Por Marcelo Frankel
La cosecha registró una productividad con rindes dispares que reflejan el impacto intermitente de las precipitaciones a lo largo de toda la campaña, con rendimientos máximos que llegaron hasta los 42,5 quintales por hectárea.
Las diferencias y la irregularidad en los rendimientos de los cultivos del trigo en Santa Fe, “reflejan el impacto de las lluvias heterogéneas, irregulares, variables, que se produjeron en alguna etapa del ciclo del cereal“.
Así es que hubo lotes en los que se consiguieron solamente mínimos de entre 8 y 12 quintales de promedio hasta llegar a los máximos de entre 38 y 41,5 quintales por hectárea, con lotes puntuales de 42 y 42,5 quintales por hectárea.
El reporte, apuntó además a la fuerte ola de calor de los últimos días, “las altas temperaturas registradas en gran parte de la semana hicieron que algunos lotes de trigo alcancen antes el final del ciclo, adelantando así su recolección” y mermando los rindes.
De todos modos, a nivel nacional, a pesar de la sequía que afectó a la región, la producción de trigo tiene una muy buena proyección que asciende a 19,8 millones de toneladas, unas 600 mil hectáreas por encima al volumen previsto al principio de la campaña.
En Santa Fe, el proceso de cosecha progresó en forma normal hasta que se registraron las precipitaciones, sobre todo en el norte de la provincia, en los departamentos de General Obligado, Vera y 9 de Julio, noroeste de San Javier, centro norte de San Justo, San Cristóbal y Las Colonias.

“En general se observó a los cultivares de buen a muy buen estado, con algunos lotes excelentes y buen número de plantas, homogéneas y vigorosas”, añade el trabajo, que indica que “hasta el momento no se detectaron plagas ni enfermedades”.
De todos modos, se informó el avance en el monitoreo de los predios por posible presencia de orugas cortadoras (Agrotis spp) y se reportó además la actividad para la detección temprana del mildew (Plasmopara halstedii).

Primicias Rurales
Fuente El Agrario