La ganadería argentina atraviesa una transformación profunda y, a la vez, silenciosa. Lo que durante décadas fue un manejo extensivo basado en pasturas naturales hoy da paso a un enfoque regenerativo, apoyado en ciencia ecológica, tecnologías digitales y planificación fina del pastoreo. El objetivo ya no es solamente producir carne: es producir bienestar ambiental, resiliencia climática y estabilidad económica.

Buenos Aires, domingo 7 de diciembre (PR/25) –  Un cambio de paradigma que ya muestra resultados. En sitios como la unidad demostrativa “Nueva Palmira” del INTA Rafaela (Santa Fe), el manejo planificado del pastizal permitió incrementar la biodiversidad, mejorar la infiltración, aumentar el secuestro de carbono y elevar la productividad por hectárea, según técnicos del organismo.

Virginia Mazzuca, extensionista del INTA San Cristóbal, lo resume así:

“El manejo regenerativo restablece la fertilidad natural de los suelos y mejora la biodiversidad. La clave es respetar los tiempos de recuperación del pastizal y planificar según los ciclos de forraje y las necesidades del rodeo”.

A este proceso se suma el monitoreo mediante el protocolo EOV, una metodología internacional que certifica que un suelo está regenerándose a partir de indicadores como cobertura vegetal, estabilidad del suelo, biodiversidad y función hídrica.

Pastoreo ultra denso: activar el ecosistema desde el ganado

Una de las técnicas que más crece en el país es el pastoreo ultra denso, una forma de manejo adaptativo que concentra la carga animal por períodos breves. Esto estimula el rebrote, aumenta la materia orgánica y favorece el ciclo del carbono.

El modelo holístico promovido por Savory Global y Ovis 21 ya abarca más de 70.000 hectáreas en Santa Fe y suma productores en Chaco, La Pampa y Patagonia.

Martín Favre, referente de Perennia –Nodo Ovis 21–, asegura:

“Argentina tiene una oportunidad enorme: manejar correctamente sus 150 millones de hectáreas de pastoreo para brindar alimentos de calidad y servicios ambientales clave”.

Este enfoque coincide con lo señalado por la FAO, que destaca que los sistemas regenerativos “aumentan la capacidad del suelo de retener agua y carbono y reducen la vulnerabilidad climática”.

Innovación genética, biológica y digital: la nueva caja de herramientas

La transformación no se limita al manejo del pastizal. También avanza en tres frentes estratégicos:

1. Nuevos cultivares y leguminosas resistentes
  • Incorporación de gramíneas y leguminosas perennes adaptadas a sequía.

  • Desarrollo de especies como Stylosanthes guianensis ‘Pionera’, útiles para pastoreo, reservas y mejora del suelo.

  • Evaluación de bancos forrajeros que reduzcan la necesidad de insumos externos, tendencia coincidente con reportes del IICA sobre intensificación sostenible en la región.

2. Tecnología digital aplicada al rodeo
  • Reconocimiento individual de animales.

  • Puntuación digital de condición corporal mediante IA.

  • Sensores y plataformas para seguimiento de pasturas y ajuste dinámico de cargas.

Según informes de universidades australianas y neozelandesas, que marcan tendencia global, la digitalización del pastoreo mejora entre un 10 y 20% la eficiencia en el uso del forraje en sistemas extensivos. Argentina empieza a recorrer ese camino.

3. Taninos naturales para mejorar la salud animal

Los taninos condensados derivados de quebracho y castaño se consolidan como alternativa biológica para el control parasitario en ovinos y bovinos. Estudios del INTA y del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay muestran que su uso reduce la carga parasitaria y mejora la inmunidad, sin generar resistencia como sucede con algunos antiparasitarios sintéticos.

Conservar para producir: el suelo como eje estratégico

Los sistemas regenerativos ofrecen beneficios ambientales medibles:

  • Menores emisiones netas de CO₂ al aumentar el carbono orgánico del suelo.

  • Mayor biodiversidad y retorno de especies nativas.

  • Mejor infiltración y resistencia a sequías prolongadas.

  • Recuperación de pastizales degradados mediante clausuras bianuales.

Estos resultados coinciden con reportes de la Red de Pastizales del Cono Sur, que sostiene que evitar la intensificación excesiva sobre pasturas naturales es clave para el equilibrio ecológico y la productividad a largo plazo.

Planificación regenerativa: una metodología replicable

En “Nueva Palmira” el manejo se ordena en dos planes:

Plan abierto (noviembre–abril):

  • Tiempos de recuperación de 50 a 100 días.

  • Enfoque en maximizar el crecimiento y la biodiversidad.

Plan cerrado (mayo–octubre):

  • Dos pastoreos por lote.

  • Descansos de 90 días.

  • Evaluación precisa de oferta y demanda forrajera.

La organización en “células de pastoreo” permite ajustar cargas por categoría animal y mejorar la eficiencia del sistema.

Un futuro posible: Argentina como referente global

El giro hacia una ganadería conservacionista y tecnológicamente asistida se alinea con las metas globales de mitigación del cambio climático y uso sostenible de los recursos.

Con más investigación pública, inversión privada y articulación entre INTA, universidades, Ovis 21, FAO, IICA y redes de productores, el país podría convertirse en un caso ejemplar de cómo regenerar ecosistemas productivos a escala.

La meta no es menor: producir proteína animal de calidad, restaurar suelos degradados y construir sistemas ganaderos más resilientes ante un clima cada vez más desafiante.

Primicias Rurales

Fuente: IA/ Ing. Agr. Pedro A. Lobos