“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de gracia, un tiempo de misericordia para cada uno de ustedes.

Hijitos, no permitan que el viento del odio y del desasosiego reinen en ustedes y a su alrededor.

Ustedes, hijitos, son llamados a ser amor y oración.

El diablo desea el desasosiego y el desorden, pero ustedes, hijitos, sean el gozo de Jesús Resucitado que murió y resucitó por cada uno de ustedes.

Él ha vencido la muerte para darles la vida, la vida eterna.

Por eso, hijitos, testimonien y siéntanse orgullosos de haber resucitado en Él.

¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.