Una evaluación de 8 mil animales Angus engordados con sistemas estandarizados arrojó una gran variabilidad en su rendimiento al gancho, con diferencias de hasta 11 puntos porcentuales. Una problemática que se repite en numerosos feedlots y que adquiere mayor relevancia por tratarse del parámetro clave para monetizar el esfuerzo del productor. Buscando explicar las causas, el Ing. Agr. Pedro SueldoCoordinador científico de rumiantes de Vetanco, hace una puesta a punto de los últimos estudios en el país y el mundo sobre el impacto de la recría en la terminación.

¿Cuándo se define el negocio del engorde? El estudio, que pone de manifiesto el quid de la cuestión, se realizó en un feedlot del país donde se midió la relación entre el tiempo de estadía (eje horizontal) y el rendimiento de la res (eje vertical) de todos los animales fenotípicamente considerados Angus.

“Si, por ejemplo, miramos los novillos que se faenaron tras 83 días de engorde, algunos rindieron 63% y otros apenas 51%. Como la raza, el peso de ingreso, los días de estadía y la dieta eran las mismas, hay que remontarse a lo que sucedió antes de ingresar al corral, o sea, cómo se manejó ese animal durante la recría, para explicar buena parte de la variabilidad”, dijo Sueldo en diálogo con Valor Carne. Y planteó: “algo importante es entender cuándo empieza la recría”.

Momento cero

¿Por qué la recría impacta tanto en la terminación? “A diferencia de lo que se piensa muchas veces en el campo, que pone el foco en el proceso posterior al destete, la recría se inicia en el mismo momento de la concepción”, argumentó Sueldo.

En tal sentido, desde el primer mes de gestación, pero sobre todo en el segundo trimestre, se define el número de fibras musculares que desarrollará la progenie durante toda su vida. No hay incrementos en cantidad después del nacimiento, solo aumentos de tamaño de esas fibras.

“Si malnutrimos a la madre en ese momento, tendremos una disminución del potencial de crecimiento del ternero a largo plazo”, advirtió.

A su vez, desde los cinco meses de gestación hasta aproximadamente los siete meses de vida del ternero se desarrollan las células donde luego se depone la grasa intramuscular.

“Si no se forman esos ‘adipocitos’ en ese período no podremos meter grasa intramuscular durante el engorde, que brinda jugosidad y terneza, y se genera grasa subcutánea. Por eso, cuando se faenan animales mal recriados, tienen exceso de cobertura (de escaso valor comercial) y poca grasa intramuscular”, pormenorizó.

Para echar luz sobre estos “errores”, Sueldo tomó como ejemplo un ensayo del INTA Cuenca del Salado realizado por el equipo del MV Sebastián Maresca que midió el efecto de la restricción proteica durante la gestación media.

“La restricción es una práctica que utilizan muchos productores porque consideran que la vaca aguanta los primeros meses y si las suplementan hacia el final vuelven a ciclar tras la parición. Y es cierto que la vaca aguanta, pero por algún lado nos los cobra”, alertó.

La experiencia incluyó 68 vacas Angus, de las cuales un grupo recibió suplementación proteica alta (HP) y otras fueron restringidas (a partir del día 134 de gestación) al 64% de sus requerimientos (LP). Todos los terneros nacieron en la misma época y tuvieron igual recría y terminación.

El gráfico muestra que las madres restringidas dieron una descendencia de menor rendimiento en planta: 57,6% versus el 60,2% de la suplementadas.

¿Da lo mismo recriar bien o mal?

Un paso más adelante, yendo al post destete, un ensayo de Neel et.al (2007) muestra qué pasó variando la ganancia de peso durante la recría de 216 terneros británicos: un tercio ganó 290 g/d (bajo), otro 520 g/d (medio) y el último 790 g/d (alto). La cría y terminación fue la misma.

El peso final de la recría, obviamente, fue mayor en el que tuvo alta ganancia diaria. Pero, durante la terminación, si bien el animal mal recriado ganó más kilos por día (1,16 vs 0,94 kg), no llegó a compensar el cien por ciento de lo que no ganó en la etapa anterior. Por eso, a los mismos días de encierre, salen más livianos: 495 kg vs 523 kg.

“Si el productor hace el ciclo completo, no le conviene recriar mal. Si quiere que ese animal equipare el kilaje del bien recriado necesitará más días de engorde, más comida. Entonces, es más caro llegar al mismo peso”, alertó Sueldo, agregando que el mal recriado además rindió al gancho 57% vs 58,8% del que ganó más peso. “Si se paga por rendimiento es muchísima plata”, aseveró.

¿Y si se trata de un feedlot de compra? “Deberá seleccionar proveedores que hagan las cosas bien, haciendo un seguimiento de la performance de los terneros. Hay empresas que ya lo están haciendo”, respondió.

Finalmente, el especialista presentó un ensayo similar, más antiguo pero muy vigente, de Hersom et.al. (2004). Se evaluó un rodeo recriado con distintas ganancias diarias (baja, media y alta) y con las mismas cría y dieta de terminación. La diferencia con el trabajo anterior (en el que se igualó la cantidad de días de encierre) es que en este caso los animales fueron faenados cuando llegaron a un espesor de grasa dorsal de 12 milímetros, que es lo que piden los mercados. 

¿Cuál llega primero, el que fue bien o mal recriado? Los que habían tenido altas ganancias diarias durante la recría (ingresaron más pesados al feedlot), necesitaron 85 días de encierre para lograr la cobertura de grasa requerida. En el otro extremo, con una tasa de 150 g/d durante la recría (ingresaron más livianos), necesitaron 158 días de estadía.

Encima los mal recriados se terminaron más livianos: 528 kg vs 542 kg de los bien recriados. “O sea que finalmente lograron menos carne y menos rinde al gacho. Una muestra de lo carísimo que resulta recriar mal”, subrayó.

Para reflexionar

Este aporte del laboratorio Vetanco busca contribuir a la toma de decisiones de los productores mostrando desde la ciencia cómo impacta la recría en la terminación.

“La variabilidad que se advierte en el feedlot se origina mucho antes. En nuestros sistemas productivos el talón de Aquiles es la recría, entendida desde la concepción. Por eso, la restricción nutricional durante la gestación y las bajas ganancias de peso post destete afectan el rendimiento de la res y la calidad de la carne. Mejorar estos procesos es estratégico para el negocio ganadero”, concluyó Sueldo.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

Los trabajos citados

Maresca et. al. (2019). The influence of protein restriction during mid- to late gestation on beef offspring growth, carcass characteristic and meat quality. Meat. Science.

Neel et. al. (2007). Effects of winter stocker growth rate and finishing system on: I. Animal performance and carcass characteristics. Journal of Animal Science.

Hersom et. al. (2004). Effect of live weight gain of steers during winter grazing I. Feedlot performance, carcass characteristics, and body composition of beef steers. Journal of Animal Science.

Primicias Rurales

Fuente: Valor Carne