Buenos Aires, 29 noviembre (PR/18) —Sistema alimentario sostenible: qué dice el documento que
referentes agroindustriales presentarán a los líderes mundiales en el G20.

Argentina, que este año preside el G20, definió los tres aspectos
centrales que se tratarán en el foro: el futuro del trabajo,
infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario
sostenible.

Un grupo de referentes agroindustriales trabajaron en el
transcurso del presente año para elaborar un documento con
recomendaciones orientadas a lograr un sistema alimentario
sostenible, el cual será presentado a los principales líderes
mundial durante la cumbre del G20 que se realizará en la ciudad
de Buenos Aires mañana 30 de noviembre y el sábado 1 de
diciembre.

El grupo dedicado a elaborar un documento sobre
recomendaciones para alcanzar un sistema alimentario sostenible
está presidido por Luis Pagani (Arcor) e integrado por
representantes de Sociedad Rural Argentina (SRA), Luigi Bosca,
Cepas Argentinas SA, Carozzi (Chile), Coca-Cola, Danone,
PepsiCo y Unilever. Por su parte, CREA, Coordinadora de las
Industrias de Productos Alimentocios (Copal) y el Consejo
Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (Ceads)
conforman el grupo como “concep partners”.

El documento consta de cinco temas centrales: 1) erradicar la
malnutrición, la desnutrición y la obesidad; 2) asegurar la
conservación del ambiente, la mitigación y adaptación al cambio
climático; 3) impulsar el desarrollo y adopción de tecnologías; 4)
eliminar barreras al comercio global de alimentos; y 5) minimizar
las pérdidas y desperdicios de alimentos.

En lo que respecta a las cuestiones propias del ámbito
agropecuario, el documento recomienda “crear beneficios
económicos orientados a promover un uso eficiente y sostenible
de recursos clave en los sistemas de producción de alimentos,
reduciendo al mínimo la posibilidad de que eso genere
distorsiones comerciales”.

Para poder alcanzar esa meta se propone acciones tales como
“mejorar y estandarizar entre los diferentes países los indicadores
de medición de impacto ambiental de las producciones agrícolas
y pecuarias” y “relocalizar la ayuda financiera y los incentivos
económicos orientados a promover la adopción de prácticas
ambientales sostenibles”.

También se recomienda “promover el desarrollo y la adopción de
tecnologías innovadoras y prácticas que permitan anticipar el
impacto, la adaptación o la generación de resiliencia ante el
cambio climático”, para lo cual se aconseja “evaluar diferentes
prácticas agropecuarias que permitan mitigar los impactos
ambientales de largo plazo y construir resiliencia contra las
amenazas climáticas de alta, media y baja probabilidad”.

Además, se recomienda “impulsar el desarrollo de tecnologías
innovadoras orientadas a incrementar la producción de alimentos
alrededor del mundo (por ejemplo a través de biotecnología,
plataformas digitales, etcétera)”.

En ese marco, se aconseja “promover la cooperación entre
referentes académicos y empresarios con el propósito de
identificar los desafíos necesarios para lograr una producción
agrícola sostenible y abordarlos priorizando áreas clave para
dirigir las innovaciones (por ejemplo en lo que concierne a la
degradación de suelos, eficiencia en el uso del agua, emisiones
de gases de efecto invernadero, etcétera)”.

Otra recomendación de interés para el agro, contenida en el
documento, es la “incrementar la inversión necesaria para generar
una infraestructura rural sostenible y robusta, de manera tal de
promover la adopción de tecnologías por parte de las pequeñas y
medianas empresas agropecuarias, además de impulsar mejoras
en el acceso a mercados y conocimientos”.

Para eso –indica el documento– se requiere “identificar los
déficits de infraestructura críticos y cuantificar el impacto que los
mismos generan en el sector agropecuario (por ejemplo en lo
relativo a la falta de medios de transporte accesibles, electricidad,
almacenamiento, telecomunicaciones, sistemas de gestión de
agua, etcétera)”, además de “invertir en métodos de transporte
alternativos y respetuosos con el medio ambiente para las
comunidades rurales (por ejemplo puertos, canales fluviales,
autopistas, trenes, etcétera)”.

En el ámbito del G20 se incluyen a los denominados “grupos de
afinidad”, los cuales están conformados por organizaciones de la
sociedad civil que se reúnen para aportar su visión a los líderes
políticos de las principales naciones del mundo. Cada grupo
prepara una serie de recomendaciones con el objetivo de fijar la
posición de los principales referentes de la sociedad en cada una
de las cuestiones abordadas. Si bien las recomendaciones no son
vinculantes, las mismas son consideradas por los líderes del G20
en sus discusiones y negociaciones.

Cada grupo de afinidad es presidido por organizaciones
convocadas formalmente por el país que ejerce la presidencia del
G20. En el evento de este año se conformaron siete grupos de
afinidad, uno de los cuales (B20) está integrado por asociaciones
empresarias. El B20, además de elaborar un documento sobre
sistema alimentario sostenible, elaboró otros –creados por sus
respectivos grupos de trabajo– sobre tranajo e inversión, empleo
y educación, economía digital e industria 4.0, financiamiento del
crecimiento y la infraestructura, energía, eficiencia en el uso de
recursos y sostenibilidad, desarrollo de Pymes e integridad y
responsabilidad empresaria.

El G20 está compuesto por la Unión Europea y 19 países:
Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá,
China, Corea del Sur, EE.UU., Francia, India, Indonesia, Italia,
Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
Además, todos los años el país que preside el foro también elige
otros invitados: Argentina invitó a Chile y Países Bajos.

Fuente: Valor Soja

Primicias Rurales