Como Jenna, una mujer irlandesa, que viajó junto a su madre y su hermana con la intención de agradecer al nuevo santo en zapatillas su intercesión. Se casó en 2018 y siempre había soñado con ser madre y sentir los latidos de un pequeño corazón en sus entrañas.

Sin embargo, durante años ella y su esposo enfrentaron problemas para lograr un embarazo. Incluso llegaron a resignarse a la idea de que nunca iban a poder envolver en caricias y dulces miradas a su recién nacido.

Un día conocieron a Acutis, el ciberapóstol de la Eucaristía. Sin muchas esperanzas, se acercaron a rezar a la Catedral de Derry, en el norte del país, donde hay una estatua de tamaño natural de Carlo.

Estatua de San Carlo Acutis en la catedral de Derry. Crédito: Página web de la catedral de Derry
Estatua de San Carlo Acutis en la catedral de Derry. Crédito: Página web de la catedral de Derry

A los pocos meses quedó embarazada: “Desde el primer momento supimos que queríamos agradecer a Dios este regalo de una manera especial”.

Por eso, quisieron ponerle su nombre. El pequeño, que ahora tiene dos años, se llama Jude Carlo, en honor a San Judas Tadeo y al joven que fue canonizado junto a Pier Giorgio Frassati.

“Sentimos que él intercedió por nosotros. Mi madre me sugirió llamarlo Carlo, porque Carlo intercedió por su propia madre y ella pudo tener gemelos cuatro años después de su muerte por una leucemia. Sentimos que Carlo nos ayudó”, detalla, Jenna que no puede evitar emocionarse al compartir su pequeño milagro.

«Sin duda siento que he recibido un milagro”

Para Jenna y su familia, estar en Roma para su canonización es “otro regalo de Dios”. “Nos sentimos muy privilegiados por estar aquí hoy por él. Carlo Acutis es un santo de verdad. Sin duda siento que he recibido un milagro”, expresa.

Para Jenna es muy importante que Carlo , como le llama con cariño como si fuera alguien de su propia familia, “sea un buen ejemplo para mi hijo y que crezca en la fe católica”.

Como en la familia de Yvonne Kutz, quien viajó desde Alemania acompañada de sus cuatro hijos, el mayor de 20 años, la menor de 11. Su rostro irradiaba la emoción de quien ha llegado a la meta.

“Era muy importante para nosotros estar aquí”, cuenta. “La ceremonia se iba a celebrar en abril, pero después murió el Papa Francisco. Ya teníamos los billetes comprados, así que igualmente viajamos a Roma para el funeral y estuvimos allí una semana, esperando el anuncio de la nueva fecha para la canonización. En cuanto lo escuchamos, volvimos a comprar los pasajes y aquí estamos, otra vez”.

Yvonne Kutz con sus cuatro hijos luciendo camisetas de San Carlo Acutis. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News
Yvonne Kutz con sus cuatro hijos luciendo camisetas de San Carlo Acutis. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News

“No todos pueden ir a la montaña a rezar o hacer cosas extraordinarias”

Para Yvonne, la figura de Carlo Acutis es mucho más que un joven santo de camiseta y zapatillas. Es ante todo el faro que ilumina el camino de la santidad en medio de la vida cotidiana. “San Carlo Acutis para nosotros es una inspiración, porque Dios nos llama donde estamos, en nuestra vida ordinaria”, explica.

“No todos pueden ir a la montaña a rezar o hacer cosas extraordinarias. Dios nos llama allí donde estamos, para ser santos. Y esto se ve en la vida de Carlo: un chico normal, ordinario, que vivió su vida ordinaria de una manera extraordinaria. Esto nos da esperanza”, detalla.

Su descubrimiento de Carlo fue progresivo. “La primera vez que escuché hablar de él fue en los medios. Me preguntaba: ¿quién es Carlo Acutis? Así que busqué información por mi cuenta, leí sobre su vida y vi muchos vídeos, sobre todo los testimonios de su madre. Me impresionó mucho cómo él la ayudó a volver a Dios y a entender que Jesús está verdaderamente presente en la Eucaristía”.

Una peregrinación familliar

En la gran Vía della Conciliazione (Vía de la Conciliación) el matrimonio formado por Ignacio Carmena y Rocío Blanco espera el inicio de la celebración solemne junto a dos niños pequeños, de 3 años, 18 años y de recién nacido.

La suya es una especie de peregrinación familiar. También han venido los padres de Ignacio y de Rocío, quien está acompañada por todos sus hermanos y los sobrinos. En total, veinte personas. “Hemos querido vivir juntos este momento histórico”, dice.

Familia con niños que vino desde Madrid para la canonización. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News
Familia con niños que vino desde Madrid para la canonización. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News

Para esta familia, la canonización de San Carlo Acutis y San Pier Giorgio Frassati fue un signo de esperanza. “Queríamos que nuestros hijos y los sobrinos pudieran verse reflejados en ellos para que tengan un modelo a seguir en este siglo XXI”, asegura Ignacio. “Hoy en día los modelos que se proponen en la sociedad llevan muchas veces a vidas desordenadas y te alejan de Jesucristo. Necesitamos auténticos modelos de santidad para los jóvenes, que les muestren que todos estamos llamados a la santidad”, expresa.

“Son referentes que no solo inspiran, sino que muestran que la santidad es posible para los jóvenes de hoy”, señala.

La familia vive esta peregrinación como un regalo para toda la familia. “No es solo un viaje turístico”, insiste Ignacio. “Es una oportunidad para que los más pequeños empiecen a crecer rodeados de ejemplos luminosos, de jóvenes que pusieron a Cristo en el centro. Para nosotros era importante estar aquí y que nuestros hijos respiren este ambiente de fiesta y de fe”, agrega.

Con sus seis hijos en la canonización

“Hemos podido enseñarles que se puede ser santo", asegura esta madre que viajó con sus seis hijos a Roma. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News
“Hemos podido enseñarles que se puede ser santo», asegura esta madre que viajó con sus seis hijos a Roma. Crédito: Victoria Cardiel/EWTN News

En otra de las calles aledañas a San Pedro hay otra familia residente en España que no ha querido perderse este gran evento eclesial. Han venido con sus seis hijos.

“Es algo sorprendente, teníamos mucha ilusión, y desde que supimos guardamos nuestras vacaciones para venir a este gran evento”, explica Angélica, la madre visiblemente emocionada. “Hemos podido enseñar que se puede ser santo, que alguien de nuestro tiempo puede llegar al cielo. No es como en la antigüedad, sino que es alguien que usa jean, tenis, mochila… la santidad es para todos y el cielo está abierto para todos nosotros”, añade.

La familia es de Colombia, pero vive desde hace nueve años en España. En todo caso, reconoció que viajar con seis hijos para un evento de esta magnitud no fue fácil. “Obviamente es complicado, el calor, la multitud… pero el Señor da la gracia, es impresionante cómo Dios da la gracia. Por fuerzas humanas es imposible”, añadió la madre.

“Nuestra foto puede estar algún día ahí como la de Acutis”

Uno de los momentos más conmovedores para ella fue pensar en la madre del nuevo santo. “Me hacía llorar imaginarme que ella estaba ahí, presenciando la canonización de su hijo. Me hacía reflexionar en que como padres tenemos esa misión: devolverle los hijos a Dios”.

Por su parte, el padre destacó la emoción que sintieron al escuchar al Papa pronunciar la fórmula de canonización: “Desde que salimos de casa veníamos en oración, ofreciendo el calor y la sed. Cuando el Papa León hace la oración para canonizarlo, fue una alegría enorme”, destacó. Otro momento especial fue cuando uno de sus hijos les dijo: ‘Nuestra foto puede estar algún día ahí colgada en la Basílica de San Pedro como la de San Carlo Acutis”.

Ambos le respondieron que “hay que luchar por eso’, porque el cielo está guardado para todos”.