Por Gabriel Joga director y arquitecto de Grupo 8.66

Buenos Aires, lunes 5 febrero (PR/24) — El cambio climático va a transformar no sólo nuestra forma de vida, sino que también nuestras ciudades. ¿Cómo está cambiando la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo?

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, una cifra que está en rápido aumento.  La expansión urbana, la contaminación y la escasa movilidad son solo algunas de las consecuencias. El urbanismo verde asume estos retos, promoviendo soluciones que contrastan los efectos negativos del desarrollo urbano y, al mismo tiempo, generan numerosos beneficios:

Mitigar el cambio climático.
Innovación y sostenibilidad.
Ayudar a promover el bienestar y la buena salud.
Reducir el estrés mejorando, además, la salud de las personas.
Reducir las emisiones del transporte.
Promover la inclusión social creando espacios para que la gente se reúna, socialice y se divierta.
Mejorar los valores inmobiliarios.
Reducir los residuos y promover las energías limpias.

En un contexto urbano en constante evolución, la presencia y valor de los espacios verdes se ha convertido en un elemento crucial para el bienestar de la sociedad. En los últimos años, se ha observado una tendencia en alza hacia la integración de áreas verdes en entornos urbanos, siendo estos un componente fundamental en las nuevas construcciones.

El concepto de espacios verdes en las ciudades no solo se limita a parques y jardines, sino que se expande a incluir terrazas verdes, muros vegetales y áreas naturales dentro de las edificaciones. Esta tendencia responde a una creciente conciencia sobre la importancia de la naturaleza dentro del entorno urbano, tanto para la salud mental y física de los habitantes como para el medio ambiente en general.

La importancia de los espacios verdes en las nuevas construcciones no sólo ofrecen áreas de esparcimiento y recreación para los habitantes, sino que desempeñan un papel crucial en la mitigación del efecto isla de calor urbano, mejoran la calidad del aire, absorben el dióxido de carbono y promueven la biodiversidad en entornos urbanos.

La presencia de estos espacios en los desarrollos inmobiliarios ha impactado positivamente en la revalorización de las propiedades, convirtiéndose en un elemento atractivo para los compradores. La integración de espacios verdes en las nuevas construcciones no solo responde a una demanda estética, sino que refleja un compromiso con la sostenibilidad y el bienestar de la comunidad. 

En concordancia con esta perspectiva constructiva se apunta cada vez más a las  terrazas verdes, jardines internos y entrega de unidades con maceteros con una variedad de flora en los balcones para promover activamente una ciudad más verde.

 

 

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Fuente: Grupo 8.66