La campaña 2024/2025 refleja un aumento en el uso de semillas de soja ya inoculadas, listas para sembrar.
Buenos Aires, 29 de noviembre (PR/24) .- El tratamiento profesional de semillas es una práctica disponible desde hace varios años que consiste en la aplicación controlada de terápicos específicos, principalmente inoculantes, sobre las semillas antes de su siembra. Este proceso se realiza en instalaciones especializadas, garantizando precisión en la dosificación, compatibilidad entre los productos utilizados y una cobertura uniforme que asegura la protección y el potencial productivo desde el inicio del cultivo.
Desde una perspectiva productiva, esta tecnología asegura una emergencia más uniforme y vigorosa, lo que es clave en cultivos como la soja, que enfrenta condiciones desafiantes, como altas temperaturas y radiación durante la emergencia. Además, el hecho de contar con semillas listas para ser sembradas, ahorra valioso tiempo al momento de la siembra.
“La elección de un inoculante adecuado y su correcta aplicación son factores clave para optimizar la fijación de nitrógeno y mejorar la nodulación en la raíz principal,” destaca Gisela Santella, Gerente de Investigación y Desarrollo de Novonesis. “La combinación precisa de inoculantes y otros productos terapéuticos permite maximizar el rendimiento desde el inicio del ciclo del cultivo. Ese ese sentido, el tratamiento profesional de semillas garantiza que cada semilla sea igual a la otra”.
El proceso de inoculación exige precisión y cuidado. Las bacterias presentes en los inoculantes son sensibles a las condiciones ambientales, por lo que resulta fundamental utilizar productos de alta calidad que mantengan su viabilidad desde la producción hasta la aplicación. Asimismo, el menor manipuleo brinda beneficios adicionales en términos de seguridad y eficiencia para los sembradores.
En resumen, el tratamiento profesional de semillas en soja es una inversión estratégica que mejora la sanidad y productividad del cultivo. Con esta tecnología, los productores pueden mejorar notablemente los resultados de su campaña y asegurar una cosecha más rentable.
Este informe analiza la evolución de los principales indicadores vinculados a la adopción de tecnología en el cultivo de sorgo granífero durante las campañas 2023/24.
Buenos Aires, 29 de noviembre (PR/24) .- Este informe analiza la evolución de los principales indicadores vinculados a la adopción de tecnología en el cultivo de
sorgo granífero durante las campañas 2023/24.
El sorgo desempeña un papel clave en las rotaciones de cultivos ya que genera grandes cantidades de rastrojo que favorecen la cobertura del suelo, además de mejorar la estructura y
las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo por
desarrollar un sistema radicular que optimiza la exploración del
perfil del terreno.
A su favor, es un cultivo con múltiples destinos y
aplicaciones de sus productos derivados, desde alimentación de
animales y humanos, como también en la fabricación de adhesivos.
Otro punto a favor es la brecha y posibilidad de mejora entre el
rendimiento promedio nacional donde en los últimos años no
supera los 40 qq/ha por sembrarse en bajos o lotes marginales,
versus condiciones favorables que exploren su potencial.
A nivel nacional, es un cultivo que históricamente se
produjo en gran parte con nivel medio de tecnología, donde en la
última campaña alcanzó un 61%. A su vez, el nivel tecnológico alto
registró 8%, marcando un descenso desde la campaña 2020/21.
Para la campaña 2023/24, la superficie sembrada alcanzó
950 mil hectáreas, misma cantidad que la campaña anterior,
aunque el rendimiento promedio aumento desde 29.6 a 36 qq/Ha.
La siembra directa llegó al 88% del área cultivada, mientras que la
densidad promedio de siembra alcanzo valores de 190 mil plantas
por hectáreas.
La dosis promedio de nitrógeno aplicada fue de 26 Kg/Ha,
aumentando 7 kg con respecto a la campaña anterior. En cuanto al
fósforo, el promedio a nivel nacional aumentó de 5 a 6 Kg/Ha.
El porcentaje de productores que realizó un análisis de
suelo previo a la siembra alcanzo un 5% y sigue siendo muy bajo
con respecto al resto de los cultivos.
El sudoeste bonaerense posee características climáticas adecuadas para alcanzar aceites de alta calidad. La producción de la zona se destaca por superar en un 70 % el contenido oleico propuesto por el Consejo Olivícola Internacional.
Buenos Aires, viernes 29 noviembre (PR/24) — En la actualidad, la Argentina es el principal productor y exportador de aceite de oliva de América del Sur. La producción asciende a 40.000 toneladas y de ellas se exportan 37.200 toneladas, que van principalmente a los Estados Unidos, España y Brasil.
En este contexto, y con alrededor de 2.500 hectáreas implantadas con olivos –desde hace medio siglo– el partido bonaerense de Coronel Dorrego es la nueva Capital Provincial del Olivo.
De hecho, en 2022, la producción promedio de aceite de oliva fue de 1.000.000 de litros anual, del cual el 48 % fue de Coronel Dorrego, lo que muestra que la actividad olivícola se encuentra en activa expansión.
Por esto, un grupo de productores junto con técnicos del INTA evalúa las ventajas agroecológicas de la región que permiten elaborar aceite de oliva virgen extra. El próximo paso es avanzar en una estrategia de diferenciación para obtener un producto con marca territorial.
José Massigoge –investigador del INTA Barrow, Buenos Aires– señaló: “En el Sudoeste Bonaerense el sector olivícola, productor de aceite de oliva, posee condiciones de suelo y clima muy diferentes, en comparación a otras zonas productoras de la Argentina. Dorrego, por ejemplo, sobre todo el área cercana a la costa tiene suelos muy aptos con una franca arenosa que tiene muy buen drenaje, que es una de las condiciones que requiere el olivo. El olivo es una planta muy rústica, pero requiere buen drenaje de sus raíces y eso se cumple acá”.
Las características climáticas, en especial de Coronel Dorrego, son adecuadas para este cultivo gracias al tipo de suelo, la cercanía al mar, inviernos fríos y una amplitud térmica que favorecen la maduración lenta del fruto, altos índices de fenoles y una mayor proporción de ácido oleico.
“La producción de la zona tiene alto contenido oleico, que es el ácido graso característico de la especie”, indicó Massigoge y agregó: “Estudios preliminares determinaron que, en la zona, se llega a valores de más del 70 %, superando ampliamente a la media porcentual nacional, que según el Consejo Olivícola Internacional no puede ser menor al 55 %”. En este sentido, el especialista del INTA puntualizó que “la temperatura fresca en la cosecha temprana hace que los contenidos de polifenoles y otros compuestos, que son muy importantes, estén presentes, ya que estos le dan amargor al aceite. También es beneficioso desde el punto de vista de la conservación del aceite con altos niveles de durabilidad en el tiempo”.
Las primeras plantaciones en la región comenzaron a fines de 1940. En ese entonces se hacían con sistema tradicional y hoy en día se cultivan con sistemas súper intensivos, en los que puede haber más de 2000 plantas por hectáreas de olivos manejadas en forma de setos, con una mecanización casi total, tanto de la cosecha con máquinas de vendimiadoras hasta en la poda.
Federico Hollender, miembro de la familia propietaria de Estilo Oliva en Finca Don Nicolás –Coronel Dorrego–, recordó que originalmente había plantadas 40 hectáreas de olivos de las variedades Arbequina y Coratina, cultivadas con sistema tradicional. “En la actualidad, tenemos 130 hectáreas donde, además de esas variedades originales se agregaron la Arbosana y este año se está plantando Koroneiki, siempre buscando variedades que se adapten al sistema súper intensivo”. Y agregó: “Decidimos aprender, tomar las últimas tecnologías de esta actividad y optar por el sistema súper intensivo. Después empezamos a plantar más hectáreas con otras variedades de olivos y apostamos a seguir creciendo”.
El 8° informe de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis, realizado en 434 localidades entre el 9 y el 22 de noviembre, sigue mostrando nula presencia de esta plaga en la inmensa mayoría de las áreas cultivables. Esto, sumado a la recarga de agua de los perfiles y a que los márgenes del maíz superan los de la soja, se refleja en las crecientes ventas de semilla.
El 8° informe de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis, realizado en 434 localidades entre el 9 y el 22 de noviembre, sigue mostrando nula presencia de esta plaga en la inmensa mayoría de las áreas cultivables.
Esto, sumado a la recarga de agua de los perfiles y a que los márgenes del maíz superan los de la soja, se refleja en las crecientes ventas de semilla. Buenos Aires, jueves 28 de noviembre (PR/24) -. Se acerca la fecha que más se temía en relación con la chicharrita, y las perspectivas no pueden ser mejores para la campaña de maíz tardío, al punto que en algunas zonas del sur de Córdoba creció fuertemente la venta de semillas.
Tres factores están impulsando la decisión de los productores: la situación con la chicharrita, ausente en más del 95% de las principales áreas maiceras, y con bajísima presencia en los pocos focos donde se detectó; las lluvias de noviembre, que están recargando los perfiles de manera excepcional; y el mejor margen que está arrojando la producción de maíz en comparación con la de soja.
En diciembre comienza la siembra de maíz tardío -que sufrió los estragos de esta plaga la campaña pasada- y era crucial saber con qué poblaciones se contaba en la línea de largada. El reciente 8° informe de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis, que estudió 434 localidades de la Argentina y Uruguay entre el 9 y el 22 de noviembre, volvió a ser positivo para la siembra.
En más del 99% de las localidades de la región Centro Sur del país, la presencia de insectos fue nula, así como en casi el 95% de las del Centro Norte, donde ya está implantado el maíz de primera. De las 237 localidades relevadas entre ambas regiones, solo en 5 se detectaron insectos, todos en el nivel más bajo (menos de 4 por trampa).
En tanto, la chicharrita no se detectó en ninguna de las localidades de Uruguay relevadas.
En el caso del NOA, el NEA y el Litoral siguen apareciendo algunos focos aislados relacionados con situaciones muy particulares. Algunos, relacionados con maíces voluntarios, ya están siendo controlados por graminicidas o mecánicamente, como la siembra de soja de segunda o la cosecha de papa.
“Este era el informe más esperado para la siembra de maíz tardío, que es el 60% del total, y confirma que llegamos con poblaciones nulas o bajísimas. Coincide con lo que están viendo los productores, porque la venta de maíz creció mucho en algunas zonas”, dijo Federico Zerboni, presidente de Maizar y también productor agropecuario.
Dijo: “En lugares como Río Cuarto o Jesús María, se vendieron más semillas de maíz que lo previsto. El productor le perdió el miedo a la chicharrita, lo que lo preocupaba era el agua; noviembre la trajo en abundancia y diciembre va a arrancar con espectaculares condiciones de humedad en los perfiles. Además, los márgenes del maíz son mejores que los de la soja”.
Por supuesto, hay que seguir controlando guachos y monitoreando Que las condiciones económicas y agronómicas sean excelentes no implica relajarse, sino al contrario.
“Ante la proximidad de la siembra de maíces tardíos, resulta esencial mantener e intensificar las estrategias orientadas a prevenir el desarrollo del vector Dalbulus maidis. Es prioritario focalizar los esfuerzos en el monitoreo riguroso de los cultivos de maíz ya establecidos y en la implementación de medidas efectivas para el control de plantas de maíz voluntarias, a fin de mitigar su impacto y reducir las fuentes potenciales de infestación”, indicó el 8° informe de la Red.
Para las regiones donde hay focos aislados, como el NOA, el NEA y el Litoral, será de suma importancia incrementar e intensificar los monitoreos, controlar los maíces voluntarios y, en caso de ser necesario, adoptar medidas para el control de D. maidis con el objeto de minimizar sus incrementos poblacionales en estas fases iniciales de su desarrollo”, dado que las precipitaciones y condiciones de temperatura y la presencia de maiz voluntario o cultivado tenderán a favorecer el desarrollo de este vector.
Acerca de la Red
La Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis surgió en 2024, en respuesta al problema del complejo del achaparramiento del maíz transmitido por esta plaga, que afectó gran parte de la superficie maicera de la Argentina. Coordinada por la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), participan en ella instituciones claves del sector agropecuario argentino, como la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC).
Los objetivos de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis son informar sobre la captura de adultos de esta especie con trampas cromáticas adhesivas en regiones donde se cultiva de maíz, e informar sobre el porcentaje de la infección estacional de estos adultos con Corn Stunt Spiroplasma (CSS), tarea a cargo del Centro de Bioinvestigaciones de la UNNOBA-CICBA (Conicet).
Buenos Aires, jueves 28 noviembre (PR/24) — El Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que luego de un progreso intersemanal de 8,6 p.p., la siembra de soja alcanza el 44,4 % de las 18,6 millones de hectáreas (MHa) proyectadas a nivel nacional, con un adelanto de 1 p.p. respecto al promedio de las últimas cinco campañas.
Las últimas lluvias continúan mejorando la condición hídrica de los lotes implantados y permitirán avanzar sobre la superficie remanente de soja de primera sobre ambos núcleos, así como iniciar las labores en el norte del área agrícola.
El 96 % de la soja de primera presenta una condición de cultivo Normal/Buena, mientras que el 98% reporta una condición hídrica Adecuada/Óptima.
Por su parte, se registran avances en las labores para la soja de segunda cubriendo el 4 % de lo
proyectado a nivel nacional, principalmente en el Centro-Este de Entre Ríos y Núcleo Norte.
Durante los últimos siete días, la siembra de maíz con destino grano avanzó solo 1,9 p.p., alcanzando al 41,3 % del total estimado para la presente campaña.
Los aportes hídricos mencionados han permitido continuar con la mejora en la condición de los planteos tempranos, la cual se define como Normal/Excelente en el 96,6 % de los casos analizados a nivel país.
En lo que respecta a los planteos tardíos, de manera incipiente avanza la siembra, aunque todavía los
productores del centro del país esperan la fecha óptima de siembra para ubicar la floración en el mes de febrero.
Por otro lado, algunas zonas del centro de Buenos Aires y Entre Ríos reportaron excesos hídricos.
Por su parte, la siembra de girasol se demora como consecuencia de las lluvias, registra un progreso intersemanal de 0,2 p.p. y cubre el 99% del área proyectada. Sin embargo, al sur del área agrícola, colaboradores del PAS informan la intención de incorporar hectáreas con siembras tardías o de segunda sobre cebada, que se definirá en el transcurso de los próximos días si se concreta y tracciona algún ajuste en La proyección actual de siembra del PAS.
En cuanto a la fenología, los cuadros tempranos del norte del país ya transitan el llenado de grano, con una oferta hídrica Adecuada/Óptima. No obstante, hay quienes mencionan potenciales problemas de fertilidad por lavado de polen que se evaluaran con el inicio de la cosecha.
Mientras tanto, la cosecha del trigo registra un progreso intersemanal de 9,4 p.p. y cubre el 38,7 % del área apta, registrando un adelanto interanual de 2,7 p.p. El rinde promedio se ubica en 2120 Kg/Ha, lo que permite sostener la proyección de producción en 18,6 millones de toneladas (MTn).
El 31,3 % del área se encuentra transitando el llenado de grano, acompañada de buenas condiciones hídricas, que permiten sostener elevadas las expectativas de rendimiento.
Sin embargo, de la mano de las lluvias, se dieron los eventos de granizo mencionados sobre el oeste del área agrícola cuyo alcance y magnitud se evaluarán durante las próximas semanas.
Finalmente, la cosecha de cebada avanza a nivel nacional, cubriendo el 4,7 % de la superficie apta, con un rinde medio de 3750 kg/Ha. Los mayores avances se dieron sobre Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, que en su conjunto representan el 3 % de la superficie total sembrada.
En el oeste de Buenos Aires, se ha iniciado la recolección de los primeros lotes, aunque los rendimientos obtenidos están levemente por debajo de las expectativas iniciales. Por otro lado, en el sur del área agrícola, las lluvias recientes y las altas temperaturas, combinadas con adelantos en las fechas
de siembra, han favorecido el inicio de la cosecha de los primeros lotes. En esta región, los rendimientos observados se alinean con las proyecciones iniciales.
“Nuestra actual proyección de producción se mantiene en 5,1 MTn de cebada”, dijo el PAS.
ACSOJA y CREA mostraron los resultados de 3 años del programa “Soja Sostenible en el Gran Chaco” que desarrolló herramientas innovadoras para mejorar la productividad y la sostenibilidad ambiental y social del cultivo.
Buenos Aires, jueves 28 noviembre (PR/24) — La Asociación de la Cadena de la Soja Argentina y el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola presentaron los resultados de 3 años del programa “Soja Sostenible en el Gran Chaco”, en una jornada realizada en la Sociedad Rural de Tucumán, donde se detallaron los avances obtenidos en el trabajo conjunto entre más de 100 productores agropecuarios, técnicos e investigadores con el objetivo de mejorar la sostenibilidad del cultivo de soja en la ecoregión del Gran Chaco.
El estudio tiene el respaldo económico de Land Innovation Fund (LIF) y estuvo centrado en el Gran Chaco Argentino, que abarca las regiones CREA: NOA, Chaco Santiagueño, Norte de Santa Fe y Córdoba Norte.
Uno de los logros más importantes del programa fue el desarrollo de herramientas que permiten evaluar no solo la productividad, sino también las dimensiones ambientales y sociales de la producción de soja en la región.
En este sentido, Laura Carabaca, responsable del proyecto, aseguró que analizar las dimensiones productivas, ambientales y sociales facilitó la identificación de áreas de mejora, y también sensibilizó a los productores sobre la importancia de gestionar esos tres aspectos de manera conjunta. “Al considerar todas las dimensiones de la sostenibilidad, pudimos optimizar procesos y avanzar hacia una agricultura más responsable”.
Desde el punto de vista productivo, el programa identificó una brecha en los rendimientos de soja que varía entre 10% y 15% promedio. Esta diferencia es más pronunciada en ambientes de menor potencial. La implementación de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas adecuadas, como la elección correcta de antecesores y la combinación de fecha de siembra y grupo de madurez, podría reducir significativamente esa brecha. Se utilizó el sistema denominado MAICERO para evaluar los factores entre brechas buscando ajustar las dosis de fertilizantes, mejorando el uso de recursos y maximizando el rendimiento de los cultivos.
Impacto ambiental
En cuanto a la dimensión ambiental, Carabaca aseguró que el programa dio un paso importante para la mejora de la plataforma de Gestión Ambiental CREA, para hacer un seguimiento más eficiente de las prácticas que realizan en los establecimientos. Como también los indicadores ambientales relacionados con la producción agrícola. Estas herramientas proporcionan retroalimentación inmediata y ayudan a desarrollar planes de mejora personalizados para los productores. “Estas plataformas nos permiten monitorear de manera precisa el impacto de cada acción, lo que facilita la mejora continua de nuestras prácticas agrícolas”, explicó.
Adicionalmente, con el uso de indicadores ambientales como el EIQ (Índice de Impacto Ambiental) se pudieron calcular los valores por cultivo y el efecto que tiene la intensificación de los sistemas productivos en relación a la disminución en estos valores de EIQ . “Estos valores se reducen con mayor intensificación”.
Otro componente crucial del programa fue el desarrollo de un protocolo para el monitoreo de la biodiversidad, con especial énfasis en el impacto de la soja en el ecosistema local. En el marco del proyecto InBioAgro, se realizaron relevamientos de insectos polinizadores, fauna del suelo, aves y mamíferos, con el fin de conocer el impacto de las actividades agrícolas en la biodiversidad del Gran Chaco. Durante los estudios, a modo de ejemplo, se contabilizaron más de 1.200 variantes de abejas y más de 600 dípteros polinizadores en las zonas monitoreadas, lo que resalta la importancia de este tipo de estudios para promover una agricultura más amigable con el entorno natural.
La mirada social
En paralelo, el programa también trabajó en el diseño de una metodología para medir los indicadores sociales de las empresas agropecuarias. A través de una encuesta de autoevaluación, se analizó la relación de las empresas con sus empleados, proveedores, comunidades y gobiernos, lo que fomenta la responsabilidad social dentro del sector agroindustrial.
En 2023, 30 empresas CREA participaron de la fase piloto de este cuestionario, y en 2024 se amplió la muestra a 98 empresas. El cuestionario cubrió aspectos como empleo y trabajo digno, relación con los proveedores, con las comunidades locales, con el gobierno y la sociedad, así como la transparencia en la gestión y los valores corporativos. “Este seguimiento permitirá un análisis más detallado y comparativo de los esfuerzos sociales, asegurando que la sostenibilidad abarque no solo el ambiente y la productividad, sino también el bienestar social de las comunidades involucradas”.
“El proyecto nos deja como aprendizaje un ejercicio de abordaje de la sostenibilidad, evaluando los tres pilares de manera integral, la importancia de sensibilizar sobre estos temas y la potencialidad que tienen las alianzas para facilitar estos estudios”, concluyó Carabaca.
Por su parte, el presidente de ACSOJA, Rodolfo Rossi, destacó el “enfoque integral” del proyecto, que abarcó el aspecto económico, ambiental y social de la producción sojera, en un bioma sensible. “La integración de estos tres aspectos es clave para garantizar que la soja producida en la región sea sustentable y de calidad”.
Este libro es el resultado de cuatro viajes de su autora, Matilde Fierro, a la parroquia de Medjugorje, en Bosnia Herzegovina, donde se aparece la Virgen María como la Reina de la Paz desde 1981.
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