Ciudad del Vaticano, viernes 13 junio (PR/25) — El Papa León XIV, Obispo de Roma, se reunió por primera vez con los sacerdotes y diáconos de su diócesis, a quienes transmitió la importancia de vivir una vida transparente y ejemplar.

Tras el saludo de bienvenida del Cardenal Baldassare Reina, vicario general para la Diócesis de Roma, el Santo Padre pidió un aplauso para todos los presentes en el Aula Pablo VI y expresó su deseo de conocer de cerca a los sacerdotes para “comenzar a caminar juntos”.

León XIV y el Cardenal Baldassare Reina. Crédito: Vatican Media
León XIV y el Cardenal Baldassare Reina. Crédito: Vatican Media

Al inicio de su discurso, quiso agradecerles por su servicio, sin olvidar que muchas veces el ejercicio de su ministerio está marcado por el sufrimiento o la incomprensión. Además, les recordó que todos son valiosos a los ojos de Dios.

León XIV destacó que la Diócesis de Roma “preside en la caridad y en la comunión”, al tiempo que recordó está marcada por la universalidad, ya que a ella llegan muchos presbíteros de distintas partes del mundo.

Unidad y comunión

Advirtió que la comunión muchas veces se ve obstaculizada por “un clima cultural que favorece el aislamiento o la autorreferencialidad”, así como por los obstáculos internos de cada uno, y por ello aconsejó “estar vigilantes”.

“Yo quisiera ayudaros, caminar con vosotros, para que cada uno recupere serenidad en su ministerio; pero precisamente por eso os pido un impulso en la fraternidad presbiteral, que hunde sus raíces en una sólida vida espiritual, en el encuentro con el Señor y en la escucha de su Palabra”, señaló.

Fotografía que refleja la "universalidad" de la diócesis de Roma. Crédito: Vatican Media
Fotografía que refleja la “universalidad” de la diócesis de Roma. Crédito: Vatican Media

La ejemplaridad

Así, les recordó que a pesar de su naturaleza humana, han recibido “una gracia extraordinaria” y que el Señor les ha confiado “un tesoro precioso del que somos ministros, servidores. Y al servidor se le pide fidelidad”.

Ante las sugestiones del mundo y de la ciudad de Roma, que podrían “alejarnos del deseo de una vida santa induciendo una nivelación hacia abajo donde se pierden los valores profundos del ser presbítero”, el Papa les alentó a dejarse atraer de nuevo por la llamada del Señor y a sentir y vivir “el amor del primer momento”.

Mirar los desafíos con clave profética

“Estos desafíos estamos llamados a abrazarlos, a interpretarlos evangélicamente, a vivirlos como ocasiones de testimonio. ¡No huyamos ante ellos!”, agregó.’

Por último, les ofreció de nuevo su cercanía, afecto y disponibilidad “para caminar con vosotros”, dijo.

“Encomendemos al Señor nuestra vida sacerdotal y pidámosle crecer en unidad, en ejemplaridad y en compromiso profético para servir a nuestro tiempo”, concluyó el Santo Padre.

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Fuente: ACI Prensa