Buenos Aires, viernes 20 junio (PR/ 25) — Durante la Audiencia General del miércoles, el papa León XIV lanzó un fuerte llamado contra la guerra, instando a los líderes mundiales a detener el sufrimiento en zonas de conflicto como Ucrania, Israel, Gaza e Irán.

Desde la Plaza de San Pedro, el pontífice advirtió sobre la barbarie de las guerras modernas, marcadas por el uso de armamento científico, y reiteró la célebre frase de su predecesor Francisco I: “La guerra es siempre una derrota”.

El papa citó además a Pío XII para reforzar su mensaje: “Nada se pierde con la paz, todo se pierde con la guerra”. Su intervención se dio en un contexto internacional de creciente tensión, luego de que Israel destruyera instalaciones nucleares en Irán y se multiplicaran los ataques en Medio Oriente.

El Vaticano expresó su preocupación por el sufrimiento de las poblaciones civiles y llamó a una reflexión sobre el verdadero significado de la victoria en estos conflictos.

En el plano espiritual, León XIV centró su catequesis en el relato evangélico del paralítico de la piscina de Betesda, instando a los fieles a reflexionar sobre las situaciones en las que la vida parece estancada o sin salida. Haciendo un paralelismo con el sufrimiento humano, habló del riesgo de resignarse y perder la voluntad de sanar. En sus palabras, “a veces preferimos permanecer en condición de enfermos, como un pretexto para no decidir qué hacer con nuestra vida”.

El pontífice subrayó que la sanación implica asumir responsabilidad personal y dejó un mensaje esperanzador: “Jesús ayuda a descubrir que nuestra vida también está en nuestras manos”. Llamó a no postergar el cambio y a tener el coraje de tomar decisiones, destacando el gesto simbólico de recoger la camilla como signo de reconciliación con la propia historia. “¡Puede decidir qué hacer con su historia!”, exclamó ante los fieles.

Para cerrar, León XIV invitó a todos a identificar las “zonas de bloqueo” en sus vidas y a dar voz al deseo de sanar. Pidió oraciones por quienes se sienten paralizados y no ven una salida, y señaló que el verdadero refugio está en el Corazón de Cristo, que definió como “la verdadera casa de la misericordia”.

Fuente: Newsweek.com.ar. Por Luciano Datsira

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