Uno de los elementos más característicos es la tradicional chimenea de la Capilla Sixtina, instalada esta mañana por los bomberos del Vaticano y donde el mundo entero posará su mirada en los próximos días.

De ella emergerá la esperada “fumata” (humareda en italiano) blanca, la señal que anunciará la elección del nuevo Papa.

Una vez confirmado que un candidato ha alcanzado los dos tercios necesarios, —al menos 89 votos en esta ocasión—, se le pregunta si acepta ser el sucesor de San Pedro.

Tras su aceptación, las papeletas, que hasta ese momento se conservan en una urna, son quemadas en una de las estufas instaladas en la Capilla Sixtina, mientras el nuevo Pontífice se retira a la sacristía para prepararse para saludar por primera vez a los católicos de todo el mundo.

La primera vez que se utilizó el humo blanco como señal  de la elección de un Papa fue en 1914. Entonces se utilizaba paja húmeda para alterar el color del humo.

En la actualidad se utilizan productos químicos para que el color blanco o negro —en caso de que no haya unanimidad— sea más claro.