El problema ahora es que, con un nivel de dólar históricamente bajo, la producción sigue lidiando con una presión impositiva sumamente elevada, bajo la opresión del famoso costo argentino, de enormes regulaciones y escasa infraestructura.

Se ha iniciado una carrera contra el tiempo. Si no se reducen los costos, el tipo de cambio hace insostenible la producción.

Porque la producción granaria se encuentra en el peor de los mundos.

 

En primer lugar, porque los precios internacionales, si bien no son los más bajos de la historia, la realidad es que son reducidos.

El gráfico muestra el recorrido de la soja de los últimos diez años.

 

 

Lo más grave es que desde mayo del año 2022, el precio no ha parado de caer.

 

 

A todo ello, se une el valor del dólar en el país.

Respecto al actual nivel próximo a $ 1.150.- por unidad de dólar se puede decir que, en términos reales, se halla muy poco por encima del correspondiente al promedio de la Convertibilidad.

Pero, con relación al presente, hay una enorme diferencia: en aquel tiempo del derecho de exportación era irrisorio.

El cuadro que sigue lo muestra con claridad.

 

 

Así las cosas, el negocio sojero y agrícola en general vive una situación inédita.

Fuente: Agrositio

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