Este dulce se inspira en una receta que el propio San Agustín plasmó en su obra De beata vita (De la vida feliz), en la que reflexiona sobre la verdadera felicidad.

En esta obra, el santo de Hipona narra la celebración de su 32 cumpleaños junto a su madre Mónica, su hijo Adeodato, su hermano y sus primos.

“Averiguando que el hombre consta de cuerpo y alma, en este día de mi cumpleaños me ha parecido que no sólo debía refocilar vuestros cuerpos con una comida más suculenta, sino también regalar con algún manjar vuestras almas”, escribe Agustín.

En concreto, el origen de este dulce está en el norte de Italia, en Cassago Brianza, el municipio donde Agustín escribió De beata vita, y actualmente se regala como deseo de felicidad.

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Fuente: ACI Prensa