros productos”, agregaron.
En tanto, consignaron que “si los márgenes se estabilizan en los niveles actuales (y mejor si es un poco más arriba), si el crédito empieza a fluir en mejores condiciones (tasas y plazos) y, por sobre todas las cosas, si aparecen señales claras del próximo gobierno respecto a que está dispuesto a acompañar el crecimiento de las exportaciones de carnes, podrían volver las inversiones a la cadena, particularmente en granjas de escalas altas; nótese que se deben conjugar simultáneamente factores que parecen exigentes para el contextoeconómico y político actual”.

Primicias Rurales