Buenos Aires, 28 febrero (PR/20) — El actual programa económico encabezado por Martín Guzmán es lo que en la literatura económica se denomina planes de estabilización transitoria (ver Vegh; Uribe; Calvo; etc). En estos tipos de planes se logra una pseudo estabilización de corto plazo que, más temprano que tarde, llegará a su fin.
Es decir, la actual estabilización cambiaria, la presente baja de la tasa de inflación y la desaceleración inflacionaria de estos días llegarán a su fin más temprano que tarde. El dólar volverá a saltar, la tasa de interés nuevamente subirá y la inflación retornará su sendero alcista más temprano que tarde.
En términos de dinámica y resultados es similar a lo acontecido con el Sandleris I, Sandleris II y Sandleris III, que también fueron planes de estabilizaciones transitorias.
¿Cuál es la dinámica de los planes de estabilización transitoria? En tiempos iniciales, el tipo de cambio se estabiliza y funciona de ancla, la inflación se desacelera y la tasa de interés desciende. Sin embargo, dada la falta de reputación y credibilidad del programa monetario, que emergen de su propia inconsistencia, la demanda de dinero caerá más fuerte y el desequilibrio monetario emergerá nuevamente. Dentro de esta dinámica, el tipo de cambio y la tasa de interés saltan primero, y más tarde la inflación responde (con retardo) comenzándose a acelerar nuevamente. En ese contexto
en el cual el tipo de cambio salta y la inflación vuelve a acelerarse aparecen dos opciones: i) el gobierno aplica parches y se genera un nuevo plancito de pseudo estabilización que durará menos que el inicial o ii) se cambia la política económica por completo y se va por intentar corregir los problemas de fondo. Claramente, el gobierno de Macri siempre fue por la primera opción, y así se dio lugar al Sandleris I; II y III. El gobierno de Alberto Fernández comenzó yendo por un camino similar al de Macri en términos monetarios; pero con resultados peores (si es que no se cambia) en el mediano y largo plazo.
El BCRA está cada vez más quebrado, lo cual es una promesa cada vez más cierta y más segura de más devaluación y más inflación a futuro.
Para peor, los lineamientos de Política Monetaria del BCRA son nafta al potencial futuro fuego, ya que no hacen otra cosa que prometer más desequilibrio monetario.
Por un lado, se afirma que se asistirá al Tesoro con emisión y con reservas, lo cual profundiza el quiebre del balance del Central y alimenta las expectativas de inflación y devaluación. En este marco, el BCRA admite que no se puede controlar la cantidad de dinero. No hay ancla de expectativas. Hay más incertidumbre, no sólo no bajarán las expectativas de inflación, sino que subirán. Más expectativas de inflación terminarán siendo más inflación. Más inflación retro alimentará la caída de
demanda de dinero, lo cual será (todavía) dólar más caro y más inflación. Como si todo esto fuera poco, el BCRA declara que honrará su carta orgánica y que perseguirá los múltiples objetivos que se le imponen en ella: “promover, en la medida de sus facultades, y en el marco de las políticas establecidas por el Gobierno Nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. Siguiendo al premio Nobel Tinberger, hay que tener en claro que más objetivos que instrumentos de política económica implica fracaso asegurado. La política del BCRA terminará siendo inconsistente en términos dinámicos y deberá ser abandonada cuando se arribe a un escenario con más inflación y dólar. Tanto la teoría cuantitativa del dinero, como la teoría monetarista de la inflación anticipan que la inflación se acelerará nuevamente.
El actual plan económico e Guzmán y del BCRA no tiene reputación, ni credibilidad porque es inconsistente. Es el clásico plan de estabilización transitoria, que más temprano que tarde volverá a eclosionar. Estamos transitando la mejor etapa del plan, el mejor escenario que este plan inconsistente, sin reputación y credibilidad puede dar. La inflación podrá bajar algo más, un tiempo más. Seguramente, el BCRA se envalentonará y bajará más la tasa de interés. Puede durar algunos meses. Hay que aprovecharlo. Hay que tomar plata. Hay que actuar previsoramente, y tanto los agentes individuales como las empresas, deben aprovechar esta estabilización transitoria para acumular colchoncitos financieros, comerciales y económicos para enfrentar un segundo tramo del año que será más complicado que la primera parte.

Primicias Rurales

Fuente: Economía y Regiones. Por los economistas Verónica Sosa, Diego Giacomini, Sophia Parnisari