Por Mariano Lattari*

Buenos Aires, 27 octubre (Especial para NA) — Ante la exigencia de producir alimentos más sanos, con atributos de calidad específicos y obtenidos de forma ambientalmente sustentable, la actividad agropecuaria empieza a dar un giro hacia el uso de los bioinsumos.

Los bioinsumos agropecuarios son herramientas fundamentales en las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA).

Se está marcando una nueva tendencia al complementar y/o sustituir agroquímicos convencionales por insumos biológicos, los cuales se corresponden con servicios ecosistémicos tales como la biopolinización, el ciclaje (sistema de reciclado de la naturaleza) y disposición de nutrientes y el control natural de plagas, entre otros.

A fin de definirlos, cuando hablamos de bioinsumos agropecuarios nos referimos a todo aquel producto biológico que esté constituido por: microorganismos (hongos, bacterias, virus, etc.); macroorganismos (ácaros e insectos benéficos); extractos de plantas y compuestos derivados de origen biológico o natural.

Como ejemplos, podemos mencionar a los biofertilizantes y bioestimulantes; biocontroladores de plagas y agentes biofitosanitarios; biorremediadores o reductores del impacto ambiental; biotransformadores para el tratamiento de subproductos agropecuarios y bioinsumos para la producción de bioenergía, entre otros.

Los mismos, al ser utilizados como insumos en la producción agropecuaria, agroalimentaria, agroindustrial e incluso agroenergética, favorecen la sustentabilidad de dichas producciones, tanto en términos económicos, socioculturales como ambientales.

Dentro de los innumerables beneficios que otorga la utilización efectiva de los bioinsumos, podemos destacar que:

  • Contribuyen a suplementar y fortalecer los servicios ecosistémicos necesarios para mejorar la eficiencia agropecuaria y los rendimientos de forma sustentable, tanto en producciones intensivas como extensivas.
  • Mayor especificidad, por lo que se minimiza el riesgo de generar resistencia genética en las plagas.
  • Son insumos biodegradables que no dejan residuos tóxicos en el ambiente y su utilización no implica riesgos para la salud de los productores ni de los consumidores.
  • Permiten obtener productos agroalimentarios de calidad, agregando valor en origen en las diversas economías regionales, ya sea tanto para producciones convencionales como para las que presentan atributos de calidad específicos, como es el caso de la producción orgánica.
  • Contribuyen al mantenimiento e inserción de las producciones en los mercados y a la aceptación de los consumidores, ante la demanda de alimentos obtenidos de forma ambientalmente sustentable.

Es importante destacar que, para asegurar la efectividad y un manejo adecuado de los bioinsumos, se requiere conocer sus características, precauciones en cuanto al uso y modos de acción.

Por lo tanto, la capacitación y acompañamiento al sector productivo es fundamental. En correspondencia, a los fines de asegurar la inocuidad, calidad y eficacia de los productos comerciales en base a bioinsumos agropecuarios, éstos deben estar registrados en el Senasa.

Finalmente, cabe recordar que los bioinsumos agropecuarios constituyen herramientas en base biológica que por sus prestaciones tienen un papel destacado en el marco de las buenas prácticas agropecuarias, contribuyendo a la salvaguarda del patrimonio zoofitosanitario y la calidad e inocuidad de los alimentos en un marco productivo, socioeconómico y ambientalmente sustentable.

(*) Biólogo.
Dirección de Calidad Agroalimentaria del Senasa

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