La economía argentina cayó 0,1% en el segundo trimestre de 2025 respecto del primero, un dato mínimo, pero suficiente para encender el riesgo de recesión técnica si la tendencia se repite en julio-septiembre. El retroceso, atribuido esta vez a la política económica y no a factores externos, marca un contraste con la herencia del gobierno anterior. Para Milei y Caputo, que venían de celebrar un crecimiento interanual de 6,3%, la contracción simboliza un golpe político: en su propio ciclo de gestión, el programa libertario podría quedar registrado con su primera recesión.
Buenos Aires, lunes 22 septiembre (PR/25) — ¿Puede estar viviendo la economía Argentina hoy una recesión? O, dicho de otra manera, puede el gobierno de Javier Milei entrar en su primera contracción técnica de su PBI, 100% concentrada en consecuencia de su política económica? Esto es, culpa exclusivamente de la aplicación de medidas que generen un proceso de este tipo. El que, claro está, es lo último que una gestión debe procurar. Más teniendo en cuenta que estamos a casi 20 meses de tarea de reconstrucción de la muy bombardeada economía argentina.
Para tener en cuenta a qué se exponen Javier Milei y su ministro Luis “Toto” Caputo, el muy mal gobierno de Alberto Fernández (en terrenos económicos, claro), vivió dos períodos recesivos: el primero, justificable, fruto de la pandemia.
El segundo, injustificable, entre el segundo y el cuarto trimestre del 2023. El primero le costó al país una caída de 9,5% del PBI durante marzo y diciembre de 2020, derrumbe recuperado totalmente (incluso con algún crecimiento) en 2021, con un alza del PBI del 10%. En el último año de gestión de Alberto Fernández, la economía cayó aproximadamente 7,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en términos desestacionalizados, (con un desglose trimestral de -0,8; -5 y -1,4% respectivamente entre el segundo y el tercer trimestre del año).
Finalmente, el año mostró una demolición de 1,6%, lo que junto con una inflación de dos dígitos mensuales, le dejó servida la presidencia a Javier Milei.
La pregunta es si el actual gobierno está en un proceso similar.
El problema es que esta caída del PBI, se da en la peor hora para la economía real del período mileista. Incluso por encima del muy negativo primer semestre 2024, cuando la caída en el producto era mayor (casi 5%), pero considerada como un proceso casi inevitable ante la necesidad de corregir los desajustes del período albertista.
Esa primera demolición del actual gobierno era provocada por un ajuste que teóricamente había sido avalado por los votantes en octubre del 2023. Nada para quejarse. El de ahora se trata de un proceso diferente. Menor en su baja estructural (no será mayor al 1% entre el segundo y el tercer trimestre del año), pero sí simbólicamente más doloroso.
Esta sería la época en la que el modelo libertario y su programa económico, más satisfacciones deberían estar brindando; proporcionando una música acorde que acompañe el desfile político que debería llevar al proceso de elección de renovación legislativa hacia el 26 de octubre.
Otra vez, hay alguien que vio este proceso de decaída inevitable de la economía real. Si bien no fue antes que nadie, su importancia hacia el exterior lo convierten en un adelantado. Nuevamente el J.P. Morgan pone en blanco sobre negro ante los inversores financieros del exterior (y algún que otro local), el tiempo que le toca jugar a Milei y Caputo; en este caso, dentro de la economía real.
En su último informe publicado el viernes luego del cierre de los mercados (el día de ventas de dólares por unos US$ 379 millones por parte del Banco Central), el banco que cobijó a muchos de los actuales funcionarios del Palacio de Hacienda habló de lo siguiente:
“El producto interno bruto disminuyó un 0,2% en comparación con el trimestre anterior, borrando parte de la robusta ganancia anualizada del 3,5% registrada en el primer trimestre. Esta es la primera cifra negativa para la actividad real desde el segundo trimestre de 2024, colocando a la economía en el camino hacia una recesión técnica –definida como dos trimestres consecutivos de contracción. Bajo la superficie, el desglose del lado de la demanda revela presiones crecientes. El consumo del sector privado, el motor de la demanda interna, se desplomó un 4,4% anualizado después de un aumento de dos dígitos en el trimestre anterior. La inversión fija también perdió impulso, disminuyendo un 2,0% anual después de un espectacular aumento del 41% en el primer trimestre”.
El mensaje del J.P. Morgan culmina con toda una definición: “Las cuentas nacionales para el segundo trimestre de 2025 dieron un veredicto de-salentador: la actividad económica se ha detenido”.
Con amigos así…
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Fuente: Perfil