Matias Longoni
En aquel momento mucha gente de campo creía todavía ciegamente en Milei y su prédica en contra de los derechos de exportación. Era razonable entonces razonable su fastidio ante la mala noticia.
¿Y qué sucede ahora, luego de que el Poder Ejecutivo enviara al Congreso un nuevo proyecto de Presupuesto para 2026, que debería discutirse y aprobarse (si no queremos seguir manejando el país con números que vienen prorrogándose desde 2023)?
Tenemos que volver a dar la mala noticia, pues todo parece indicar que Milei no tiene previsto tampoco reducir el peso de las retenciones el año que viene.
“Los recursos totales provenientes de los Derechos de Exportación aumentarían un 66,7% en 2026 respecto de las proyecciones para el presente ejercicio. Estos recursos pasarán de representar 1,07% del PIB en 2025 a 1,50% del PIB en 2026”, dice con claridad en su página 38, el Mensaje que el Poder Ejecutivo envió esta semana al Congreso informando del “Avance sobre la Elaboración del Proyecto de Ley de Presupuesto”.
¿Cómo hace el gobierno para proyectar que la recaudación por retenciones subiría casi 67% en 2026 respecto de este año? Hay pocos argumentos para sostener esas cifras. Por un lado, dice que “el escenario macroeconómico contempla un crecimiento del 10,3% de las exportaciones totales en términos reales”, lo que incrementaría la cifra de recaudación. Quizás los funcionarios especulen también con una mejoría de los precios internacionales de los granos, que los analistas privados por ahora no perciben. O con una devaluación que permita obtener más pesos por cada dólar exportado.
Lo que queda muy en claro es que toda esta proyección se está realizando sin contemplar en lo más mínimo una posible baja de los tributos de exportación que se le descuentan luego a los precios pagados al productor. Porque si esos impuestos bajaran, como prometió Milei muchas veces en campaña, lo normal sería que también lo hicieran las previsiones de recaudación para el año entrante. Pero suben. Y nada menos que 67%.
El Congreso, en caso de esta vez sí lograr una discusión madura sobre la Ley de Presupuesto, podría revisar esta situación e incluir -si la mayoría de los legisladores así lo votara- una revisión de esta estrategia en materia de impuestos a la exportación e incluso podría dejar a Milei sin “facultades delegadas” para determinar las alícuotas. Porque -como sucedía con el kirchnerismo- el Ejecutivo no parece muy dispuesto a soltar la manija.
De hecho, fue curiosa la manera en que el oficialismo y el principal partido de la oposición (en definitiva, libertarios y kirchneristas) unieron fuerzas para hacer abortar las dos únicas chances que hubo en Diputados para discutir este tema: cuando la Comisión de Agricultura se disponía a aprobar un dictamen común a un proyecto para reducir retenciones a partir del 1° de enero de 2026, y esta misma semana, cuando diferentes bancadas se propusieron reinstalar el debate sobre retenciones, junto con el presupuesto universitario y el del Garrahan.
Al menos, como consuelo a los pobres productores que todavía confían en la palabra del presidente, vale decir que la voracidad fiscal que muestra la gestión actual se ha reducido un poco: en su proyecto de Presupuesto 2025 -que tampoco se votó en el Congreso- Economía aspiraba a recaudar un 100,4% más por las retenciones. Ahora -aunque sin inflación- moderó esa expectativa de suba al mencionado 67% para 2026.
Curiosamente, en otro tramo del nuevo Mensaje al Congreso, el Ejecutivo destaca que “con relación al comercio exterior, las medidas implementadas desde diciembre de 2023 han apuntado a reducir costos de importación, impulsar las exportaciones y facilitar las transacciones. Estas se han focalizado en la eliminación de permisos de importación, la reducción de derechos de exportación y aranceles de importación y la eliminación y simplificación de trámites y medidas no arancelarias”.
No han los productores agrícolas -que aportan el 90% de la recaudación por retenciones, unos 8.000 millones de dólares al año- los que se han beneficiado hasta aquí de esas decisiones
Primicias Rurales
Fuente: Bichos de Campo