Con la elección de su nombre, León XIV rinde homenaje a la encíclica Rerum Novarum, abriendo una reflexión sobre el trabajo y la dignidad humana en la era de la inteligencia artificial.
Ciudad del Vaticano, sábado 10 mayo (PR/25) Aica — El nuevo pontífice eligió llamarse León XIV, un gesto cargado de significado histórico y social, según explicó Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En declaraciones a los periodistas, Bruni destacó que el nombre es “una clara referencia” a la Doctrina Social de la Iglesia, inaugurada con la encíclica Rerum Novarum, promulgada en 1891 por el papa León XIII.
“También es claramente una referencia, y no por casualidad, a los hombres, a las mujeres, a su trabajo y a los trabajadores en la era de la inteligencia artificial”, añadió Bruni, subrayando la conexión entre los desafíos contemporáneos y las raíces del pensamiento social católico.
El nuevo pontífice eligió llamarse León XIV, un gesto cargado de significado histórico y social, según explicó Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En declaraciones a los periodistas, Bruni destacó que el nombre es “una clara referencia” a la Doctrina Social de la Iglesia, inaugurada con la encíclica Rerum Novarum, promulgada en 1891 por el papa León XIII.
“También es claramente una referencia, y no por casualidad, a los hombres, a las mujeres, a su trabajo y a los trabajadores en la era de la inteligencia artificial”, añadió Bruni, subrayando la conexión entre los desafíos contemporáneos y las raíces del pensamiento social católico.
La elección del nombre León XIV evoca directamente la figura de León XIII (1878-1903), cuya encíclica Rerum Novarum marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia al abordar por primera vez de forma sistemática la cuestión obrera. El documento no solo denunció las condiciones injustas de los trabajadores, sino que sentó las bases de una doctrina social que ha sido desarrollada por los sucesivos Papas a lo largo del siglo XX y XXI.
Desde Quadragesimo Anno de Pío XI (1931), que introdujo el principio de subsidiariedad, hasta Centesimus Annus de Juan Pablo II (1991), que celebró el centenario de Rerum Novarum, la Iglesia mantuvo una voz activa en el análisis de las condiciones sociales y económicas del mundo.
Documentos como Populorum Progressio de Pablo VI o Laborem Exercens y Sollicitudo rei socialis de Juan Pablo II ampliaron el enfoque al desarrollo humano integral y a los nuevos desequilibrios globales.
Con la elección de su nombre, León XIV parece querer inscribir su pontificado en esa misma línea de compromiso con la dignidad del trabajo y la justicia social, en un mundo transformado por la globalización, la tecnología y los retos éticos que plantea la inteligencia artificial. En este contexto, la referencia a la encíclica de 1891 no es solo simbólica, sino programática.
El nombre elegido envía un mensaje claro: la Iglesia no pretende sólo custodiar el pasado, sino también ofrecer respuestas éticas y espirituales a los problemas más urgentes del presente y del futuro.
La doctrina social, nacida con la mirada atenta de León XIII sobre los obreros del siglo XIX, podría encontrar en León XIV una nueva etapa frente a los trabajadores del siglo XXI.
León XIII vio la Iglesia en peligro y compuso la oración de protección a San Miguel Arcángel
(AciPrensa) No existe un relato histórico definitivo sobre lo que exactamente le sucedió al Papa León XIII para que en la década de 1880 escribiera la conocida oración a San Miguel Arcángel. Sin embargo, testigos presenciales aseguraron que el Pontífice tuvo una visión en la que vio a Satanás, por lo que decidió pedir la intercesión de San Miguel para toda la Iglesia.
En el libro “Habla un exorcista”, del fallecido exorcista italiano Gabrielle Amorth, se narra que un sacerdote llamado Domenico Pechenino conoció de primera mano lo que llevó al Papa León XIII a escribir la oración.
El P. Pechenino relató lo siguiente: “No recuerdo el año exacto. Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la Santa Misa y estaba asistiendo a otra, de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante. Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría”.
“¿Qué contenía? La oración que rezamos al final de la misa junto con el pueblo, con la súplica a María y la encendida invocación al príncipe de las milicias celestiales, implorando a Dios que vuelva a lanzar a Satanás al infierno”, concluyó.
La oración de San Miguel se añadió en 1886 a las otras “oraciones Leoninas” que el Santo Padre había mandado recitar después de 1884.
Oración a San Miguel Arcángel del Papa León XIII:
Sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio.
¡Reprímele Oh Dios como rendidamente te lo suplicamos!
Y tú, Príncipe de las Milicias Celestiales,
armado del Poder Divino,
precipita al infierno a Satanás y todos los espíritus malignos que para la perdición de las almas, vagan por el mundo,
Amén.
Según la tradición, lo que motivó al Papa León XIII a escribir la oración fueron las terribles imágenes que vio y escuchó.
“Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo”, dijo.
La práctica de la oración a San Miguel estuvo vigente hasta antes de las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II. Sin embargo, los fieles pueden seguir esta devoción de manera privada.
Trascendió en el canal de Youtube un relato en el que narra un encuentro privado del nuevo Papa León XIV con los miembros de la Guardia Suiza y pidiéndoles que recen la oración a San Miguel Arcángel compuesta por su predecesor León XIII al decirles que también tendrán que defenderlo en una batalla espiritual.
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