Lo dijo durante una audiencia privada con miembros de la Escuela de Evangelización San Andrés, originaria de México.
Con motivo de la celebración de la memoria litúrgica del martirio de San Juan Bautista, León XIV compartió una reflexión “sobre la misión de los evangelizadores en la actualidad”.

“En el Prólogo del evangelio de San Juan se afirma que ‘la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros’, y después se indica que Juan el Bautista da testimonio de ello”, recordó el Pontífice, quien pidió releer con atención los primeros versículos del cuarto Evangelio.
Esta misma idea, según el Pontífice, se recoge en la primera carta del Apóstol San Juan: “Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo”.
El anuncio del Evangelio, añadió León XIV, “es nuestra vocación como bautizados, por eso, hemos de transmitir lo que a su vez hemos recibido, para que todos lleguemos a ser uno en Cristo”.
Antes de despedirse, les agradeció “la fecunda labor que llevan adelante en favor de la evangelización” y animó “a seguir caminando con renovada esperanza”.

¿Qué son las Escuelas de Evangelización de San Andrés?
Las Escuelas de Evangelización de San Andrés basan su apostolado en el la instrucción que San Pablo dio a su discípulo Timoteo: “Tú, hijo mío, cuanto me has oído en presencia de muchos testigos, confíalo a hombres fieles que sean capaces, a su vez, de instruir a otros”.
Sus orígenes se remontan a una Escuela de Evangelización iniciada en 1980 en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, en México. Tres años más tarde, se desplazó a Guadalajara, con el nombre de “Escuela de Apóstoles” y en 1986 se integró en el proyecto Evangelización 2000.
En la década de 1990, comenzó su expansión internacional y en la década siguiente se instauran oficinas nacionales en México, Colombia, Italia, Brasil, Estados Unidos, Hungría, Portugal, Canadá y Argentina. Años después se expandió a Polonia, Ucrania y Rumanía.