Como parte de su labor, el Cardenal Pizzaballa no sólo vela por los católicos de Israel, sino también por los que habitan los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. Esto le ha permitido conocer de primera mano las consecuencias de la violencia, especialmente la que en los últimos dos años golpea la Franja y que requiere palabras verdaderas de paz y no discursos “edulcorados y abstractos”.

Desde el Monasterio Benedictino de Abu Gosh (Israel), el purpurado manifestó que si bien todos desean que termine el conflicto, su término no marcará “el final de las hostilidades y del dolor que causarán”, pues subsistirá el deseo de venganza y “tendremos que lidiar con las consecuencias causadas por esta guerra en la vida de las personas”.

En ese sentido, el cardenal recordó en su homilía la importancia que tiene Tierra Santa para los cristianos y para la humanidad, al ser la región donde María dijo sí a la voluntad de Dios y en el que Cristo nació. Además de ser el lugar donde el Señor derrotó al pecado con su Resurrección.

“Realmente parece que esta Tierra Santa nuestra, que custodia la más alta revelación y manifestación de Dios, es también el lugar de la más alta manifestación del poder de Satanás. Y quizás precisamente por esta misma razón, porque es el Lugar que custodia el corazón de la historia de la salvación, que se ha convertido también en el lugar en el que ‘el Antiguo Adversario’ trata de imponerse más que en ningún otro lugar”, indicó.

El patriarca latino de Jerusalén dijo estas palabras al reflexionar sobre el pasaje del Apocalipsis que menciona al enorme dragón con siete cabezas y diez diademas, que “es una representación muy clara del poder del mal en el mundo, de Satanás”.

Esto, explicó, lleva a los cristianos a tener conciencia de que “el poder del mal seguirá estando presente en la vida del mundo y en la nuestra”, pero ello no significa resignarse, pues la Solemnidad de la Asunción “también nos dice que existe alguien ante quien ese mal es impotente”.

“El poder del dragón no puede prevalecer ante un nacimiento, ante una madre que da a luz, que genera vida. Sobre la semilla de la vida, fruto del amor, el dragón no puede prevalecer”, aseguró.

El Cardenal Pierbattista Pizzaballa señaló que si bien “sabemos que tarde o temprano el dragón será vencido”, hoy los cristianos están llamados a perseverar, “conscientes que el dragón seguirá devastando la historia”.

Sin embargo, aseguró que “la sangre causada por todo este mal” en cualquier parte del mundo “fluye bajo el altar, mezclada con la sangre del Cordero, partícipe también en la obra de redención con la que estamos asociados”.

Finalmente, expresó: “Al levantarnos hoy de la mesa eucarística, llevamos con nosotros la certeza de la victoria de Cristo sobre la muerte, la convicción de que nuestra vida, por muy trastocada que esté por los dramáticos acontecimientos de hoy, es sin embargo el lugar en el que el dragón no prevalecerá, porque es una vida bañada en la sangre del Cordero, en el amor infinito de Dios”.

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Fuente: ACI Prensa