En su mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos, hecho público el 10 de julio, el Papa León XIV reflexiona en torno al tema «Bienaventurado quien no ha perdido la esperanza»
El Papa retorna a varias figuras antiguas de los textos bíblicos —Abraham y Sara, Zacarías, Nicodemo e incluso Moisés— señalando que «la vejez, la esterilidad y la decadencia parecen extinguir las esperanzas de vida y fertilidad de todos estos hombres y mujeres». Pero la respuesta de Dios reaviva la vida de estas personas y les da un nuevo sentido: «Cada vez, ante una respuesta aparentemente obvia, el Señor sorprende a sus interlocutores con una intervención salvadora», explica León XIV.
Al mostrar que los ancianos son «los primeros testigos de la esperanza», los relatos bíblicos ofrecen nuevas perspectivas que, para el Papa, merecen ser mejor resaltadas en estos tiempos de envejecimiento de la población. «El aumento del número de ancianos se convierte para nosotros en un signo de los tiempos que estamos llamados a discernir para interpretar correctamente la historia que vivimos», explica.
«La vida de la Iglesia y del mundo solo se comprende a través de la sucesión de generaciones», insiste el Papa. «Abrazar a una persona mayor nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consume en encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se despliega hacia el futuro», enfatiza.
Agradecimiento al amor de los abuelos
El Papa, quien era cercano a su abuela Suzanne Fontaine, una mujer de Normandía que falleció cuando él tenía 24 años y se formaba como fraile agustino, insiste en la gratitud que se debe a los mayores. «¡Cuántas veces nuestros abuelos han sido un ejemplo de fe y devoción, de virtudes cívicas y compromiso social, de memoria y perseverancia en tiempos difíciles!», dice, instando a la gratitud por este legado «transmitido con esperanza y amor».
Considerando que el Jubileo se vive como «un tiempo de liberación», el Papa invita además a que este tiempo constituya también para los ancianos «una liberación, especialmente de la soledad y del abandono».
Observando que «nuestras sociedades, en todas las latitudes, se acostumbran con demasiada frecuencia a permitir que una parte tan importante y rica de su tejido social quede marginada y olvidada», el Papa llama a un «cambio de actitud» y a una «asumir la responsabilidad por parte de toda la Iglesia». Siguiendo el ejemplo del Papa Francisco, quien instauró este día, León XIV enfatiza la importancia de encontrarse con «los ancianos aislados, peregrinando así hacia Cristo presente en ellos».
Perseverar en el amor y la oración
«Nuestros cuerpos son débiles, pero nada nos impide amar, rezar, donarnos, ser los unos para los otros, en la fe, signos luminosos de esperanza», insistió León XIV, haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco durante su hospitalización, durante el Ángelus del 16 de marzo.
«Como personas mayores, perseveremos con confianza en el Señor», explica León XIV, que el 14 de septiembre cumplirá 70 años.